Hemos visto que en el mundo del automóvil hay distintos tipos de puertas, más allá de las convencionales. Por aquí destacamos algunas como las míticas alas de gaviota, las de apertura suicida, las de tijera o las de mariposa. Todas tienen la peculiaridad de presentar una apertura distinta y alejada de las normales. Su complejidad y alto coste hace que estén solamente en un puñado de coches que suelen ser exclusivos (y caros). Ahora nos preguntamos por una cuestión más práctica que estética y es cómo salir de estos coches en caso de accidente.
Para establecer un punto de partida mejor que vayamos a la década de los 50 con el Mercedes-Benz 300 SL Gullwing, el «alas de gaviota» por excelencia y uno de los coches más bellos de todos los tiempos. Lo cierto es que volcar con ese ejemplar podría ser un problema grave que terminase con los pasajeros atrapados en el interior. Al final, las puertas tienen un sistema de bisagras en la parte superior del techo que quedaría impedido por el peso del coche al estar boca abajo. En esa época la seguridad pasaba a un segundo plano y no pasaba gran cosa.
Sin embargo, cuando Mercedes se propuso hacer el SLS AMG y traer de vuelta las alas de gaviota ya había pasado más de medio siglo y las prioridades eran otras. La seguridad era una obligación y a los ingenieros les preocupaba la cuestión de que los ocupantes no quedaran atrapados en caso de accidente. Tras llevar a cabo varias pruebas, llegaron a la conclusión de que la mejor opción eran los explosivos. Pero no como en las películas para volar la puerta por completo (y posiblemente herir a los pasajeros), sino de una forma bastante sutil y controlada.
Desarrollaron un sistema que consiste en unos pequeños pernos explosivos en la parte superior del marco de la puerta que explotan de diez a quince milisegundos después de detectar unvuelco. Al mismo tiempo hay unas manivelas que separan las puertas para facilitar que el usuario pueda empujarla desde dentro y salir del vehículo. En el vídeo anterior se puede ver a la perfección cómo funciona el sistema y su eficacia. En los Lamborghini modernos se ha optado por una solución similar, aunque antaño se incluía un martillo para romper los cristales o se recomendaba salir a través del parabrisas, que permitía ser roto hacia fuera.
Fuente: Road&Track