Los coches eléctricos se abren paso entre los tradicionales modelos de combustión impulsados, principalmente, por las estrictas normativas de emisiones. Sin embargo, todavía hay gente reticente a dar el salto, bien sea por la limitada autonomía, por la escasa infraestructura de recarga o por ese precio claramente por encima de la media que tienen estos vehículos. También se llegó a cuestionar su resistencia en accidentes, pero ahora vemos una prueba para verificar si son los coches eléctricos tan seguros como los de combustión.
En este caso ha sido Mercedes la que ha llevado a cabo unas pruebas específicas con dos eléctricos de su gama para ver cómo respondían. En primer lugar hay que aclarar que estos vehículos pasan por los test de Euro NCAP como el resto de modelos que se comercializan en nuestro continente y que las estrellas se obtienen siguiendo el mismo sistema de puntuación. Al margen de eso, la firma de la estrella decidió llevar a cabo una colisión frontal entre sus Mercedes EQA y EQS SUV, lo que sería el SUV de acceso y el de representación en su gama.
Es la primera prueba de este tipo que se realiza y enfrentaba a un modelo de 2,2 toneladas contra otro que queda cerca de las 3 toneladas. La velocidad también estaba por encima del mínimo establecido en estas pruebas, pues los dos circulaban a 56 km/h. Con esos pesos por encima de la media y una velocidad elevada se aprecia una deformación muy exagerada, aunque eso puede llevar a engaño. La realidad es que las carrocerías absorbieron correctamente el impacto y la zona de seguridad de los pasajeros permaneció intacta. Todas las puertas se abrían y los pasajeros podrían haber salido por su propio pie.
También se detectó que el sistema de alto voltaje de los eléctricos se desconectó automáticamente durante la colisión. Con esta prueba Mercedes quiere demostrar que sus vehículos también aguantarían accidentes en la vida real y no sólo las pruebas de choque predefinidas. Los maniquíes de prueba presentaron un bajo riesgo de lesiones graves o mortales tras analizar sus 150 puntos de medición. De hecho, hay una novedad porque se utilizaron hasta tres maniquíes de mujeres y uno de hombre (dos en cada coche).
También se hizo hincapié en controlar la electricidad en caso de accidente, con una protección multietapa de alta tensión que separa todos los componentes con tensión superior a 60 voltios y los desconecta en caso de colisión grave. La prueba de choque entre los Mercedes EQA y EQS fue realizada en el Centro Tecnológico de Seguridad de Vehículos en Sindelfingen (Alemania), unas de las instalaciones más avanzadas de la marca.
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