Ya hemos hablado en ocasiones de algunos de los problemas de los coches con motor de gasoil. En España suponen en torno al 70% de los coches vendidos ya que su consumo es netamente inferior al de los coches con gasolina, aunque el diésel no compensan tanto y es más sucio. Pagan menos impuesto de circulación debido a que las emisiones de CO2 son inferiores en los diésel, pues están asociadas directamente al consumo. Pero emiten otro tipo de gases, como NOx y SO2. Son partículas que contaminan las ciudades y aumentan la mortalidad, hasta el punto la OMS confirmó el pasado año que el diésel provoca cáncer. Pero hay otros seres a los que el diésel está matando: las abejas.
Y es que los humanos, como especie, no estamos tratando nada bien a las abejas. Ellas trabajan muy duro para polinizar las plantas, básicas para la existencia humana. El propio Albert Einstein aseguró que si la abeja desapareciera del planeta a la especie humana solo le quedarían cuatro años de vida. El problema es que desde el año 2004, las abejas se mueren, sin que exista un diagnóstico certero. La mortandad es aún peor desde 2009 y se destinan millones de euros a estudios. Uno de ellos, recientemente publicado, ha descubierto que los motores diésel eliminan la capacidad de abeja para oler las flores.
Según informa The Guardian, los investigadores han descubierto que son los óxidos de nitrógeno (NOx) presentes en los gases de diésel se mezclan y reaccionan con los productos químicos que dan olor a las flores… que cambian por otros productos químicos que no tienen sentido para las abejas. No hace falta ser einstein para saber que, si las abejas no pueden oler las flores , no pueden encontrarlas, lo que significa que no pueden alimentarse de ellas ni tampoco polinizarlas.
La investigación consistió en enseñaron a las abejas a asociar olores florales con alimentos en forma de una solución de azúcar. Una vez que las abejas aprendieron la conexión comenzaron a pegar la lengua en previsión de obtener alimento, incluso si no se le ofrecía, una indicación de que reconocían el olor. Cuando el olor se presenta sin contaminantes , las abejas los reconocen el 98-99 % de las veces. Pero después de que el olor se mezclase con emisiones de diésel que se encuentran en el borde de cualquier carretera, las abejas sólo reconocieron los olores un 30 % de las veces.
¿Tomará la UE algún tipo de medida? ¿Seguirá el diésel pagando en España menos impuestos que la gasolina? ¿Seguirán las normativas de emisiones centradas únicamente en las emisiones de CO2? Son muchos interrogantes que resolver, si bien cada vez hay más puntos en contra de los coches diésel, o al menos de su generalización masiva, como ocurre en el sur de Europa. Eso sí, cuando te pique una abeja, piensa que es probable que te lo merezcas.
Fuente: The Guardian
Más información: Estudio publicado en Nature
Foto: cc FLickr Andreas, Sean Winters