El Citroën C4 2021 es una osadía por parte de la marca gala. Cierto que a lo largo de su historia no dejan de aparecer coches distintos a todo. Y ahora, en un mercado de los coches compactos casi uniformes, casi cortados por el mismo patrón, llega algo distinto a todo.
Tiene una estética con detalles de crossover que, ojo, como vimos en nuestra prueba, acaba cautivando a muchos. Muy alejada del clásico hatchback que presentan otros fabricantes.
También sorprende en el apartado dinámico. En lugar de ir a ese equilibrio entre confort y dinamismo, han apostado todo al primeto. De acuerdo, no es de los más eficaces para tomar curvas de manera milimétrica, pero los movimientos de la carrocería están bastante bien contenidos con esas suspensiones de topes hidráulicos progresivos que te hacen casi ir flotando sobre la carreteras.
Diferenciación en la estética y en el comportamiento. Por un lado gustan los coches altos (no hay más que ver las ventas de SUV) y, no pudiendo correr en la carretera… pues mejor ir cómodo. El motor de gasolina de 131 CV que condujimos (hay versión eléctrica, el ë–C4 que también probamos) es solvente para la mayoría de usos.
Le encontramos algún fallo, como unas plazas traseras algo escasas de altura al techo, o los materiales mejorables en partes del habitáculo. No te preocupes por el hecho de que emplee una plataforma de utilitarios como el Opel Corsa o el Peugeot 208: el coche va bien… y eso hace que su precio sea más bajo que muchos de sus rivales. Y, además, se fabrica en España, que siempre es un punto a favor.
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