Es inevitable mirar atrás y no recordar con añoranza a aquellos GTI de los años 80 y 90. Estos coches se caracterizaban por su reducido peso y tamaño, consiguiendo un comportamiento dinámico realmente divertido sin necesidad de grandes cifras de potencia. Hoy estamos con uno de los pocos coches actuales que mantienen esa filosofía viva: el Suzuki Swift Sport Mild Hybrid 48V.
Lo cierto es que los utilitarios y los compactos han ido creciendo con el paso del tiempo y ahora no son tan ligeros como los de antaño. Para compensarlo, los fabricantes utilizan motores muy potentes para conseguir unas prestaciones que antes quedaban reservadas a los auténticos deportivos. Eso ha hecho que se pierda en parte la esencia. Por eso el Suzuki Swift Sport tiene tanto valor y ahora cuenta con otro aliciente: la etiqueta ECO de la DGT gracias a un nuevo sistema microhíbrido que os vamos a enseñar a continuación.
Este ejemplar es la versión tope de gama del Suzuki Swift, un modelo con un bagaje y una historia a la altura de pocos. Lleva a la venta casi cuatro décadas y se han sucedido cinco generaciones desde su lanzamiento. Siempre ha tenido un carácter muy deportivo y una relación interesante con la competición, especialmente en nuestro país.
Exterior
La estética permanece inalterada, el diseño exterior es el mismo que ya vimos y probamos en el Swift Sport que salió en 2018. Esto significa que tenemos unos paragolpes más abultados para diferenciarse de la versión normal. El frontal es muy reconocible gracias a esta parrilla hexagonal con un entramado de malla y la matrícula en su interior. A ambos lados quedan unos faros LED, de serie en esta versión, y a los laterales unas luces antiniebla circulares.
Otro dato llamativo de este modelo es que tiene los bajos de la carrocería cubiertos de un plástico negro con relieve que busca tener un efecto similar al de la fibra de carbono. También consigue ganar algo de atractivo en este caso con la carrocería bitono, pues tenemos en esta unidad un color rojo que hace contraste con el techo, los pilares y los retrovisores en negro. En el perfil también destacan las llantas de 17 pulgadas en dos colores.
La trasera es probablemente mi parte favorita del Suzuki Swift Sport. No lo digo solo por el spoiler trasero, ni por estos pilotos tan característicos del modelo japonés. Me refiero a esta especie de difusor con el mismo plástico efecto carbono que llama la atención cuando la carrocería va en un color llamativo. Integra dos salidas de escape circulares que, por supuesto, son reales y que consiguen la deportividad que se busca en un modelo que se apellida Sport.
Las dimensiones varían ligeramente respecto a las de los Swift normales. Los paragolpes hacen que gane 5 cm de longitud, quedándose en 3,89 metros de largo, 1,73 metros de ancho y 1,49 metros de alto. Este pequeño utilitario del segmento B cuenta con una distancia entre ejes de 2,45 metros.
Interior
El interior de este modelo mantiene el minimalismo y la funcionalidad que caracteriza a Suzuki con algunos detalles deportivos que tenían que aparecen en el Swift Sport. El sistema multimedia se centra en la pantalla táctil de 7 pulgadas, que no es la más precisa ni la que mejores gráficos tiene del mercado, pero que cumple gracias a unos menús sencillos. Por otro lado, la climatización mantiene controles analógicos y lamentamos que solo sea monozona.
Detrás del volante multifunción, que tiene un adorno “negro piano” que todavía no sabemos si nos gusta o no, aparece una instrumentación bastante tradicional. Dos grandes esferas, la de las revoluciones en rojo y entre ellas una pantalla TFT de 4,2 pulgadas con informaciones que no encontramos en otros coches. La temperatura del aceite, las fuerzas G, el soplado del turbo… Se nota que tiene un enfoque deportivo.
Y si pasamos a otros detalles, probablemente lo más destacado de este habitáculo sean los asientos deportivos con una tapicería de tela con costuras en contraste y los pedales en aluminio. La calidad en general está dentro de la media. Es un coche cumplidor en el que hay mayoría de plásticos, algunos más llamativos como las molduras en rojo que surcan el salpicadero. Los ajustes son buenos, aunque no hay concesiones al lujo y aparecen cosas que no nos gustan como el abuso del Piano Black.
La habitabilidad es algo que nunca ha destacado especialmente en el Swift. Las plazas delanteras son sobresalientes para mi gusto por como queda el cuerpo recogido, pero podrían ser incómodas para gente de mayor tamaño y además no tenemos un reposabrazos entre conductor y copiloto. Sorprende que en esta versión los asientos estén calefactados ya de serie. Del mismo modo, los huecos portaobjetos son bastante justos y escasos.
En las plazas traseras pasa algo similar a lo de antes. En primer lugar, hay que decir que muchos amigos que han montado estos días no encontraron el tirador de la puerta al estar disimulado en la parte superior. Una vez dentro hay espacio para las piernas siempre que no superes por mucho el 1,70 metros. Aunque esta generación ya está homologada para cinco pasajeros, es mejor viajar cuatro debido a que la anchura es justa y a que la plaza central carece de forma. Además, no hay salidas de aire en esta segunda fila.
Maletero
El Suzuki Swift siempre ha arrastrado esa fama de tener un maletero pequeño. Lo cierto es que, aunque crece considerablemente respecto a la generación anterior, sigue estando por debajo de la media con sus 265 litros. Es cierto que las formas son muy regulares, pero también la boca de carga queda algo elevada.
Bajo el piso tampoco hay hueco para una rueda de repuesto, en su lugar hay un kit antipinchazos. En esta zona también se pueden almacenar algunos objetos de tamaño pequeño. Siempre queda la posibilidad de abatir los asientos traseros en dos partes (60:40) para ampliar la capacidad hasta los 947 litros.
Equipamiento
El Suzuki Swift Sport ya es un tope de gama del Swift en sí mismo, lo que quiere decir que viene con un equipamiento realmente completo de serie. Como hemos podido ver, en el exterior vienen las llantas de 17 pulgadas y la iluminación LED, además de los paragolpes específicos y algunos elementos en negro. La carrocería bitono es opcional y solamente se puede configurar con tres colores (luego hay siete opciones en monocolor).
En el interior también viene de serie todo lo que hemos visto. El sistema multimedia con pantalla táctil de 7 pulgadas y conectividad con Apple CarPlay y Android Auto, la instrumentación con pantalla de 4,2 pulgadas, la cámara de visión trasera los asientos deportivos con tapicería mixta calefactados, el volante multifunción y la decoración específica de esta versión con detalles en rojo.
En el apartado de ayudas a la conducción destaca por el uso del DSBS (Dual Sensor Brake Support) formado por una cámara monocular y un sensor láser. Gracias a ellos se consigue sumar sistemas interesantes como es el caso del frenado autónomo de emergencia con detección de peatones, la alerta de cambio de carril, la alerta antifatiga, la detección de ángulo muerto, la alerta de trafico posterior o el reconocimiento de señales de tráfico
Motor
La principal novedad de este Suzuki Swift Sport Mild Hybrid es precisamente su mecánica microhíbrida. El motor K14D 1.4 Boosterjet es una evolución del anterior K14C que incorpora un sistema eléctrico de 48 V para conseguir esa preciada etiqueta ECO que hemos citado. El bloque de gasolina reduce su potencia hasta los 129 CV y 235 Nm de par, el anterior se quedaba en 140 CV. Cuenta con una relación de compresión de 10,8 a 1 y solamente se ofrece con la caja de cambios manual de seis de relaciones.
La hibridación ligera de la marca, conocida como SHVS cuenta con el generador eléctrico, una pequeña batería de iones de litio de 48 V y un convertidor de 48V a 12V. Sirve para sumar 13,6 CV al conjunto y para rebajar su consumo hasta los 5,6 l/100km y sus emisiones de CO2 hasta los 127 g/km. Si bien, es bastante más lento de lo que era el modelo sin microhibridación: hace el 0 a 100 km/h en 9,1 segundos (antes en 8,1 segundos) y la velocidad máxima se mantiene en 210 km/h.
Comportamiento
Sin embargo, todo lo contado anteriormente carece de importancia en este tipo de coche. En modelos como el Suzuki Swift Sport lo que en realidad importa son las sensaciones al volante y es precisamente de lo que vamos a hablar ahora. El pequeño motor 1.4 Boosterjet es un bloque turbo de cuatro cilindros que apenas vibra y que es muy refinado. Lo que más destaca es su entrega en la zona media del cuentarrevoluciones, aunque tampoco estamos ante un coche que sea perezoso en bajas.
No le cuesta recuperar en parte gracias a la ayuda del sistema microhíbrido que apoya al motor de gasolina en fases de aceleración. Sin embargo, he de ser franco y decir que he echado en falta un poco de potencia. Se que dije que para pasarlo bien en un pequeño GTI no hacia falta una cifra exagerada, pero ese paso atrás en prestaciones no debía haber ocurrido. Por suerte, lo que no cambia es ese sonido que emana del sistema de escape y que le da algo de personalidad sin llegar a ser exagerado.
Y llego al que probablemente sea mi aspecto favorito en el Suzuki Swift Sport: la caja de cambios manual de seis velocidades. No me extraña que no haya opción a transmisión automática en este coche, porque el tacto de esta manual es sencillamente sobresaliente. Tiene unos recorridos cortos y un guiado bastante preciso. Es cierto que los desarrollos son algo largos para favorecer el consumo, pero basta con jugar un poco con la palanca para sacarle las cosquillas.
Esta generación de Swift estrenó la plataforma Heartec que le ayudaba a quedarse en un peso por debajo de la tonelada, siendo el más ligero del segmento. Ahora con el sistema Mild Hybrid ha engordado 45 kg, pero no es gran cosa y apenas arroja sobre la báscula 1.020 kg en vacío. Por lo tanto, sigue bastante por debajo de la media y va a destacar por agilidad. Sus bondades salen a relucir en carreteras secundarias con curvas enlazadas, uniendo vértices se siente como pez en el agua.
Eso también es culpa de un chasis muy bien resuelto. El tacto es bastante firme debido al tarado de las suspensiones, que son de tipo McPherson en el eje delantero y de barra de torsión en el eje trasero. En ambos casos monta amortiguadores Monroe y estabilizadoras con soportes de teflón, consiguiendo un resultado más que satisfactorio. El Suzuki Swift Sport va sobre raíles y es bastante difícil sacarle de la trazada.
Llegamos al final de la prueba viendo que después de haber practicado una conducción alegre durante toda la semana, el consumo apenas está en 6,5 litros. Es cierto que se sitúa algo por encima del homologado, pero lo justificaremos diciendo que es un coche que invita a divertirse y que si nos lo proponemos lo conseguiríamos bajar siempre con la ayuda del sistema Mild Hybrid de 48 V. Como nota curiosa decir que su depósito de gasolina de apenas 37 litros hará que tengamos que visitar la gasolinera con bastante asiduidad.
Opinión coches.com
El Suzuki Swift lleva en el mercado desde 1983 y después de haber vendido más de 5 millones de ejemplares sigue reinventándose. Esta versión deportiva con el sistema microhíbrido nos sigue recordando a aquellos “hot hatchbacks” de antaño debido a su capacidad para mantener un bajo peso y un comportamiento destacado en tramos de curvas. Se nota esa relación que siempre ha tenido con la competición y hará las delicias de los más puristas.
En el apartado estético mantiene la personalidad, en el interior es correcto por tecnología y calidad, mientras que peca de ser algo justo cuando hablamos de habitabilidad. Además, otra ventaja que no habíamos mencionado hasta el momento es que tiene un precio de lanzamiento de 21.680 euros. No está mal para tratarse de un pequeño utilitario deportivo que además cuenta con la ventaja adicional de la etiqueta ECO.
- Estética deportiva y personal
- Equipamiento de serie muy completo
- Dinámica sobresaliente
- Espacio interior y maletero
- Depósito pequeño
- Pérdida de potencia con el sistema MHEV
Galería de fotos: