Mientras en España nos tiramos de los pelos porque los combustibles alcanzan precios históricos y superan lso 1,5 euros, hace tan solo unos días, el precio de la gasolina en Francia superaba por primera vez los dos euros el litro. Ante las constantes subidas del precio del barril, el Gobierno francés ha decidido tomar cartas en el asunto, anunciando una reducción de impuestos en los combustibles.
Así lo ha confirmado Jean-Marc Ayrault, primer ministro galo, que ha matizado que se tratará de una rebaja “modesta y provisional” que permitirá al Ejecutivo francés exigir a las compañías petroleras “su parte de esfuerzo” para intentar frenar la imparable escalada del precio del barril.
Fue antes de las elecciones cuando el por entonces candidato socialista a la presidencia. François Hollande, prometió congelar los precios de los combustibles ante una hipotética subida repentina, pero, según aseguran desde el Elíseo, no ha sido necesario ejecutar la media hasta este instante, ya que el precio del barril de crudo había dado un “respiro” en los últimos meses.
Jean-Marc Ayrault ha añadido que, “si nos proyectamos a diez o veinte años», el precio de la energía fósil va a aumentar por la situación estratégica de los países productores y la evolución de la demanda mundial de crudo”. Aunque desde el Gobierno se han afanado en insistir que se trata de una medida con carácter regulador planeada desde hace semanas, la oposición no ha dejado pasar la oportunidad de criticar lo que ha calificado como una actuación improvisada de cuyo efecto positivo han mostrado serias dudas.
Por el momento, ningún país del entorno europeo ha mostrado síntomas de una actuación similar, a pesar de que la problemática del alza de los precios de las gasolinas es un inconveniente comunitario que afecta directamente al bolsillo de los ciudadanos europeos.
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