Las estadísticas no mienten. El alcohol es uno de los principales causantes de accidentes de tráfico en todo el mundo. A pesar de las intensas campañas de concienciación y de la amenaza de penas de cárcel, son todavía muchos los conductores que tras haber bebido deciden coger su vehículo, en lo que supone un ejercicio de irresponsabilidad que puede conllevar consecuencias fatales para su seguridad y lo que es más grave para la de terceros.
En la búsqueda de una fórmula eficaz que impida a los usuarios ponerse al volante tras haber consumido alcohol, el Gobierno francés ha dado un paso importante con una iniciativa que puede erradicar por completo el problema.
Aunque el dispositivo salió a la luz hace ya unos años, el Gobierno galo se convierte en el primero en legislarlo a partir de 2012. Será en la primavera del próximo año cuando todos los automóviles tendrán que incorporar de forma obligataria un alcoholímetro que en caso de dar positivo impida arrancar el vehículo. Así lo anunció el pasado miércoles el presidente Nicolas Sarkozy, que se ha mostrado confiado en poder reducir así la cifra de víctimas mortales en carretera relacionadas directamente con el alcohol, más de 4.000 entre el 1 de noviembre de 2010 y 31 de octubre de 2011.
El dispositivo lleva años en fase de pruebas pero no ha sido hasta ahora cuando el ejecutivo del país vecino ha optado por su regularización. Aunque en su momento la Dirección General de Tráfico se mostró partidaria de su implantación en nuestro país, nada más se supo. Es previsible que con su entrada en vigor en Francia, la Unión Europea se plantea la obligatoriedad de uso en todo el territorio comunitario.
Además de la organización de una jornada de la seguridad vial para sensibilizar al público, el presidente Sarkozy anunció la instalación de 400 nuevos radares suplementarios cuya presencia no será anunciada ni detectada por ningún dispositivo.
Vía: 20minutos