Como han hecho muchas veces “Los Simpson”, hay ciertos momentos en la vida que ya habían sido anticipados. Esta vez no hablamos de Donald Trump como presidente de Estados Unidos (Camino a OJ-ninguna parte, 2005) o de Miley Cyrus en una bola de demolición (El actor secundario Bob vuelve a las andadas, 1994), sino del nuevo BMW Serie 4 y su polémico diseño frontal. Pero este ya fue vaticinado no solo por el prototipo Concept 4 en 2019, sino por el preparador Hartge en un Serie 6 en 2005.
Curiosamente, fue una época un tanto oscura para la firma de Múnich en cuanto a términos de diseño se refiere. Chris Bangle se hizo cargo de traer a los coches de BMW del siglo XXI, siendo el primero de ellos –y también el más desafortunado– el Serie 7 (E65) en 2001. A este le siguió el Z4 (E85) en 2002, el Serie 5 (E60), el Serie 6 (E63) y el X3 (E83) en 2003, el Serie 1 (E81) en 2004, el Serie 3 (E90) en 2005 y el X5 (E70) en 2006. También acabaría firmando los próximos Serie 7 (F01) y Z4 (E89) en 2009.
A día de hoy, la mayoría de estos modelos ya han calado en el subconsciente de la gente, y hasta resultan bonitos, pero hace 15 años sus líneas eran de lo más controvertidas. Con la idea de “mejorar” la estética del coupé de mayor tamaño de la firma bávara hasta la llegada del Serie 8 (G14), Hartge presentó a la prensa y al público en el Essen Motorshow una creación un tanto particular. Quizá ya sabían de antemano que tendríamos que acostumbrarnos a ver esa parrilla en los futuros coches de BMW.
Se desechó la proporcionada parrilla de doble riñón para colocar en su lugar había otro par de rejillas de mayor tamaño que ganaban aún más protagonismo gracias a su colocación vertical. Como si eso no fuera lo suficientemente difícil de asimilar, Hartge luego agregó pequeñas tomas de aire adicionales a cada lado de los faros en un parachoques personalizado donde lo único que casi permanece intacto son las luces antiniebla y las molduras que lo rodean. Como el Serie 4 (G22), no enamoraba a primera vista.
En aquel entonces, se suponía que combinaba el aspecto retro con el moderno. El preparador llamó a su criatura “BMW Hartge E63 Signature Edition”, y en ese momento se vendió en un considerable número de unidades, especialmente a Dubái durante su máximo apogeo. Junto al kit de carrocería también había un discreto logotipo “5.1” tras las ruedas delanteras, salidas de escape de acero inoxidable ambos lados y unas llantas de aleación específicas de 21 pulgadas con neumáticos de altas prestaciones.
Afortunadamente, no solo era estética, y el BMW Serie 6 de Hartge también recibía mejoras a nivel mecánico. Tomando como base un 645i, el V8 de 4.4 litros aumentó su cilindrada hasta los 5.100 cc. Pasó de entregar 333 CV de potencia y 450 Nm de par motor a 420 CV y 520 Nm. Con estos nuevos números, conseguía hacer el 0 a 100 km/h en 4,9 segundos (- 0,7 s) y acelerar hasta los 290 km/h de velocidad máxima (+ 40 km/h), nada mal para 1.695 kg de masa. Por supuesto, todo quedaba entregado al eje trasero.
Fuente: Tuningblog.eu
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