El Mazda CX-5 2022 tomó la base del modelo lanzado en 2017 y lo ha llevado un paso más allá. Sin tocar en demasía un diseño que sigue funcionando a la perfección, más allá de poder optar por diferentes acabados para tener un toque más personalizado, sigue teniendo un interior muy bien rematado, mejor que cualquier marca generalista. Y un tacto de conducción único.
En nuestra prueba a fondo pudimos comprobar cómo hay pocos SUV grandes así. La apuesta por un motor de gasolina atmosférico consigue un rodar muy suave y refinado, a la altura de coches con más cilindros. Y el tacto de conducción es excelente, tanto en el paso por curva, ágil y preciso, como por el tacto del cambio manual, que es muy mecánico, de esos que adoramos controlar quienes nos gusta conducir:
En la prueba señalábamos también algún déficit, porque el coche perfecto no existe. Se diferencia muy poco del modelo saliente y echamos de menos en la gama algún tipo de hibridación para que el coche pueda elegirse con etiqueta ECO al menos, como sí ofrece su hermano pequeño, el Mazda CX-30, con el motor SkyActiv-X.
El precio es elevado (son 30.900 la versión más sencilla, que se elevan a 37.200 con la terminación Homura deportiva de nuestra unidad de prueba). Eso sí, resulta más económico que productos de marcas generalistas del mismo segmento que no alcanzan su nivel de cuidado por el detalle, ergonomía y todo el equipamiento de serie que trae. Un buen coche. Con sus peculiariedades de las que, además está orgulloso y que no trata de esconder.
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