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Mario Nogales

Para 2025 casi la mitad de las emisiones seguirán siendo de coches anteriores a 2014

Vivimos un momento de completa transformación en el mundo del automóvil. Las normativas de emisiones, cada vez más restrictivas, están limitando a los fabricantes. Ahora centran todos sus esfuerzos en modelos eléctricos o altamente electrificados para poder ceñirse a los calendarios de prohibiciones. Sin embargo, en muchos países sus ventas no avanzan al ritmo deseado. De hecho, se calcula que para 2025 casi la mitad de las emisiones seguirán siendo de coches anteriores a 2014.

Ya hemos hablado de la elevada edad del parque móvil español, algo que también ocurre en otros países europeos. Y eso preocupa a algunos organismos como la Asociación Europea de Fabricantes de Automóviles (ACEA). Han sido los encargados de calcular que coches de antes de 2014 representarán un 60 % de la flota total en la Unión Europea y serán los responsables del 43 % de las emisiones de NOx para 2025. Hablamos de los vehículos que entran dentro de la normativa Euro 6 y anteriores.

Se dice que el impacto de la normativa Euro 7 que está por venir va a ser menor. No se rebajarán tanto las emisiones NOx proporcionalmente, así que su implementación tendrá un impacto marginal. Al mismo tiempo, se dice que «una inversión masiva en Euro 7 también desviaría importantes recursos financieros y de ingeniería de las tecnologías eléctricas de baterías y celdas de combustible hacia el motor de combustión interna». Claramente no es algo que interese a los grandes fabricantes de coches, a pesar de que algunos sí pretenden alargar la vida de esos motores mediante combustibles sintéticos y otras soluciones.

El caso es que desde ACEA creen que se debe realizar una renovación de la flota de automóviles que sean anteriores a Euro 6. Jubilar a esos coches de antes de 2014 contribuiría a rebajar sustancialmente las emisiones de NOx y también las de CO2. Aunque ahí comienza la pescadilla que se muerde la cola, pues la electrificación total todavía no es factible para muchos usuarios por su elevado precio o por la insuficiente infraestructura de recarga. Se espera que para 2030 el total de emisiones contaminantes se haya reducido a prácticamente la mitad, pero es un camino largo por recorrer.

Fuente: ACEA

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