El Peugeot 308 se ha convertido en un estandarte dentro del segmento C. En los últimos tiempos suele ser un fijo en el Top-5 de ventas en nuestro país y lo cierto es que no nos sorprende. Desde su lanzamiento, hace ya una década, ha recibido buenas críticas y ha mostrado una serie de cualidades que dicen mucho a su favor. Recientemente ha recibido una pequeña actualización y por lo tanto nos hemos visto obligados a comprobar de primera mano de qué es capaz este compacto.
Pero antes de entrar a fondo con la prueba del Peugeot 308 1.2 PureTech 130 CV vamos a hacer un breve repaso a su historia. La marca francesa lleva explotando este segmento desde hace muchos años, aunque nos vamos a remontar a los tiempos de su abuelo: el Peugeot 306. Fue en 1993 cuando llegó al mercado este versátil modelo del que se hicieron todo tipo de carrocerías: hatchback de tres y cinco puertas, familiar de cinco puertas, sedán de cuatro puertas y cabrio de dos puertas.
Ante el importante éxito del modelo, en 2001 llegaba una nueva generación muchas modificaciones. El Peugeot 307 no solo cambiaba de nombre, también avanzaba en tecnología e incluso llegaba a la competición. La actual generación llegó en 2008 con un cambio de denominación. El Peugeot 308 como hoy lo conocemos consiguió ser Coche del Año en Europa en 2014 y parece haber mejorado con el último y reciente restyling. Veamos que nos depara.
Exterior
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El Peugeot 308 es un modelo que ha ido tejiéndose una nueva personalidad. Atrás quedan las líneas poco convencionales del anterior 307, esta generación presente un diseño muy equilibrado y proporcionado. Tanto es así, que podría parecernos algo sobrio comparado con otras alternativas más atrevidas. Por suerte, nuestra unidad de pruebas también contará con el acabado GT-Line que le aporta un toque extra de deportividad que no le sienta nada mal.
Tras el lavado de cara, la parrilla delantera queda presidida por el león de Peugeot, algo que antes solamente estaba reservado a los GT-Line y GT. Cuenta con un peculiar entramado y con un borde cromado, y queda flanqueada por unos faros Full LED bastante característicos. La parte inferior del paragolpes queda resuelta con tres aberturas y con los antinieblas perfectamente integrados como una fina línea sobre las tomas laterales.
Aunque el lateral puede ser la vista menos personal de este modelo, nuestro 308 destaca por sus llantas de 18 pulgadas (opcionales). Aquí también podemos apreciar el logotipo GT-Line, además de tener faldones laterales y spoiler de techo más prominentes. En la zaga encontramos los característicos pilotos con iluminación vertical que emulan a la garra del león y que quedan partidos con la apertura del maletero. En la parte inferior hay un difusor en negro que acoge una salida de escape doble.
Este modelo se trata de un segmento C de pleno derecho. En su ficha técnica podemos ver unas dimensiones similares a las del SEAT León, uno de sus principales rivales. Tiene una longitud de 4,25 metros, una anchura de 1,80 metros y una altura de 1,46 metros. La distancia entre ejes se mantiene en 2,62 metros, por lo que reparamos en que no ha cambiado este apartado tras la actualización. Ahora pasemos a su habitáculo.
Interior
En la actualidad, hablar de un interior de la marca francesa es hablar de Peugeot i-Cockpit. Este puesto de conducción es un concepto que tiene tantos seguidores como detractores. Se caracteriza por un volante de pequeñas dimensiones y situado en posición baja, de forma que por encima de él se pueda ver la instrumentación. Para completar el conjunto y dejar claro que todo gira en torno al conductor, está la pantalla principal girada ligeramente hasta este lado.
Y si comenzamos por la pantalla táctil de 9,7 pulgadas que equipa nuestro 308 hay que decir que tiene un tacto sobresaliente. Es capacitativa y recuerda al manejo de un smartphone por rapidez. A lo que todavía no nos acostumbramos es al hecho de tener que controlar la climatización desde esta pantalla, pues puede desviar demasiada atención de la conducción. Para facilitar la operación, hay algunos botones de acceso directo en los laterales de la misma.
Volviendo al puesto de mandos tenemos el pequeño volante, que tiene un tacto interesante al ir forrado en cuero perforado y cuenta con algunos controles en los radios. Por encima, vemos una instrumentación mixta, con dos grandes esferas y una pantalla a color entre ellas. Llama la atención que la de las revoluciones tiene una disposición contraria a lo habitual, girando al contrario de las agujas del reloj. Sin embargo, nos parece que es fácil de leer y que aporta un toque de originalidad.
En este habitáculo minimalista y sin alardes es fácil apreciar la calidad de sus acabados. En ningún momento se busca ofrecer el nivel que han alcanzado algunas marcas premium, pero hay que decir que todo está bien dispuesto y que no hay errores a la vista. La mayoría de materiales son blandos y con un tacto agradable, como el salpicadero de plástico con unas llamativas costuras en contraste o la tapicería mixta de los asientos. La zona inferior tiene plásticos más duros, pero no están mal resueltos ni aparecen sonidos entre ellos.
Hablando de habitabilidad en el Peugeot 308 tenemos que decir que ni destaca ni desentona. Está en la media con unas plazas delanteras amplias y cómodas, con un extra de agarre lateral gracias a los asientos deportivos en este acabado. En las plazas traseras encontraremos algunas carencias más evidentes. Aunque la altura es correcta, el espacio para las piernas es justo y la anchura algo menor que en sus rivales. La plaza central cuenta con las típicas desventajas de carecer de forma y tener un prominente túnel de transmisión.
Maletero
Del maletero del Peugeot 308 se pueden sacar muchos aspectos positivos. Tiene una capacidad de 420 litros, por lo que está algo por encima de la media del segmento. Se beneficia de unas formas rectas y muy aprovechables, así como de tener una boca de carga amplia y situada a una altura muy baja.
Además, bajo el piso del maletero encontramos un compartimento en el que se incluye una rueda de repuesto de emergencia y algunos huecos para objetos pequeños. Para los que necesiten un espacio mayor, se puede abatir la segunda fila de asientos en dos partes (60:40), aunque la superficie no queda totalmente plana.
Equipamiento
El Peugeot 308 actualmente cuenta con hasta seis niveles de equipamiento. Arranca con el Access, que ya cuenta con elementos como el climatizador manual, regulador de velocidad o cierre centralizado. El Style lo complementa con llantas de 16 pulgadas, climatizador bizona o pantalla táctil de 9,7 pulgadas con Mirror Screen. El Allure pone un toque de distinción gracias a las llantas de 17 pulgadas, a la navegación en 3D o a los sensores de aparcamiento.
Recientemente ha salido a la venta el Tech Edition, que cuenta con más ayudas a la conducción y con algunos materiales más cuidados como la tapicería de Alcántara. Aunque vamos a centrarnos en el GT-Line, que es el que lleva nuestra unidad de pruebas.Además de todo lo anterior sumaría un aspecto más deportivo gracias los paragolpes específicos, el monograma de la versión en algunos puntos de la carrocería o las llantas específicas.
En este caso también tenemos faros LED y un interior más llamativo gracias a unos asientos deportivos que recogen mejor el cuerpo o el volante, la palanca de cambios y los pedales de los que hemos hablado. Por encima solamente quedaría el acabado GT, que además del aspecto, también tiene un carácter más deportivo gracias al Driver Sport Pack y al poder ir solamente con motores más potentes. Mención aparte merece el Peugeot 308 GTi by Peugeot Sport, el más radical y completo de todos.
Hay que decir que nuestro 308 GT-Line también contaba con mucho equipamiento opcional, de forma que bien podría pasar por un GT. Las llantas de 18 pulgadas, todas las ayudas a la conducción del Pack Safety y del Drive Assist, asistente de aparcamiento, cámara trasera o Driver Sport Pack (del que hablaremos más adelante) estaban incluidos. Lo cierto es que con unos pocos extras (cuyo precio es bastante lógico) se puede tener un ejemplar muy equipado.
Motor
La gama de motores del Peugeot 308 siempre ha sido bastante completa. Siguen apostando por los diésel con los nuevos y eficientes BlueHDI. El bloque de 1.5 litros se puede escoger con 100 o con 130 CV. En este apartado, el tope de gama es un 2.0 litros con 180 CV que solamente se puede configurar con el acabado GT. El menos potente solo puede ir con cambio manual, el intermedio acepta cambio manual y también la transmisión automática EAT8 y el tope de gama solo puede ser automático.
Si saltamos a la gasolina, el rey sigue siendo el 1.2 PureTech. El pequeño tres cilindros se ha ganado la confianza de la marca y está presente en la gran mayoría de sus modelos. En este caso se puede elegir con 110 o con 130 CV. Por encima queda el 1.6 PureTech de cuatro cilindros y 225 CV para el acabado GT. Al igual que antes, el menos potente solo con manual, el intermedio con las dos transmisiones y el más potente solo en automático. En otra liga juega el 308 GTi con su 1.6 THP de 272 CV.
De esta forma, nos encontramos probando el Peugeot 308 con motor 1.2 PureTech de 130 CV y cambio manual, sin duda una de las opciones más atractiva en la actualidad. La mecánica tricilíndrica entrega 130 CV y 230 Nm de par a 1.750 revoluciones. Gracias a ello consigue una aceleración de 0 a 100 km/h en 10,2 segundos y una velocidad máxima de 210 km/h. También unos consumos y emisiones de CO2 homologados ajustados con 5,2 l/100km y 113 g/km, respectivamente.
Comportamiento
Pero después de toda la teoría toca comprobar el apartado práctico. La primera impresión que nos regala el 1.2 PureTech es su notable refinamiento para tratarse de un tres cilindros. Cuando arranca o en las ocasiones que entra el Start&Stop llega a ser difícil percatarse, pues al habitáculo no llegan las vibraciones tampoco. Se nota que se ha hecho un buen trabajo de insonorización en el compacto, pues en marcha también será bastante silencioso.
Además de refinado, este motor también se muestra progresivo en toda el rango de revoluciones. Es cierto que empuja con más fuerte en la zona media, donde se siente cómodo para realizar maniobras de adelantamiento e incorporaciones. La zona baja queda un poco huérfana y eso obliga a recurrir al cambio para que no desfallezca. El pomo metálico es atractivo pero poco práctico (a punto de ponerse al rojo vivo en verano), mientras que los recorridos y el tacto son correctos y agradables.
Con el paso de los kilómetros nos damos cuenta de que el del Peugeot 308 es un chasis ganador. Probablemente estemos ante uno de los modelos más equilibrados del segmento y eso es decir mucho. Se trata de un coche confortable a cualquier nivel, que se siente a gusto en ciudad y que soporta badenes e imperfecciones sin queja. Pero al mismo tiempo consigue un aplomo y un dinamismo muy conseguidos en carreteras reviradas.
No podemos afirmar que estamos ante un auténtico deportivo (para eso está el GTi) pero su comportamiento está muy conseguido. Con un peso por debajo de los 1.200 kg, la agilidad está asegurada y los cambios de peso son coser y cantar. Eso también asegura que la frenada no sea un problema La suspensión es otro elemento clave en la ecuación, pues su tarado es todo un acierto en cualquier ámbito.
Si nos detenemos en el comportamiento de la dirección hay que decir que es bastante directa, una sensación que se amplifica por el hecho de tener un volante pequeño. Sin embargo, consigue transmitir más al conductor que la mayoría de direcciones actuales. Se hace más reactiva cuando pulsas el botón Sport, situado al lado del de arranque. Con él se activa el Driver Sport Pack, un extra que tiene sus pros y sus contras.
Además de la dirección, este modo afecta al tacto del acelerador y también se manifiesta a través de la instrumentación, que se tiñe de color rojo. Eso tiene la inconveniencia de que perdamos de vista la ‘zona roja’ del cuentarevoluciones. El otro punto que no nos ha gustado es la amplificación del sonido, que encontramos muy artificial al salir de los altavoces y no directamente de escape o motor. Terminamos la prueba con un consumo medio de 6,7 l/100km, una cifra bastante equilibrada.
Opinión coches.com
Si estás buscando un coche compacto, el Peugeot 308 siempre tiene que estar en tu lista de posibles candidatos. A nivel estético es posible que sea uno de los que pasan más desapercibidos, incluso después de la reciente actualización. El interior, por otro lado, es de los más singulares del mercado, siendo recomendable probarlo antes, pues hay gente que no termina de adaptarse. La habitabilidad se mantiene en la media y hay un espacio correcto para sus dimensiones.
El equipamiento en este modelo es muy completo y la calidad es buena para tratarse de un generalista, por lo tanto obtiene una buena relación calidad/precio/equipamiento. Lo probamos con el motor de gasolina intermedio, el 1.2 PureTech 130 CV manual, que destaca por su comportamiento refinado y progresivo. Cuando eso va ligado a un chasis con una puesta a punto muy equilibrada nos da un producto bastante redondo y con muy pocos errores.
- Equipamiento completo a un precio entendible
- Refinamiento y desempeño del 1.2 PureTech
- Comportamiento dinámico equilibrado
- Plazas traseras algo justas
- Climatización a través de la pantalla táctil
- Sonido artificial del Driver Sport Pack
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