Hoy tenemos con nosotros al Mercedes GLC 2023. Es la segunda generación de este SUV medio… aunque Mercedes dice que es la tercera, ya que incluye en la familia al GLK que vendió desde 2008 a 2015.
EL GLC es importante ya que se trata del Mercedes que más se vende en el planeta. No en nuestro país, pues ese honor fue en 2022 el Clase A. Cosas de los sueldos americanos, alemanes… comparados con los españoles.
Hemos pasado una semana con él y la verdad es que es un buen SUV familiar. Es fácil de llevar, tienes la sensación de llevar conduciéndolo años, por la sensación de control y su puesta a punto equilibrada. Destaca entre sus rivales también por su variada tecnología, sin olvidarnos de su gran espacio y buen maletero.
Hemos elegido la mecánica diésel ya que, en estos momentos, es la más popular en nuestro mercado. Tiene un precio de 60.850 euros, que es mucho más alto que sus principales alternativas, que llevan más tiempo en venta. De todos modos, es fácil encontrar ofertas del Mercedes GLC en nuestra sección de coches nuevos, publicadas por concesionarios oficiales de la marca. Y puedes probar nuestra herramientas para financiar el coche y poder pagarlo mes a mes.
Exterior
Se trata de una generación totalmente nueva y aunque a primera vista se vea muy similar al anterior, pues las proporciones son similares, se ve más imponente y más modernos, con detalles que ya hemos visto del último Clase C.
Esto nos trae, por ejemplo, un capó más alargado, con una nervaduras que lo hacen más anguloso. Remata en una parrilla que es más tendida y ancha, que varía en función del acabado. La unidad tenía el paquete AMG Line y la coronan una pequeñas estrellas. A su lado, unos faros más estilizados y agresivos que pueden tener Digital Light, capaz de proyectar avisos sobre la carretera.
El paragolpes en las versiones AMG Line tienen entradas de aire laterales más marcadas, en negro. Si eliges la versión Avantgarde tendrás un estilo más campero y elegante. En ambos casos mejora el coeficiente aerodinámico, con 0,29 Cx.
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En el lateral hay más detalles negros en contraste, como las carcasas de los retrovisores, contorno de las ventanillas y las barras de techo. La altura libre al suelo se queda en 179 mm y vemos protecciones plásticas en los bajos, pero no en los pasos de rueda, bajo los que vemos llantas de 20 pulgadas multirradio en la unidad probada (de serie son de 18).
El GLC 2023 crece 6 centímetros respecto de su predecesor. Ahora se va a los 4.716 mm, mientras que es exactamente igual de ancho (1.890) y cuatro mm más bajo, se queda en 1.640 mm.
Por su parte la zaga gana en elegancia gracias a los pilotos unidos por un listón negro. El spoiler sobre el portón, que integra la luz de freno, es de serie. En función del acabado varía el difusor trasero donde se integran unas salidas de escape falsas… y también son ficticias las tomas de aire en los paragolpes.
Interior
He conducido hasta tres unidades del Mercedes Clase C y una cosa que me chirrió un poco es que su calidad de realización no estaba a la altura de sus rivales. Este es su equivalente en formato SUV y aquí todo eso mejora mucho. Materiales y ajustes me han parecido buenos. Encontramos piel en el salpicadero y en la parte superior de las puertas. No me convencen tanto el plástico que imita la textura a la fibra de carbono o el negro piano de la consola central… pero claro, es que al final los ojos se van a la pantalla.
Y es que todas las miradas van a la pantalla central. Como ocurrió en el Clase C, se abandona el diseño de pantalla panorámica para usar esta pantalla de 11,9 pulgadas colocada en vertical. Tiene una resolución excelente, conectividad total y está ligeramente orientada hacia el conductor. También responde muy rápido a las órdenes y es precisa. Acoge muchísimas funciones y requiere un tiempo para acostumbrarse.
Bajo la pantalla hay una fila de botones físicos para acceder directamente a los modos de conducción o las excelentes cámaras perimetrales, además de funciones del equipo de sonido. Puede también reconocer tu huella para reconocerte y ajustar el puesto de conducción a tu gusto automáticamente.
Como es habitual, la pantalla integra la climatización. No es algo que nos guste, pero se ha mantenido un detalle que ya tenían los Mercedes más analógicos, el modo túnel. Mantienes pulsado el botón de recirculación de aire, se suben todas las lunas a la vez, para evitar que entren gases tóxicos. Si lo vuelves a mantener pulsado, se abren de nuevo hasta la posición en la que se encontraban antes.
Por lo demás, unos buenos asientos, que me han gustado por su firmeza y porque recogen bien el cuerpo sin agobiar. Hay, de todos modos, varios entre los que elegir, así como molduras, tapicerías, iluminación… El límite, tu presupuesto. Y es que, solamente el paquete AMG Premium suma 9.517 € a la factura.
Luego contamos con un volante achatado en su base, que está bien pero donde no nos convencen los botones hápticos, algo imprecisos.
Tras él la segunda pantalla para el sistema de instrumentación, de 12,3 pulgadas y que cuenta con varios modos para mostrar la información: Clásico, Deportivo y Discreto. También uno especial para cuando sales de la carretera, con información como el ángulo de inclinación o la temperatura de cada neumático. ¿Te parece poco? Pues equipa el Head-Up Display, enorme, muy configurable, en el que ves información a color en una superficie del parabrisas equivalente a 25 pulgadas.
Y antes de pasar atrás, pues ver algún detalle práctico que se esconde tras la consola Hay una zona de carga inalámbrica y reposabebidas en la parte delantera y luego un cofre bastante profundo y bien rematado.
Detrás el espacio es excelso para dos y se nota que la distancia entre ejes aumentó mucho respecto al anterior modelo. La altura disponible es buena, incluso si cuentas con techo solar, como en esta unidad. Tres personas irán algo menos cómodas ya que hay un túnel central bastante prominente. Eso sí, buenos acabados en las puertas, igual que en las plazas delanteras y salidas de aireación con posibilidad de regular caudal y temperatura. No falta tampoco un buen reposabrazos que esconde otro par de reposabebidas.
Maletero
El maletero anuncia 600 litros de capacidad, que es una cifra muy buena. De las mejores de SUV grandes en el entorno de los 4,70 metros, ya que solamente el Jaguar F-Pace, algo más largo, tiene una mayor capacidad.
Supone que gane 50 litros respecto de su predecesor… y que sus rivales más directos, el Audi Q5 y BMW X3:
POS | MODELO | LONGITUD | MALETERO |
1 | Jaguar F-Pace | 4.747 mm | 650 l |
2 | Mercedes GLC | 4.716 mm | 600 l |
11 | Volvo XC60 | 4.688 mm | 505 l |
12 | Porsche Macan | 4.681 mm | 500 l |
Además de amplio, sus formas regulares lo hacen muy aprovechable. Hay además anclajes en el piso, perchas en las paredes un espacio con una red en el lateral izquierdo y una banda elástica en el derecho. Nos gustó mucho la moqueta reversible para poder llevar cosas mojadas, así como la red para separar espacio de carga del habitáculo y poder llenarlo hasta el techo.
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Bajo el piso hay un doble fondo muy amplio, compartimentado y muy práctico. Esa zona se pierde casi por completo en las versiones híbridas enchufables. Y si queremos cargar cosas grandes, podemos abatir los respaldos de los asientos traseros. Se dividen en tres partes, en proporción 40:20:40 y consigues un espacio de 1.640 litros de capacidad. Por cierto, el portón tiene apertura y cierre automatizados de serie en toda la gama.
Motor
La gama mecánica del Mercedes GLC apuesta por motores de cuatro cilindros de dos litros sobrealimentados. Se asocian a un cambio automático de convertidor de par con nueve relaciones y envían su potencia todas las ruedas mediante la tracción total 4Matic.
Las versiones convencionales cuentan con hibridación ligera, de ahí que obtengan la etiqueta ECO. Hay dos opciones de gasolina, GLC 200 (204 CV) y GLC 300 (258 CV) y dos diésel, el GLC 220 d (197 CV) y GLC 300 d (269 CV). La gama la completan versiones híbridas enchufables, con motor de gasolina o diésel y una batería con 31,2 kWh de capacidad con la que homologan más de 128 km de autonomía (el GC 300 e con 313 CV y el GLC 300 de con 333 CV), con etiqueta Cero. Hasta la llegada de las variantes AMG serán las más potentes.
Hoy contamos con la versión menos potente de toda la gama, que no deja de ser interesante. Es GLC 220d con 197 CV (145 kW) que entrega a 3.600 rpm y 440 Nm de par entre las 1.800 y las 2.800 rpm. También buenas prestaciones, ya que es capaz de acelerar hasta 100 km/h desde parado en 8 segundos, buen dato para un coche que marca 2.000 kg en la báscula. En una Autobahn puede ponerse a 219 km/h. Y además, un gasto homologado de 5,2 l/100 km.
Comportamiento
El motor diésel mueve bien al coche, responde muy bien desde bajas vueltas y mantiene los consumos a raya. En nuestro recorrido habitual, que combina autovía, algo de ciudad y una carretera de montaña gastó 6,1 l/100 km. Una cifra ligeramente superior a la que conseguimos con el X3 xDrive 20d, pero muy similar.
El sistema eléctrico cuenta con un motor eléctrico de 23 CV y 200 Nm de par que no mueve las ruedas, pero apoya al motor en fases de aceleración intensa, sirve de motor de arranque y permite circular con el motor de combustión apagado, “a vela”. Muy diferente del primer híbrido de su historia, que es más antiguo de lo que crees.
Es bastante refinado en su funcionamiento (quizá algo más tosco que el Audi Q5 40 tdi) y el cambio de nueve marchas, sin ser un prodigio de velocidad, engrana las velocidades muy suavemente, casa muy bien con un coche de marcado carácter familiar.
Como es ya habitual, el Mercedes GLC cuenta con varios modos de conducción que ajustan algunos parámetros del vehículo. Son los eficiency, Confort y Sport, que varían la sensibilidad de respuesta del motor al acelerador, asistencia de la dirección o el funcionamiento de la caja de cambios. Cuenta con uno específico Offroad, si quieres salir al campo.
No se trata de un todoterreno, menos aún con el acabado AMG Line y los neumáticos de baja resistencia a la rodadura que monta. Pero Mercedes ha jugado a contar con un coche versátil. En condiciones normales entrega un 55 % del par al eje trasero y un 45 % al delantero. Puede ser interesante si te mueves por caminos mucho la suspensión neumática y el paquete offroad, para ganar altura libre al suelo (hasta 249 mm) y protección en los bajos.
La suspensión es firme, pero no me ha parecido un coche tan preciso en curvas lentas como un BMW X3 o un Stelvio, mucho más reactivos en esas lides. Eso sí, se notan con esta suspensión bastante las imperfecciones de la carretera… y de nuevo, que la elección de neumáticos no fue la más adecuada para un coche que parece que podría dar más de sí.
Opinión coches.com
El Mercedes GLC ha mejorado su presencia, su calidad interior y ha subido también su nivel de tecnología. En esos puntos cumple ya entre los mejores del mercado.
En el apartado dinámico, el motor diésel de acceso nos ha parecido que tiene un buen compromiso entre prestaciones y consumos. Pero no nos ha convencido los neumáticos, que no casan nada bien con ese chasis deportivo de tarado más duro y le resta agilidad, donde sigue detrás de sus rivales, más ligeros.
Tampoco nos convenció tanto negro piano en el interior ni su precio, que es de los más altos cuando lo comparamos con modelos diésel de tracción total de potencia similar:
MODELO | Potencia | PVP |
Mercedes GLC 220d | 194 CV | 60.850 € |
BMW X3 xDrive20d | 190 CV | 57.900 € |
Audi Q5 40 TDI | 204 CV | 53.800 € |
Volvo XC60 B4 Diesel | 197 CV | 50.400 € |
Alfa Romeo Stelvio 2.2 | 190 CV | 49.900 € |
Si deseas un mayor grado de electrificación, las versiones híbridas enchufables ya pueden reservarse… a costa, eso sí, de elevar la factura unas decenas de miles de euros más.
- Conducción sencilla, muy equilibrado
- Gran carga tecnológica
- Habitabilidad y buen maletero
- Neumáticos de baja resistenmcia le hacen perder dinamismo
- Exceso de negro piano en interior
- Precio de partida (con opcionales más)
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