Cuando salió en 1982, la Ford Ranger se posicionó básicamente como una herramienta de trabajo, un vehículo que ayudaba a los quehaceres de la vida rural. Los tiempos han cambiado y también los usos que se le da a los pick-up. De ahí que estemos viendo en los últimos tiempos una corriente que trata de dar ciertos aires deportivos a estos vehículos que otrora fueron meramente industriales. El Ford Ranger Raptor es el perfecto ejemplo de ello.
Ya probamos la impresionante a la par que ilógica versión con el V6 de gasolina y ahora hacemos lo propio con la diésel. A priori todo apunta a que esta será la variante más cabal, la más aprovechable en el día a día. Sin embargo, ¿podrá mantener ese carácter tan marcado que debe ir ligado a la denominación Raptor? Hay que decir que en Europa ésta fue precisamente la primera versión deportiva de la pick-up que llegó en 2018. Ahora busca reafirmarse.
Exterior
El diseño es indudablemente Raptor. Da igual que sea el diésel, eso no lo iba a hacer menos y mantiene ese punto fuerte que es la deportividad estética mediante un buen número de elementos específicos. Lo más destacado es ese frontal tan alto y voluminoso, con una parrilla que queda a la altura del pecho de la mayoría de personas. A diferencia de otras versiones, tiene el nombre de Ford bien marcado y un entramado de panal de abeja para dejar paso al aire y refrigerar su mecánica. Es un juego que funciona y que le da mucho poderío.
La iluminación con forma de C y tecnología LED se adapta a la parrilla, dejándola acotada. Y por debajo queda uno de los paragolpes más prominentes que recordamos. Queda clara la vocación del Ranger Raptor solamente con ver esa protección plateada y sus alrededores en plástico negro. Llegan hasta unos pasos de rueda abultados para que quepan unas llantas de 17 pulgadas que parecen pequeñas al montar neumáticos todoterreno con medidas 285/70. Las taloneras que las conectan son poca broma…
La zaga es similar a la de la mayoría de pick-up en su vertiente de doble cabina. Unas pequeñas puertas traseras y una superficie de carga con un cierre muy aprovechable rematan la zaga. Eso se traduce es unas líneas muy rectas y un pequeño portón totalmente vertical. En su centro está el logotipo del óvalo, mientras que en la parte inferior va «tallado» el nombre del modelo. Los pilotos traseros LED van en disposición vertical en los extremos del vehíhiculo, mientras que el paragolpes es muy robusto para aguantar cualquier cosa.
Las dimensiones de este pick-up son muy a tener en cuenta, pues no se ajustan a todos los lugares. Lo pasará mal en las ciudades o en los aparcamientos pequeños debido a su longitud de 5,38 metros, a la que hay que sumar una anchura de 2,03 metros y una altura de 1,92 metros. Por otro lado, presume de una distancia entre ejes de 3,27 metros en esta carrocería de doble cabina, única disponible en las Raptor.
Interior
El habitáculo tenía que tener ese aspecto deportivo que va ligado a la denominación Raptor. No le falta gracias a esos asientos específicos con una exquisita tapicería de piel, con algunas inserciones de Alcántara. El tono principal es el negro, pero también aparecen acentos naranjas y el nombre de la versión en varios puntos. Se repite esa premisa en varios puntos del habitáculo y el volante también lo replica. En general, tenemos que hablar de una calidad inaudita en una pick-up, tanto la apariencia como el tacto son sobresalientes.
La misma sensación tenemos desde el puesto del conductor, pues queda a mano una tecnología que antaño era más propia de los turismos. Ahora este tipo de vehículos ya cuenta con una dotación bastante completa y en el caso del Ranger Raptor aparece el sistema Ford SYNC 4 con una destacada pantalla táctil de 12 pulgadas en formato vertical totalmente integrada en el salpicadero. Sorprende por su rapidez, por su precisión y por la cantidad de funciones que tiene.
Este sistema es bastante sencillo e intuitivo, con ventajas como la conectividad con Android Auto y a Apple CarPlay de forma inalámbrica. Otro detalle que convence es que mantenga unos mandos analógicos para la climatización justo en la parte inferior. Eso ayudará a no distraer al conductor, que también tiene la posibilidad de modificar los parámetros desde la pantalla. No es la única superficie que muestra información, pues se completa con una instrumentación digital de 12,4 pulgadas con muchísimos datos.
Aunque sea una pick-up de doble cabina, sorprende el tamaño de las plazas traseras del Ford Ranger Raptor. La altura para acceder es elevada, pero cuenta con las estriberas para ayudar a que los usuarios accedan a su interior. Una vez dentro hay cinco plazas, con una central más justa y con túnel de transmisión, y dos laterales más capaces. Destacan por el espacio para las piernas y para la cabeza, además de tener salidas del aire y tomas USB también aquí detrás.
Maletero
Como suele ser habitual, en las pick-up no hablamos de maletero, es la superficie de carga. Ésta de aquí es una de las más capaces del segmento gracias a unas medidas de 1.544 x 1.584 mm que dejan atrás a sus rivales más directos. La cubierta es de plástico duro y rugoso, está más que para sufrir las inclemencias del tiempo y cargar objetos de todo tipo. Sin embargo, tenemos la oportunidad de llevarla totalmente tapada, como es el caso.
En este caso se suma un sistema eléctrico para que sea más fácil para el usuario abrirla o cerrarla desde un botón en el interior. Hace que se gane en comodidad y también le da un toque de refinamiento a la Ranger Raptor. Curiosamente, en esta superficie también vemos dos tomas de corriente e iluminación LED.
Motor
Ya mencionamos que la Ford Ranger Raptor llegaba en dos versiones bien diferenciadas, por primera vez a nuestro país. Antes sólo había un diésel, ahora se incorporaba el V6 de gasolina que ya probamos y se modificaba la variante petrolera. En este caso, bajo el capó aparece el 2.0 EcoBlue de cuatro cilindros con un nivel de potencia que pone el punto de acceso. Lo que se mantiene es la transmisión automática de diez velocidades y, por supuesto la tracción total.
El bloque diésel de cuatro cilindros llega hasta los 210 CV y 500 Nm de par, algo menos que el anterior V6 diésel de 240 CV, pero una cifra suficiente para moverlo con soltura. Las prestaciones no son tan destacadas, pero es capaz de acelerar de 0 a 100 km/h en 10,5 segundos y tiene una velocidad máxima de 180 km/h. Sin embargo, lo más importante lo descubrimos cuando nos ponemos al volante de este mastodonte de capacidades extraordinarias.
Comportamiento
Cuando llega ese momento estamos expectantes al momento de arrancarlo. La Raptor de gasolina nos regalaba un sonido difícilmente replicable y eso no ocurre en el diésel. Era algo lógico y que no podemos convertir en crítica, cada versión es una cosa diferente. De hecho, aquí hay también dos cilindros menos y unas prestaciones más contenidas. La cuestión es ¿cumple con las expectativas? Con los primeros kilómetros nos vamos haciendo a la idea de que será un sí rotundo si no miramos la parte irracional.
No suena ni corre como la de gasolina, pero la forma en la que acelera y esa entrega progresiva del par la verdad es que enamoran. Son 210 CV y 500 Nm de par desde muy abajo y de una forma totalmente lineal. Para quien lo no recuerde, estamos con un vehículo puramente todoterreno y esa inmediatez se aprovecha principalmente en el campo y a velocidades reducidas. Además, la transmisión automática de diez velocidades le hace justicia a la mecánica y funciona de manera muy suave.
No hay que olvidar que a pesar de tener otro motor y moverse con otro combustible, cuenta con las capacidades de una Raptor. Comenzando con el sistema de traccióntotal con varios modos ajustables. Por defecto, con el 2H tendremos un vehículo con propulsión al eje trasero. Sin embargo, el modo 4A manda la tracción a las cuatro ruedas de forma inteligente cuando sea necesario. Podríamos también bloquear la tracción 4×4 con el 4H e incluso cuenta con reductora seleccionando el 4L.
Con estas premisas hay que decir que es un vehículo capaz prácticamente de todo fuera del asfalto. Se nos ocurren pocos todoterrenos que estén a su altura. Además, su suspensión integra unos amortiguadores de válvulas Performance Fox Live con regulación electrónica que son la guinda del pastel. Son capaces de filtrar cualquier desperfecto del terreno y de pasar con cierta facilidad por lugares por los que otros no se atreverían.
Eso lo consigue gracias a un chasis muy bien ajustado en el que incluso mejora el confort en carretera. Ya no es ese pick-up ruidoso e incómodo, incluso permitiría hacer algún que otro viaje, siempre teniendo en cuenta el inevitable ruido aerodinámico. Y en conducción offroad nos deja ángulos bastante sorprendentes y mejorados respecto a la versión anterior. Tiene uno de ataque de 31º, un ángulo ventral de 24º y uno de salida de 27º. También aguantaría inclinaciones laterales de 30º y una profundidad de vadeo de 850 mm.
Lo último, pero no menos importante es la ventaja principal que tiene el bloque diésel respecto al gasolina: el consumo. Mientras que en la prueba con la otra versión hablamos de una media de 14,5 litros siendo generosos, en este caso nos quedamos en torno a los 12 litros. Vale que no es una cifra reducida, pero no hay que olvidar sus dimensiones, su peso de 2.520 kg o la tracción total.
Opinión coches.com
En definitiva, la Ford Ranger Raptor diésel es una opción muy válida para muchos. No tiene ese desempeño ni el carácter que presenta el de gasolina, pero sigue siendo uno de los mejores todoterrenos del mercado. De hecho, con este combustible se consiguen ventajas como la respuesta a bajas revoluciones o un consumo más reducido. Todo ello manteniendo la personalidad marcada que va ligada a la denominación Raptor, tanto a nivel estético como en la puesta a punto de su chasis.
El precio de partida de la Raptor diésel está en 53.400 euros, que no es demasiado si lo comparamos con otros rivales. También queda está algo por debajo de lo que anuncia la de gasolina. Además, esta versión tiene como ventaja principal el coste por uso inferior. Los consumos son mucho más ajustados y eso va a ser que el día a día sea más llevadero. A quien no le preocupe el bolsillo y prefiera la contundencia y el sonido del V6, que vaya a por él sin dudarlo.
- Sigue siendo un Raptor
- Consumos más sensatos
- Comportamiento offroad
- Dimensiones exageradas
- Sin el carácter del gasolina
- Precio elevado
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