A medida que el mundo se traslada rápidamente hacia el vehículo eléctrico prácticamente por la imposición de las estrictas leyes medioambientales, la industria automotriz está lidiando con algunos problemas iniciales. Uno de los más relevantes es la infraestructura de red de carga a nivel global, que tiene que incrementar su presencia y mejorar su eficiencia a medida que los fabricantes amplían su gama de cero emisiones.
Con ello también se incrementan las grietas en sus grandes esquemas. Recientemente, se supo que un grupo de programadores ucranianos piratearon una larga serie de estaciones de carga para coches eléctricos fuera de Moscú con el fin de mostrar mensajes en contra de la guerra y, especialmente, al culpable de ella, Putin. Incluso en Reino Unido se hackearon algunas de estas estaciones para mostrar ciertas imágenes gráficas. Esto nos dice que piratear la infraestructura para vehículos eléctricos se está volviendo algo común.
En consecuencia, esto podría ser un problema mayor de lo que muchos podrían pensar. Algunos expertos, de hecho, han visto un aumento en los incidentes de piratería de estaciones de carga en los últimos meses, incluidos incidentes en los que los “virtuosos” cargaban ransomware en los cargadores para ralentizarlos o detener su funcionalidad por completo. El ransomware es utilizado por los piratas también para bloquear a los usuarios de sus perfiles hasta que paguen una tarifa de rescate, o para ahorrar en las tarifas de carga.
“Ya estamos empezando a ver los primeros hackeos, y estoy convencido de que han ocurrido muchos más casos que no se han publicado. Los piratas informáticos están buscando formas de ganar dinero”, dice Yoav Levy, director ejecutivo de Upstream Security (un proveedor israelí de plataformas de ciberseguridad automotriz) a Europe Automotive News. Pero no son solo las estaciones de carga las que están siendo pirateadas: los propios coches también están siendo “violados” por operadores externos para todo tipo de propósitos.
Con el auge de las actualizaciones inalámbricas y la interconexión cada vez más amplia entre los coches y dispositivos electrónicos personales, cada vez es más fácil para los hackers tener acceso a nuestros vehículos. En 2018, un hacker de sombrero negro (black hat) usó su teléfono para piratear el software de un Tesla Model 3. El joven, de 21 años, logró darse a la fuga. Y es que, desde 2021, más del 80 % de los ataques cibernéticos se han hecho de forma remota, sin conexión física entre el pirata informático y el vehículo per se.
Levy afirma que los piratas informáticos podrían, eventualmente, apuntar a vehículos de flotas y pedir grandes sumas monetarias para permitir que un gran número de vehículos carguen en estaciones pirateadas. “¿Alguien va a pagar el ransomware para liberar su estación de carga en casa? No lo creo. Pero si tienes una flota, o si este es tu negocio, entonces enfrentas un riesgo mayor. Piensa en una empresa de reparto: justo antes de Navidad toda tu flota se cierra. ¿Qué tan perturbador podría llegar a ser para las grandes empresas?”, añade.
A medida que crece la nueva tecnología, también lo hará la seguridad, pero en este momento, los piratas informáticos están viendo una oportunidad de oro para ganar algo de dinero. Ya lo sabes, hecha la ley, hecha la trampa.
Fuente: Automotive News