A veces es difícil identificar huecos en las gamas de los grandes fabricantes de coches. Suelen tener vehículos de todos los tamaños para cubrir las necesidades de cualquier tipo de cliente, sobre todo ahora en términos de carrocerías crossover, que son las que copan las ventas. Sin embargo, Toyota tenía un gran espacio, pues no tenía un B-SUV con el que competir en uno de los segmentos más disputados. Lo cubrió con el Toyota Yaris Cross en uno de los movimientos más interesantes del sector.
Para la marca nipona era bastante fácil coger al Toyota Yaris y transformarlo en un crossover que cumpliera con las necesidades de sus potenciales clientes. Sobre la base del utilitario, la plataforma TNGA-B, se adaptaba una carrocería ligeramente más grande y con un diseño más robusto, con las líneas que encandilaron a muchos en el Toyota RAV4. De hecho, en el interior se conforman con casi la misma tecnología y un equipamiento similar.
¿Hay algo más que el diseño? Pues tras haber probado el Toyota Yaris Cross durante una semana lo cierto es que no vemos mucho más, pero tampoco le hacía falta. Si nos ponemos en perspectiva, este modelo tiene motivos para destacar en su segmento con virtudes como su sistema de propulsión híbrido, que le otorga la etiqueta ECO de la DGT.
Solamente está disponible en la versión 120H, pero es ideal por su nivel de potencia y por sus bajos consumos. También por el comportamiento equilibrado o por la posibilidad de montar tracción total AWD-i de forma opcional, algo que no está en casi ningún SUV pequeño.
La parte negativa probablemente sea su precio, pues el tener la tecnología híbrida hace que sea más caro que otros rivales de combustión tradicional. Parte de 23.350 euros y la tarifa irá subiendo en las versiones más equipadas. Aún así, teniendo en cuenta el panorama actual y la demanda creciente por la electrificación, el Toyota Yaris Cross tiene casi asegurado el triunfo, como ya se está reflejando en sus cifras de ventas.
Galería de fotos: