Ya habíamos comentado a finales de 2012 la inminente llegada al mercado de la cuarta generación del Toyota RAV4. El nombre viene del concepto Recreational Active Vehicle with 4 Wheel-Drive: un vehículo con tracción total pensado para el ocio, tanto en el asfalto como fuera de él.
Pues bien, este nuevo SUV ya está disponible en España (ver ofertas de RAV4 en concesionario oficial) y llega a un segmento, el de los todocaminos compactos, que sigue creciendo en Europa. Entre 2008 y 2012, en medio de la tormenta económica, sus ventas subieron un 18 %. Eso ha significado que las diez opciones que existían en 2010 se hayan casi duplicado y hoy sean nada menos que 19 los modelos que se comercializan. Todas las marcas quieren su SUV compacto, y las que ya lo tenían en sus catálogos, como es el caso de Toyota, los renuevan y adecúan a las nuevas necesidades y gustos del mercado.
Ahora llega el momento de subirnos al coche y conocerlo de primera mano. Para empezar, tenemos una pequeña ruta en carretera (algo de autovía y bastantes carreteras secundarias) que nos llevará hasta una finca de cría de caballo español donde podremos comprobar las habilidades offroad de este SUV. Porque no olvidemos que el verdadero todoterreno de la marca es el Toyota Land Cruiser, un auténtico bestia que en 2012 cumplió nada menos que 60 años demostrando que puede con todo.
Bueno, al tajo. En las oficinas de la central nipona en Madrid elegimos las llaves de un RAV4 blanco con motor D-4D 2.2 150 CV y tracción total. Nos dirigimos al parking para echarle un vistazo por primera vez. Y esto nos encontramos:
Exterior
¡Quién te ha visto y quién te ve, RAV4! Puede que quizá no recuerdes el RAV4 original, lanzado en 1994 y que era un pequeño coche tres puertas de 3,69 metros, sin eje rígido, monocasco y con un único motor dos litros transversal de 129 CV, que en absoluto estaba pensado para salir del asfalto. A medida que pasaron los años fue creciendo. En 2000 llegó la segunda generación, ya con carrocería cinco puertas (y propulsor diésel de 116 CV). Esta sería ya la única configuración posible de la tercera generación, ya en 2006, que introdujo el ESP de serie y de la que incluso existió en Rusia y EE.UU. una versión larga de siete plazas.
Esa tercera generación del RAV4 tuvo un restyling en 2010, que fue presentado en el Salón de Ginebra, y era el RAV4 que hasta ahora estaba a la venta. Hasta hoy, Toyota había vendido en estas dos décadas 4,5 millones de RAV4 en más de 150 países. 1,2 millones en Europa. Y, solamente en 2012, 450.000 unidades. Desde su lanzamiento se vendieron 68.400 unidades a España. Unas buenas cifras que la marca quiere mantener.
Vayamos al grano. Lo que pudimos ver por primera vez del coche fue su frontal. Ha ganado en presencia y comparte la línea que ya vimos en el Toyota Auris o del nuevo Toyota Verso, con los paragolpes más aerodinámicos, faros afilados y una gran toma de aire en la zona más baja. Imagen de marca, que le llaman. Y al RAV4 le queda bien, para mi gusto. Como curiosidad, a este nuevo leguaje de diseño la llaman Genchi Genbutsu, que viene a significar «volver a las raíces» o «retornar a la fuente». Pues eso.
En la vista lateral es donde más paralelismos observamos respecto al resto de SUV que podemos encontrar en el mercado: quiere parecer robusto y damos fé que lo consigue, con esa línea de cintura altas y poca superficie acristalada. Y, desde luego, se nota que ha crecido. Mide 4,57 metros, 13 centímetros más que antes. Al ser más alto y ligeramente más bajo (un par de centímetros), gana en dinamismo.
Y en la parte trasera también hay novedad. Y grande, porque el portón prescinde de la rueda de repuesto colgada del anterior RAV4. ¿Hemos dicho portón? Sí. Ahora su apertura es vertical y tiene memoria de altura (para que no pegue con el techo o se vaya muy arriba si alguien es muy bajito). Es muy fácil de memorizar. Se pulsa cuatro segundos un botón y queda memorizada la altura.
Toyota resume a la perfección en este vídeo promocional todo esto que hemos contado. También hablan del interior, pero esperamos que sigas leyendo más abajo nuestras impresiones cuando nos subimos al coche.
Interior
Lo primero que se nota en su interior es la amplitud. Como decíamos, el Toyota ha crecido y eso se nota en las plazas delanteras… Y las traseras. Los asientos delanteros son grandes y, a pesar de que los reglajes son con palanca (llamadme antiguo, pero me resulta más preciso el sistema con la típica rueda), es fácil dar con la posición adecuada para conducir a gusto. El asiento del conductor es cómodo porque es anchísimo, tanto que quizá no sujeta demasiado la zona más alta del cuerpo, a la altura de los hombros (o eso, o debo engordar algo).
Detrás hay mucho espacio para las piernas, pero peca de ser algo estrecho para tres personas. El respaldo de los asientos traseros puede reclinarse un poco para que los viajeros vayan más cómodo pero, al contrario que la generación anterior, la banqueta trasera no es deslizante.
El salpicadero lo vemos mucho más sencillo y con la disposición de los mandos más ordenada que la anterior generación. Ahora todos los mandos importantes están en la zona superior y es más sencillo accionarlos sin apartar la vista de la carretera, como debe ser. Otro cantar es el navegador. Ahí sí que hay que desviar la vista, quizá demasiado. Y algún que otro botón oculto que más tarde nos arrepentiremos no ver a tiempo.
Y, algo en lo que nos fijamos mucho los periodistas del motor, todo es muy blando al tacto, incluso esas zonas que, a lo largo de la vida del coche, tocas solamente tres o cuatro veces. Los ajustes, muy buenos, como en el resto de la gama Toyota.
Equipamiento
El acabado básico es el Active, pero no estará disponible al principio en España. Desde Toyota nos indican que el 86 % de las ventas serán en el acabado Advance, que se corresponde con la unidad probada. Por encima se situará el Exclusive, que ya incluye llantas de 18 pulgadas.
El RAV4 Advance equipa de serie con paneles y franja del salpicadero cubiertos de piel, sensor de lluvia y de luz, climatizador automático bizona, retrovisor interior electrocromático, Toyota Touch con pantalla de 6,1” y cámara de visión trasera, cromados en parrilla, llantas de aleación Advance, retrovisores exteriores plegables eléctricamente, control de crucero, sensor de presión de neumáticos y modo Sport.
La cámara de visión trasera se hace casi imprescindible en este tipo de vehículos, donde es difícil ver a través de la luneta trasera. Ofrece un buen campo de visión y sirve tanto para aparcar como para comprobar que no hay peatones u otros obsáculos detrás del vehículo en algunas maniobras (salvamos un par de árboles gracias a ella). Sí, viene de serie con el Advance.
A este acabado Advance se le pueden añadir el Pack Drive (1.500 euros) o Pack Touring (3.600 euros más) para completarlo, aunque ahora mismo hay promociones muy interesantes.
Maletero
Toyota presume de que su RAV4 2013 tiene un 30% más del maletero. Sí, es grande, pues llega a los 547 litros. Además, hay 100 litros más en un compartimento donde debería ir la rueda de repuesto que no lleva.
Eso sí, uno podrá equipar (es opcional) una rueda de repuesto en ese espacio extra… y «robando» un poco de maletero. Abatiendo los asientos posteriores con un toquecito de palanca se alcanzan 1.167 litros de capacidad (1.746 hasta el techo) con un suelo completamente plano.
Además, el RAV4 cuenta con una red montada sobre unos rieles que se anclan en unos huecos de las paredes del maleter para evitar que cuando llevas poca carga, vaya dando tumbos.
Motor
Como te contábamos, nuestra unidad monta el propulsor D-4D 2.2 de 150 CV, con cambio manual de seis velocidades. Además de él, en España se van a comercializar en España el diésel D-4D 2.0 de 124 CV (con tracción delantera) y el Valvematic 2.0 de 150 CV. Los dos motores más potentes pueden elegirse con transmisiones automáticas Autodrive S y Multidrive. El 96% de las ventas se esperan que sean con motorización diésel y Toyota indica que los consumos han bajado un 11% en toda la gama.
Este propulsor diésel de 2.231 cc rinde 150 CV a 3.600 rpm y aporta una fuerza motriz de 340 Nm entre las 2.000 y las 2.800 vueltas. Equipa unas ruedas Latitude Tour HP de Michelin, neumáticos polivalentes de baja resistencia a la rodadura, de dimensiones 225/65 R 17. Con ellos, el consumo homologado en ciclo combinado es de 5,6 litros/100 km.
La gama del Toyota RAV4 parte en España desde los 24.990 euros, (el 120D de tracción delantera). Con el propulsor de gasolina cuesta 28.290 euros y la unidad que probamos parte de 29.990 euros. Los dos motores diésel están gravados con un 4,75% en el Impuesto de Matriculación.
Comportamiento en carretera
Había leído por encima el dossier de prensa. El nuevo Toyota RAV4 monta una plataforma que es una evolución de la del RAV4 de 2006 (fue renovado en 2010). Gracias a ello, ahora la distancia entre ejes crece de 2,56 metros a 2,66. Además, se ha mejorado la rigidez y estrena una dirección asistida eléctrica más precisa.
Sobre el papel, este aumento de dimensiones debería permitir que el RAV4 gane en aplomo y sea más sencillo de conducir, al tiempo que debería ser más cómodo llevarlo en un viaje largo. Como esto último va a ser imposible de comprobar en una prueba de un sólo día, vamos a ver qué tal se comporta.
En autovías y carretera, a velocidades normales, es cierto que va firme. No es un turismo ni se tienen las mismas sensaciones, pero sí son parecidas. Se nota el trabajo en el chasis, que es má rígid, y la suspensión independiente. En zona urbana no pudimos probarlo, pero quizá no sea tan ágil como el anterior al ser más largo y ancho. El motor 2.2 de 150 CV se comporta muy bien, tanto en bajas como en altas revoluciones y mueve sin problema los 1.680 kg de peso (35 kilos más que el anteiror).
Me gustó la insonoridad del habitáculo. Resulta que Toyota la ha trabajado mucho, con materiales fonoabsorventes en todo el habitáculo, pasos de rueda protegidos y un parabrisas acústico. Es cómodo ir en él, en esos amplios butacones.
En ese pequeño viaje nos tocó subir un pequeño puerto. Una zona de curvas lentas entrelazadas. Y en ese momento vimos que padece el subviraje clásico en los SUV cuando aforntamos. En su comportamiento en condición normal la diferencia con una berlina es mínima, alguien no iniciado apenas la percibirá. Si no te gusta hacer una conducción «deportiva» apenas lo notarás.
Comportamiento offroad
Que no, que los SUV no son todoterrenos. La batalla del RAV4 2013 es de 2.660 mm y su distancia libre al suelo es de apenas 187 mm… Pero allá vamos a probarlo e intentar ponerlo en apuros.
Pero este RAV4 tiene una tracción total… «especial». En principio mueve solamente las ruedas delanteras, salvo si podemos necesitar la tracción total. Es decir, cuando se inicia el subviraje en una curva. Entonces se deriva hasta el 50 % del par al tren trasero. Es un sistema reactivo al problema, ya que así consume menos combustible que si fuese tracción total permanente.
Esto debería solventar el riesgo de subviraje… ¿Entonces porqué lo notaba tanto antes? Porque durante el viaje en carretera (antes de las explicaciones técnicas) no había activado el modo Sport. Este sistema se encarga de derivar par al eje trasero en cuanto iniciamos el giro, un 10 % inicial que aumenta hasta el 50 % cuando los sensores de la dirección y de guiñada indican que puede llegar un derrape. El modo Sport es proactivo, no espera a que se genere el problema para intervenir (y no penaliza el consumo, nos aseguraron). Claro… como no había visto el botón, no lo había pulsado.
Pues bien, camino de tierra (había llovido bastante los días anteriores), arriba y abajo me quedé sorprendido de lo que era capaz de hacer ese coche en ese terreno. He de confesar que, si fuese mi coche, no le hubiese hecho alguna de las «perrerías» que le hicimos. Porque vadear riachuelos con bastante caudal, recorrer caminos enlodados y pasar entre grandes piedras… es quizá más propio de todoterrenos…. pero el Toyota RAV4, pudo.
Pero yo tenía el modo Sport todavía entre ceja y ceja (que no había podido comprobar en carretera por no haber visto el botón). Y Toyota (pensando en gente como yo), había planeado un recorrido en una zona embarrada entre conos, con curvas muy cerradas… y lleno de barro. Era el comprobador de modo Sport definitivo.
En un circuito así de ratonero, sin el modo Sport activado, el subviraje acaba por convertirse en una pesadilla. El modo Sport reduce la asistencia a la dirección en un 20 % y cambia la configuración del acelerador para dar mayores regímenes. Así la conducción debería ser más dinámica sobre asfalto… y mucho más divertida sobre barro. De repente, esos giros cerrados en un barrizal se pueden trazar de forma más precisa… y mucho más rápida. Y es que claro, con par atrás antes de que el coche empiece a subvirar, todo es más sencillo y apenas hay que rectificar con el volante.
No lo probé en carretera, pero sobre asfalto actúa de forma similar: permite trazar curvas sin tener que aplicar correcciones para ir cerrando el giro.
Veredicto coches.com
Vamos por pasos y analicemos un poco el mercado para valorar en su justa medida a este nuevo Toyota RAV4 2012. Se ha hecho un coche mucho más grande que el anterior y con más cualidades 4×4 de las que esperábamos en un principio.
Creo que apostar por el 4X4 no es solamente por diversión. Después de probar el modo Sport a conciencia y viendo su resultado, no reconmedaría la versión 4×2 a menos que no se piense usar el coche en absoluto por pistas de tierra (o de modo muy esporádico y en pistas muy sencillas), ya que es un sistema que, realmente aporta seguridad en carretera a la hora de afrontar curvas a una cierta velocidad, corrigiendo de maravilla ese efecto subvirador y cabezón típico de los SUV.
Efectivamente, eso implica desembolsar algo más. ¿Cuánto más? Hemos realizado una búsqueda en coches.com, entre las mejores ofertas de Toyota RAV4 en concesionario oficial. Por unos 4.000 euros más ganas 26 CV y la tracción total, a igualdad de acabado. Mi compañero de aventuras del día, el gran Josep Camós de Motorpasión, había probado en carretera la versión 4×2, y el motor le pareció suficiente. Pero, como yo, acabó rendido ante las bondades del modo Sport. Además, el RAV4 4×2 tiene un precio de partida bastante alto… Quien no necesite potencia y tracción total tiene opciones más baratas si se opta por acabados básicos).
A pesar de sus capacidades fuera del asfalto, en absoluto es un todoterreno puro. El Toyota RAV4 se ha pensado como el paso siguiente del usuario de un Toyota Verso. Personas que tienen un monovolumen compacto (MPV) y, al cambiar su coche, piensan en un SUV. Los responsables de Toyota nos ofrecían unos datos. Un 30% de los propietarios que tienen un MPV acaban comprando después un SUV. Pero en el caso del Verso, apenas un 5% se pasaban al RAV4 anterior… ¿Por qué? Tenía poco maletero.
Como hemos visto en la prueba, la solución a esa «pérdida» de ventas ha pasado por aumentar el tamaño del coche, gracias a lo cual gana espacio en el interior y maletero. Respecto a la anterior generación mejora su comportamiento en carretera… y responde de forma más que notable en el campo. Una buena compra si sales mucho al campo sin pretender «jugar» al Dakar, quieres viajar cómodo y con espacio.
- Tracción total y modo Sport
- Espacio interior y maletero
- Imagen renovada con acierto
- Visión trasera
- Gama inicial algo limitada
- Claramente subvirador
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