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Mario Nogales

BMW Z4 sDrive30i, prueba contacto del roadster que vuelve a sus orígenes

Hay pocas familias de coches que puedan alcanzar la solera de los Z de BMW. Actualmente queda representada por el nuevo BMW Z4 2019, un modelo al que se esperaba como agua de mayo en la marca alemana. Se trata de la tercera generación del mítico roadster e introduce uno de los mayores cambios que hayan llegado hasta el momento. Al fin y al cabo, es la primera vez que es producido conjuntamente con otro fabricante de vehículos.

Ya hace tiempo se anunció que los BMW Z4 y Toyota Supra serían hermanos mellizos. La marca alemana se aliaba con la japonesa para que saliera más rentable la producción de sus sendos modelos deportivos. En el primer caso se limita a la carrocería descapotable, mientras que el segundo solo estará en formato coupé. Ambos compartirán línea de montaje, concretamente la de Magna Steyr en Graz (Austria).

Aunque no lo parezca, ya han pasado casi dos décadas desde el lanzamiento del primer Z4. El E85 llegaba en 2002 para sustituir al anterior BMW Z3 y también se hizo una carrocería coupé. El modelo introdujo se segunda generación la E89 en 2009, con un diseño más depurado y las mismas cualidades dinámicas. Sin embargo, al final de su vida comercial se empezó a dudar sobre la continuidad del modelo. Es por esto que ahora probamos el nuevo BMW Z4 (G29) con más ganas que nunca.

Exterior

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A nivel estético se mantiene esa primera aproximación que nos lanzaron en 2017 con el BMW Z4 Concept. Tenemos ante nosotros a un modelo con unas proporciones armónicas, que buscan ese equilibrio necesario para un descapotable de carácter deportivo. Lo cierto es que, a diferencia de su antecesor que contaba con un techo duro retráctil, el nuevo Z4 solo se ofrece con una capota de lona. La explicación es su menor peso y la búsqueda de unas sensaciones más puras.

Si comenzamos analizando el frontal, lo vemos colocado en una posición muy baja. Todo el protagonismo se lo lleva la parrilla de los dos riñones, que en este modelo tiene una aplicación estrecha pero muy ancha. A ambos lados quedan unos faros llamativos y muy diferentes a lo que acostumbraban las generaciones anteriores, con un componente vertical. En la parte baja aparecen tomas de aire de considerables dimensiones, las laterales integrando unos pequeños antinieblas.

Tarda sólo 10 segundos en descapotarse

El perfil del BMW Z4 es probablemente su parte más atractiva. Desde aquí se aprecian un capó alargado y el habitáculo posicionado más centrado que en la generación anterior, donde iba muy atrás. También una toma de aire con mucha personalidad colocada justo detrás del eje delantero. Hay llantas de nuevo diseño de 18 pulgadas y pinzas de freno en azul en el acabado de nuestra unidad. Esa capota de lona cuenta con apertura eléctrica y se abre y cierra en apenas 10 segundos (una de las más rápidas del mercado) a velocidades de hasta 50 km/h.

En la zaga destaca el minimalismo y una buena resolución. Justo en la tapa del maletero queda rematada con un spoiler que le da ese toque deportivo necesario y que integra la tercera luz de freno. Los pilotos traseros tienen una forma alargada y se introducen ligeramente en el lateral. Pueden recordar ligeramente a los del mítico BMW Z8. La parte inferior también busca el dinamismo mediante unas formas más reviradas. En el difusor van integradas dos salidas del escape con forma romboidal.

El nuevo BMW Z4 viene con unas dimensiones totalmente cambiada, es notablemente más largo y más ancho, mientras que se ha reducido ligeramente su batalla. Tenemos una longitud de 4.324 milímetros, una anchura de 1.864 milímetros y una altura de 1.304 milímetros. Por su parte, la distancia entre ejes se queda en 2.470 milímetros. Otro factor a destacar es el aumento de su anchura de vías, 98 milímetros más en el eje delantero y 57 milímetros más en el trasero.

Interior

En el habitáculo del BMW Z4 se han aplicado las últimas novedades de la marca alemana. Todo está muy enfocado hacia el puesto de conducción, pues se pretende no desviar demasiado la atención del piloto. Desde ese puesto se tiene acceso a un volante multifunción bien resuelto, que tiene un grosor y un tacto muy agradables. A través de él se puede ver la instrumentación digital de la marca, a la que pediríamos unos gráficos más convencionales (igual las simples esferas) para la velocidad y las revoluciones. También se puede completar con un Head-Up Display que ayuda a no quitar demasiado la vista de la carretera.

Ya en la parte central nos encontramos una pantalla de 10,25 pulgadas que va perfectamente integrada con la zona de la instrumentación. Lleva el último sistema multimedia iDrive 7.0 y puede ser controlada tanto de forma táctil como desde el mando giratorio que va en la consola central, cerca de la palanca de cambios. Sus gráficos son de gran calidad y su manejo bastante intuitivo desde el primer momento. Por debajo quedan los controles de la climatización, con botones físicos y de un acabado notable.

La velocidad y las revoluciones no se aprecian igual de bien que en otras instrumentaciones

Porque hay que destacar que la sensación de calidad en el Z4 es muy buena. La tapicería de cuero que lleva nuestra unidad tiene un patrón llamativo y un tacto más que satisfactorio. Lo mismo nos pasa con las molduras de aluminio que van en algunas partes del habitáculo. Es cierto que todavía podemos encontrar algunos plásticos, pero la mayoría son blandos y de buen parecer, mientras que los duros quedan relegados a partes menos visibles.

Como era de esperar, este BMW Z4 se trata de un estricto biplaza que solo tiene espacio para dos ocupantes. Viajarán en dos asientos delanteros de corte deportivo aunque también con buenos niveles de confort. Son muy equilibrados al recoger el cuerpo correctamente sin estridencias ni que pesen los kilómetros en ellos. Ni con la capota aparece esa sensación de claustrofobia para los más altos, la distancia libre al techo satisfará a los amantes de los roadster que no entran bien en otros modelos.

Maletero

Podríamos pensar que al tratarse de un roadster de dimensiones contenidas el maletero sería insuficiente, pero nada más alejado de la realidad. El espacio queda muy bien aprovechado y nos encontramos con 281 litros de capacidad. Si bien es cierto que la boca de carga queda en una posición elevada y que no tiene unas formas regulares, pero entre sus ventajas es que la capota no afecta directamente a la capacidad de carga.

Hay que destacar que en la anterior generación se conseguían 310 litros con el techo cerrado, pero que cuando se abría ocupaba espacio en el maletero y lo limitaba a solo 180 litros. Con esa cuestión ya resuelta, volvemos al maletero del actual que cuenta con algunos accesorios para el anclaje del equipaje. También de serie viene con la opción para llevar objetos largos, mediante un hueco que da acceso directamente al habitáculo.

Equipamiento

Si hablamos del equipamiento que trae de serie el nuevo BMW Z4 nos sorprende ver una dotación bastante completa. Hablamos de que ya arranca con llantas de 17 pulgadas, con faros LED, con asientos deportivos forrados con la tapicería de cuero Vernasca, con la dirección deportiva variable, con el deflector de viento, con el sistema de carga de objetos largos o con el paquete de compartimentos.

Para los que no se conformen con esto siempre se puede sumar el acabado Sport por 2.500 euros más. Suma llantas de 18 pulgadas, elementos exteriores en aluminio satinado, asientos deportivos M o molduras Sensatec en el interior. Aumentando más aún la deportividad y por 5.000 euros más está el paquete M Sport. En este caso se añaden el paquete aerodinámico M, frenos deportivos M, suspensión deportiva M o la tapicería mixta de cuero y Alcántara.

Nuestra unidad de pruebas se quedaba en ese escalón por lo que prácticamente no había nada que añadir a su equipamiento. Si bien es cierto que con motivo de su lanzamiento hay una edición especial que responde al nombre de BMW Z4 First Edition. Esta versión sí que es lo máximo en la gama y se beneficia de una configuración específica.

Motor

La gama de motores del BMW Z4 cuenta inicialmente con tres opciones, que son las mismas que se verán en el Toyota (aunque con distintos niveles de potencia). Se destierra por completo el diésel y se apuesta a fondo por la gasolina en bloques de cuatro y seis cilindros. El acceso a la gama lo pone el sDrive20i, con el cuatro cilindros de 2.0 litros que desarrolla 197 CV y 320 Nm de par, una potencia bastante destacada para una versión básica.

Con el mismo motor, aunque un escalón por encima está el sDrive30i. En este caso la potencia se eleva hasta los 258 CV y 400 Nm de par. Aunque para los que busquen unas mayores prestaciones está el M40i, que introduce el seis cilindros en línea de 3.0 litros que ya conocemos de otros modelos de la gama. Llega hasta los 340 CV y 500 Nm y, como en el resto de casos, solamente puede ir ligado a la transmisión automática de ocho relaciones.

Nos aventuramos con el BMW Z4 sDrive30i, la versión intermedia de la gama y probablemente la más equilibrada. Sus 258 CV y 400 Nm de par nos parecen una cifra más que suficiente para un cuatro cilindros y que sea propulsión nos otorga un valor añadido. Este ejemplar acelera de 0 a 100 km/h en 5,4 segundos y su velocidad máxima está limitada a 250 km/h. Unas prestaciones bastante suculentas que parecen más que suficientes para pasar un buen rato.

Comportamiento

Cuando te sientas en el BMW Z4 es fácil encontrar la posición de conducción idónea. Se va con las caderas bajas y las piernas bastante estiradas, una postura que te ayuda a entrar en comunión con el vehículo. Desde el primer momento se siente la carisma que el roadster, que invita a descapotarlo antes de emprender la marcha. Lo cierto es que durante nuestro contacto no tuvimos demasiada suerte, pues la meteorología no nos dejó disfrutar a fondo de este ejemplar.

Cuando arrancamos, el cuatro cilindros turbo de 2.0 litros nos regala un bramido agradable. Por descontado que no es un sonido tan intenso ni tan redondo como el del M40i, pero cumple satisfactoriamente esta versión. Aunque lo más destacado de esta mecánica no es el sonido, sino su empuje. Los 400 Nm de par están disponibles entre las 1.550 y las 4.400 rpm, una extensión asombrosa, mientras que el pico de 258 CV llega entre las 5.000 y las 6.500 vueltas.

Estos datos se traducen en una incipiente sensación de que se trata de un motor muy elástico, que empuja con fuerza sea cual sea el rango de revoluciones y que parece hacerlo sin fin. Siempre te invita a hundir a fondo el pedal derecho para ver como sube de velocidad con contundencia y con una linealidad envidiable. Imaginamos que en el M40i habrá mucha más contundencia, pero esta versión intermedia parece más que suficiente y deja muy buen sabor de boca inicialmente.

Es posible que también afecte esa ligadura con la trasmisión automática Steptronic de ocho velocidades. Que no haya versión manual en el nuevo BMW Z4 es una noticia algo triste, pues consideramos que habría sido opción interesante a pesar de que la marca destaca que no habría tenido demanda. En todo caso, la caja de convertidor de par se muestra bastante rápida, no echamos de menos un doble embrague y además la suavidad es mayor que en este tipo de transmisión.

Gran parte de la ruta que realizamos con este BMW Z4 sDrive30i discurre por carreteras rápidas. Aquí el roadster muestra un aplomo sobresaliente, se nota que el mayor ancho de vías hace que pise con fuerza y con seguridad. El nuevo chasis ha ganado en rigidez al tiempo que reducía sus masas no suspendidas, por lo que las cualidades dinámicas están aseguradas. Si la anterior generación ya conseguía buenas resultados, la nueva es mejor en prácticamente todos sus aspectos.

De vez en cuando es necesario mirar el velocímetro, pues podremos estar rodando a velocidades por encima de lo legal pensando que en realidad es mucho menos. Con deciros que a 120 km/h apenas llegamos a las 2.000 rpm… Esos desarrollos algo largos del cambio contribuyen a unos consumos contenidos. Huelga decir que no nos acercamos a los 6,1 l/100km que homologa, pero es cierto que la ruta no fue demasiado larga y que tampoco lo buscamos.

Lo que sí nos quedó claro es que goza de un aislamiento notable, se ha hecho un gran trabajo de insonorización en este Z4. A pesar de llevar una capota de lona, en el interior se puede tener una conversación agradable sin que sea necesario alzar la voz. Cuando vamos con el techo puesto apenas llegan ruidos de rodadura ni aerodinámicos. Incluso cuando se descapota el vehículo se mantiene un nivel de confort aceptable gracias a la ayuda de un pequeño deflector de aire entre los antivuelco.

Echamos de menos algunas curvas más durante nuestra ruta. En los kilómetros que pudimos compartir nos pareció que el BMW Z4 sDrive30i tenía un comportamiento ágil y preciso. El reparto de pesos es perfecto, con un 50 % para cada eje, y el centro de gravedad muy bajo. Su potencial es enorme, no hay que olvidar que la versión tope de gama de este modelo hizo mejor tiempo en Nürburgring que el primer BMW M2 (un auténtico M).

Nuestra unidad de pruebas también puede llevar el diferencial electrónico del M40i opcionalmente, algo que no es posible en el sDrive20i. Y como suele pasar con este tipo de vehículos, su personalidad va directamente ligada al modo de conducción que seleccionemos. Se podrá elegir entre Sport, Confort, Eco Pro o Adaptive y con ello se modificarán algunos parámetros como la respuesta del motor, del cambio, de la suspensión o de la dirección.

Terminaremos hablando de las dos últimas. El BMW Z4 sDrive30i tiene una suspensión de doble horquilla en el eje delantero y un multilink de cinco brazos para el trasero. El tarado es bastante firme por lo general, algo que beneficiará al comportamiento pero que puede resultar algo duro en firmes en mal estado. La dirección tiene un peso y un tacto excelentes, comunica a la perfección todo lo que pasa en las ruedas.

Opinión coches.com

El BMW Z4 está de vuelta y de qué manera. La tercera generación, la que comparte desarrollo con el Toyota Supra, mejora en la mayoría de campos y se postula como un referente en el segmento de los descapotables compactos. En el apartado estilístico destaca por su atrevimiento, por su diferenciación respecto al resto de modelos de la gama. Algo que no pasa en el habitáculo, que lo suple con una tecnología a la altura y un equipamiento que puede ser realmente completo.

Aunque lo que más destaca del roadster es su comportamiento puro, capaz de embriagar al conductor como pocos coches hoy en día. Si nos centramos en el BMW Z4 sDrive30i hay que destacar su equilibrio y decir que no es necesaria caballos a raudales para pasarlo bien gracias a una puesta a punto sobresaliente del chasis. Si hay que sacarle pegas, podríamos decir que el precio resulta algo elevado. Aunque para evaluar mejor ese aspecto habrá que ver la diferencia que hay con el Toyota Supra…

BMW Z4 sDrive30i
7.9Nota
Lo mejor
  • Diseño atrevido y diferenciado
  • Amplitud y aislamiento del interior
  • Comportamiento dinámico sobresaliente
Lo peor
  • Maletero algo justo
  • No hay opción a cambio manual
  • Precio con extras
Diseño8.5
Habitabilidad7.5
Acabados8
Maletero7
Equipamiento7.5
Motor8.5
Comportamiento9
Calidad Precio7.5

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