La pasión de Zoltan Bod por la mecánica comenzó cuando tenía catorce años, cuando construyó su primer vehículo de tres ruedas para corretear por el campo. Eso sólo sería el principio: Con apenas 18 se inició un proyecto de tres años para crear una personalización espectacular de un Austin de 1950 (cómo gustan estos coches británicos en América), que ganó el primer premio en la Exposición Nacional del Pacífico de 1979.
Desde entonces Bod ha dedicado su vida a su amor por la velocidad y la mecánica y ha participado en muchas restauraciones de automóviles. «Pero ahora he llegado a un punto en mi vida donde me veo obligado a centrar toda mi experiencia en crear un coche que sea excitante cuando lo ves y cuando lo conduces», asegura. Pero su idea no era crear un Batmóvil casero. Porque en su lista de gustos tiene una prioridad por encima de todo: «He pensado en todo momento en la gestión eficiente de la energía, que el coche que yo cree nos señale el camino hacia un futuro sostenible».
Bod ha bautizado a su prototipo como Zoleco (una combinación del nombre de Bod con la palabra «eco»). Lo fabricó en su garaje y, consciente de la importancia del diseño aerodinámico y el peso para el consumo (el mejor ejemplo es el prototipo Avion de 1984), su carrocería tiene forma de lágrima (nos recuerda al Mercedes Bionic inspirado en los peces). Pero eso no significa que se olvide la ergonomía interior y que tenga una capacidad más que aceptable: pueden sentarse cuatro pasajeros cómodamente.
Para moverlo emplea un motor de tres cilindros de gasolina con turbo, pero logra un consumo irrisorio: 1,56 litros a los 100 km gracias al uso de tecnologías sencillas, como los frenos con recuperación de energía, que conserva la energía tanto como sea posible.
Según Bod, el cuerpo ligero del Zoleco y el diseño que reduce la resistencia aerodinámica consiguen bajar el consumo de combustible un 82% en comparación con un coche de cuatro personas convencional que use el mismo motor. Además, según Bod, no es un coche aburrido: puede ser divertido y alcanzar velocidades de escándalo: «Todas las pruebas indican que el Zoleco sólo necesitará 8,2 CV para mantener velocidades de 104 km/h», asegura. «Y si lo pusiésemos en una superficie completamente plana, como las salinas de Bonneville donde se realizan pruebas de velocidad, todos nuestros cálculos nos indican que el motor base que usamos, con 80 CV, podría empujar al Zoleco a más de 233 km/h a poco que el viento nos ayudase mínimamente».
¡Estamos deseando que lo intente! Y en su lucha para reducir el consumo no estaría mal que se pusiera en contacto con Pateco, el jubilado gallego autor de los motores más pequeños del mundo, un genio del downsizing.
Vía:Eccomoder
Galería de fotos (desde la maqueta inicial al modelo final):