El nombre “Jarama” puede referirse a: un río en España, en una región al norte de Madrid donde las fuerzas nacionalistas y republicanas combatieron durante la Guerra Civil (1936-1939); a la primera pista de carreras dedicada construida en el país (1969); a una famosa raza de toros de lidia; y a la identificación que Lamborghini usó en 328 de sus deportivos producidos entre 1970 y 1976.
Oficialmente bautizado como Lamborghini Jarama GT, fue presentado en el Salón del Automóvil de Ginebra en marzo de 1970 y fue, de acuerdo con la casa italiana, “la última evolución del concepto gran turismo 2+2 de la compañía, con un motor de 12 cilindros montado en la parte delantera”. Tomando como base al Lamborghini 400 GT e Islero ya existentes, el Jarama tenía una carrocería diseñada en Carrozzeria Bertone, Turín, por Marcello Gandini. Las “líneas tensas y angulares” fueron la temática general, la cual encajaba perfectamente con las tendencias de los 70.
Su diseño no se percibe igual de rápido como el de un Countach o el de un Miura, pero fue un modelo relativamente exitoso para la marca, con 328 unidades fabricadas. La carrocería de las unidades de la pre-serie fue ensamblada por Carrozzeria Marazzi de Caronno Pertusella, Varese, recién terminada la producción del Islero, mientras que los modelos de serie se producirían en la planta de Carrozzeria Bertone en Grugliasco, Turín. Las últimas 100 unidades fabricadas en 1972 serían “híbridas”, con paneles de carrocería cortesía de Bertone y ensamblados en Marazzi.
A pesar de contar como punto de partida con una estructura conocida, se renovó el chasis con un sistema de frenado compuesto por cuatro grandes discos (en lugar de tambores), los cuales contaban con ventilación en el eje delantero, y el ancho de vía fue ampliado en 10 centímetros (a 1.490 mm en total). Por otro lado, el juego de llantas de magnesio Campagnolo de 15 pulgadas completaban el resto de los elementos nuevos más destacados para entrar en la nueva década. Al Jarama se conocía de hecho como la versión “pequeña” del Lamborghini Espada de cuatro plazas.
En verdad, tenía el chasis del Espada recortado en 270 milímetros, manteniendo el motor y la mayor parte de sus componentes. Su corazón, un V12 de 3.9 litros, estaba alimentado por seis carburadores Weber, entregando 350 CV a 7.500 rpm y 394 Nm a 5.500 rpm. Toda la caballería se trasladaba a las ruedas traseras a través de una caja manual de cinco velocidades, o como opción una automática de origen Chrysler de tres velocidades. En términos prestacionales, hacía el sprint 0 a 100 km/h en menos de siete segundos y rozaba los 250 km/h de velocidad máxima.
El interior era típicamente italiano, con un tapizado de cuero para casi todo lo que las manos podían alcanzar, aire acondicionado y un “cómodo habitáculo” para un coche deportivo, además de un maletero “espacioso”. Sin embargo, la posición tras el volante no era muy ergonómica, con un aro demasiado alejado y unos pedales cercanos al asiento. Su diseño tampoco es que estuviese muy cuidado: los asientos ofrecían una “razonable” sujeción lateral, y la mayoría de la botonera y mandos secundarios estaban repartidos sin ningún tipo de lógica por el salpicadero.
La producción del Lamborghini Jarama, tras el Salón del Automóvil de Ginebra de 1972, se amplió con la versión “GTS”de 365 CV, con una toma de aire transversal en el capó y dos salidas de aire detrás de los pasos de rueda delanteros. En el interior había un salpicadero de nuevo diseño con nuevos instrumentos y una forma diferente de los asientos delanteros para mejorar el espacio en la parte trasera. Se fabricaron 152 unidades de esta vertiente. En la versión “S” también fueron diferentes las llantas de aleación: menos elaboradas y sin la única tuerca central.
Durante muchos años, tanto el Islero como el Jarama fueron los “olvidados” de Lamborghini en el mercado automotriz; la mayoría de la gente solo conoce al Countach, el Diablo, el Murciélago y el Aventador, junto con el Gallardo y el Huracán, pero modelos como el Jarama o el Urraco no eran demasiado conocidos para muchos. Pero esto ha ido cambiando en los últimos años, y hoy en día un Jarama está igual de cotizado que cualquier modelo más moderno de la firma del toro, aunque los valores que piden por él aún no son tan altos como los de un Miura o un Countach.
Ferruccio Lamborghini, a sus 75 años, dijo a Thoroughbred & Classic Cars en una entrevista de 1991 que el Jarama 400 GT era “el coche perfecto”. Con tantos deportivos fabulosos para elegir, fue el Jarama el que su fundador eligió para elevar de la historia del exótico fabricante. “Preferí el Jarama a todos los demás, porque es el compromiso perfecto entre el Miura y el Espada”, dijo Lamborghini. Hay que tener en cuenta que el Jarama fue el último vehículo de la casa equipado con un motor en posición delantera, con la excepción de un par de SUVs, el LM 002 y el Urus.
“El Miura es un deportivo para los jóvenes de corazón. Yo mismo, lo consideré demasiado extrovertido después de un tiempo. A su vez, el Espada era mi Rolls-Royce, todavía bastante rápido, pero también grande y cómodo. El Jarama es el deportivo perfecto si solo quieres tener un coche”, declaró a la publicación británica.
Fuente: Lamborghini
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