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Mario Nogales

Opel Crossland 1.2T 130 CV, prueba a fondo con el racional de la familia

Muchas veces nos quejamos de que las actualizaciones de los coches suelen ser aburridas y demasiado lineales, que apenas hay cambios entre lo lanzado y su antecesor. Sin embargo, de vez en cuando nos sorprenden modelos como este nuevo Opel Crossland, que introduce un lavado de cara importante para el SUV pequeño de la marca del rayo. El primer cambio sucede en el nombre, pues en el camino ha perdido la X que servía para denominar a los crossovers de la marca. Por eso ahora los Mokka X y Crossland X se quedan en Mokka y Crossland “a secas”.

La verdad es que puede sorprender que Opel tenga dos SUV en el mismo segmento, separados por apenas 7 centímetros de longitud. Pero el planteamiento de ambos es muy distinto. Mientras que el Mokka busca un diseño más llamativo y la opción a tener mecánica eléctrica, el Crossland queda como un modelo más funcional e indicado para familias por su generoso espacio interior. En este no habrá una versión eléctrica, aunque podría ser interesante para muchos usuarios.

Porque en el caso del Crossland no nos podemos quedar con un simple cambio de denominación. Se trata de una actualización notable de un coche que saca el orgullo de la industria nacional. Se fabrica en la planta de Figueruelas en Zaragoza, compartiendo línea de montaje con el Citroën C3 Aircross. Desde su lanzamiento en 2017 se han hecho más de 300.000 unidades, siendo la mayoría exportadas a otros mercados. Ahora vamos a ver lo que nos puede ofrecer este nuevo Crossland.

Exterior

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Como ya decíamos, el exterior es uno de los puntos que más ha cambiado en el Opel Crossland. Se percibe la influencia del nuevo lenguaje de diseño del Mokka, sobre todo en la parte frontal. Aquí poco tiene que ver con su antecesor, pues introduce el Opel Vizor que estará en todos los futuros modelos de la gama. Eso se puede observar en esta calandra en color negro que no es funcional y que integra unos faros LED de nuevo diseño.

Los paragolpes también cambian sustancialmente y destacan por una mayor robustez. Se nota principalmente en esta defensa plateada alrededor de la rejilla inferior. Los detalles cromados están muy presentes en este Opel Crossland, pues los vemos en los marcos de la máscara negra, en estas molduras alrededor de los antiniebla o en el lateral en las barras de techo, la línea que une los pilares A y C o en las puertas. Llaman también la atención las llantas de hasta 17 pulgadas.

Otra cosa que se trata de enfatizar es su condición de crossover recubriendo de plástico negro todos los bajos de la carrocería, algo que ya veíamos en su antecesor. Y lo cierto es que a nivel de diseño lo que menos cambia es la zaga, pues se mantienen las líneas principales. En la parte superior hay una luneta de pequeñas dimensiones y posición bastante vertical y unos pilotos LED que estrenan firma lumínica y que van unidos por un marco en negro. Por debajo está el nombre del modelo en posición central y en la parte baja un paragolpes que une ese acabado con plástico negro junto con una protección plateada.

Las medidas del Opel Crossland también cambian respecto a su antecesor, siendo ligeramente más ancho y más alto. Se queda con una longitud de 4.229 mm, una anchura de 1.765 mm y una altura de 1.605 mm; con una distancia entre ejes de 2.604 mm. Destacar que, aunque se trate de un SUV pequeño, sus formas recuerdan a las de un monovolumen por su generosa altura y unos voladizos muy cortos para aprovechar al máximo el espacio interior como veremos a continuación.

Interior

Cuando pasamos al habitáculo del Opel Crossland, la verdad es que no hay tanta evolución como vimos por fuera. Este apartado permanece prácticamente inalterado respecto a su antecesor y mantiene la misma tecnología. Desde el asiento del conductor podemos alcanzar un volante multifunción con buen tacto y a través de él vemos una instrumentación mixta. Hay dos grandes esferas analógicas para las revoluciones y la velocidad, y entre ellas una pantalla TFT a color de 4,2 pulgadas que muestra la información del ordenador de a bordo.

Opcionalmente también se puede equipar un Head-Up Display que no se proyecta directamente sobre el parabrisas, sino que se refleja en un pequeño cristal que sale cuando encendemos el coche. Esto nos deja con que todo el infoetrentenimiento se recoge en la pantalla de 8 pulgadas del sistema Multimedia Navi Pro que lleva nuestra unidad. De serie está el Multimedia Radio con pantalla de 7 pulgadas y menos funcionalidades

En este caso tenemos que destacar la fluidez del sistema, el tacto preciso de la pantalla y los menús simples; por lo que será fácil de manejar por cualquier tipo de usuario. Como en el resto de vehículos de PSA, contamos con la navegación por TomTom con información del tráfico en tiempo real y también conectividad completa gracias a Android Auto y Apple CarPlay. En la parte baja tendremos las tomas USB para conectarlo. Y por debajo de la pantalla quedan los controles de la climatización analógicos con botones y ruletas también muy fáciles de utilizar.

Si pasamos a hablar de la calidad de este Opel Crossland la tenemos que posición en la media del segmento. Como en el resto de SUV pequeños generalistas, predominan los plásticos en este interior, siendo más blandos los del salpicadero y la parte superior, y algo más abruptos los de las zonas bajas. Destacan para bien en este acabado la tapicería de tela o la moldura de plástico que puede ir en varios colores. No termina de convencer el negro piano de la consola central, aunque es poco.

Ya dijimos al principio que el Crossland era la apuesta familiar de Opel entre los B-SUV. Eso ya se puede notar desde las plazas delanteras donde lo que más destacaríamos es el espacio disponible para las cabezas, algo que se consigue con esa generosa altura que vimos en el exterior. Los asientos pueden llegar a ser de sobresaliente si se elige opcionalmente los AGR, que tienen una certificación por su ergonomía y capacidad de cuidar la espalda. Son especialmente recomendables para quienes hagan muchos kilómetros.

Aunque la verdadera sorpresa nos la llevamos en la segunda fila de asientos. Aquí el Crossland no tiene nada que envidiarles a modelos de segmentos superiores. El espacio para las cabezas sigue siendo destacado y podemos estirar las piernas de forma notable. De hecho, cuenta con una solución muy práctica como es la banqueta trasera con desplazamiento longitudinal, que permite mover la posición de los asientos hasta 15 cm en función de las necesidades. Lástima que sea opcional y no esté presente en todas las versiones (nuestra unidad no la llevaba).La anchura también ha mejorado, aunque seguimos viendo una plaza central menos aprovechable por carecer de forma y tener un túnel central.

Maletero

El maletero es otro de los puntos fuertes del Opel Crossland y también se sitúa por encima de la media del segmento. Tiene una capacidad inicial de 410 litros, lo cuál no está nada mal. Pero encima si jugamos con la banqueta deslizante y la ponemos en su posición más adelantada, algo muy útil cuando no vayan adultos en las plazas traseras, conseguiremos un maletero de 520 litros de capacidad. Además de eso, sus formas son bastante rectas y aprovechables.

La única pega que le podríamos sacar es que la boca de carga queda a una altura bastante elevada, lo que complica la carga de los objetos más pesados y voluminosos. Bajo el piso encontramos un kit antipinchazos y hueco para pequeños objetos. Todavía podríamos aprovechar aún más el maletero del Crossland abatiendo los asientos traseros en dos partes (60:40) para quedarnos con una superficie, que no es completamente plana, de hasta 1.255 litros de capacidad.

Equipamiento

El Opel Crossland puede ser elegido con varios niveles de equipamiento que se adaptan a las necesidades de todos los clientes. De serie, con el Edition, ya cuenta con faros LED, sistema multimedia Radio con pantalla de 7 pulgadas y conectividad con Apple CarPlay y Android Auto. También con algunas ayudas a la conducción como el control y limitador de velocidad, sensores de luces y lluvia o alerta de cambio de carril.

Una novedad es la llegada del acabado GS Line a este modelo para tratar de ofrecer una imagen más deportiva. Lo hace con llantas de 17 pulgadas negras, techo negro y la distintiva línea roja de la marca, barras de techo o asientos delanteros AGR. Por encima queda el Business Elegance, con llantas de 16 pulgadas en aluminio, pero sumando sistema Multimedia Navi Pro con pantalla de 8 pulgadas, cargador inalámbrico para smartphones, asistente de aparcamiento delantero y trasero o cámara panorámica trasera.

Ese anterior es el que lleva nuestra unidad de pruebas, aunque todavía quedaría uno por encima. Se trata del Ultimate, el tope de gama que añade a lo anterior faros Full LED, tapicería mixta, acceso y arranque sin llave, banqueta posterior deslizante o aviso de ángulo muerto. Además, el Crossland puede llevar algunos extras interesantes como el Head-Up Display, además de varios paquetes para completar su dotación.

Motor

La gama mecánica es otro de los aspectos que apenas cambian en el nuevo Opel Crossland. Mientras que el Mokka apuesta por la electrificación, aquí se quedan los motores de combustión convencionales, teniendo para elegir tanto opciones diésel como de gasolina, siempre con tracción delantera. En diésel aparece el 1.5D con cuatro cilindros y 110 CV que solamente puede ir con el cambio manual de seis velocidades. Por encima hay un 1.5D de 120 CV, apenas 10 CV por encima, que va con la transmisión automática de seis velocidades por defecto.

Por la parte de la gasolina aparece un motor 1.2 atmosférico de acceso con 82 CV y cambio manual. Por encima ya está el 1.2 Turbo con 110 CV que también tiene que ir obligatoriamente con transmisión manual. El tope de gama es el mismo 1.2 Turbo de tres cilindros, aunque con 130 CV, una opción que está disponible tanto en manual como con la transmisión automática de seis velocidades. Precisamente nuestra unidad es la más potente y va ligada al cambio automático.

Con esta configuración, el Opel Crossland tiene 130 CV y 230 Nm de par, una cifra respetable para su segmento. Las prestaciones serán más que correctas y la eficiencia será destacada. Aunque en manual gasta y emite menos, con este cambio automático homologa un consumo de entre 5,7 y 6,3 l/100km y unas emisiones de CO2 de entre 129 y 143 g/km. Ahora vamos a conducirlo para ver cómo se comporta.

Comportamiento

Y cuando nos ponemos al volante del Opel Crossland podríamos pensar que a priori nada ha cambiado, pero nos estaríamos equivocando. La marca del rayo ha hecho algunos retoques a nivel de chasis que le sientan muy bien. Lo que más se nota son los nuevos muelles y amortiguadores en ambos ejes, tipo McPherson delante y eje de torsión detrás. Eso se traduce en que se filtren mejor las irregularidades y que sea más confortable que antes. También se notan algunas modificaciones en la suspensión para que sea más precisa que antes, aunque la seguimos notando demasiado asistida.

Con estos detalles vemos que la calidad de rodadura mejora notablemente y que recorrer cientos de kilómetros de una tacada se convierte en coser y cantar. Gracias a las mejoras, a los asientos AGR y a ese maletero generoso se convierte en un coche perfecto para hacer viajes en familia a pesar de tener unas dimensiones muy contenidas. Aunque también hay que alabar su agilidad, que hace que se mueva como pez en el agua en la ciudad y que tampoco desentone en los tramos de curvas, aunque no sean su terreno predilecto.

Esa sensación igual viene incrementada al tener al tope de gama. En situaciones normales, el 1.2 Turbo de 110 CV será suficiente para mover este Opel Crossland con soltura. El de 130 CV está indicado para quienes busquen ese puntito extra de potencia porque necesiten prestaciones o porque vayan a hacer más viajes largos con el coche cargado. Lo cierto es que la entrega de potencia se hace de forma bastante lineal, aunque es evidente que se nota más cómodo en la parte media/alta del cuentarevoluciones y que se queda algo perezoso en bajas.

También es evidente que estamos ante un motor de tres cilindros por su tipo de sonido. No es que sea molesto ni demasiado audible desde el interior, pues la insonorización era otro punto mejorado, pero en aceleraciones fuertes se termina notando su condición. Esta unidad va con el cambio automático, una caja de convertidor de par de seis velocidades. Su funcionamiento es suave y bastante preciso, aunque algo lento en algunas situaciones. Yo personalmente me quedaría con el manual, pero es buena opción para aquellos que pasen mucho tiempo atascados en ciudad o que les guste este tipo de cambio.

Y digo que yo me quedaba con el manual también porque favorece a los consumos y a las emisiones de este Opel Crossland. Durante la semana de pruebas estamos marcando una media de 6,9 litros. Es una cifra correcta, pero podría bajar en torno a medio litro con la caja de cambios manual. También estamos seguros de que se puede bajar un poco más ejerciendo una conducción eficiente que nosotros la verdad es que no hemos estado buscando.

Terminar diciendo que, aunque no haya versiones con tracción total ni siquiera opcionalmente, algunas versiones del Crossland cuentan con el sistema IntelliGrip. Se trata de un control de tracción adaptativo que ya utilizaban otros modelos de PSA, pero que llega aquí por primera vez para mejorar la distribución del par motor y los parámetros del ESP en condiciones desfavorables. Se controlaría envarios modos a través de un mando en la consola central, pero nuestra unidad no cuenta con este aspecto.

Opinión coches.com

Opel pone toda la carne en el asador en el segmento de los SUV pequeños con dos modelos totalmente renovados. El Mokka es la opción más juvenil, con un diseño arriesgado y apuesta por la electrificación. Si ese sería el coche para comprar un poco más con el corazón, el Crossland es el que se compra con la cabeza. Es la opción más racional e indicada para familias debido a su generosa habitabilidad y espacio interior, con una segunda fila de asientos muy versátil y un maletero por encima de la media.

Por no hablar de ese lavado de cara a nivel estético o de las mejoras en equipamiento, siempre manteniendo una tecnología actualizada y más que correcta. La gama de motores no cambia y con el 1.2 T de 130 CV y cambio automático se convierte en un coche muy equilibrado que cumple en cualquier tipo de uso. Además, este Opel Crossland no tiene un precio demasiado elevado, pues parte de 20.650 euros sin descuentos.

Opel Crossland 1.2T 130 CV
7.7Nota
Lo mejor
  • Imagen actualizada
  • Habitabilidad interior
  • Mejora a nivel dinámico
Lo peor
  • Instrumentación anticuada
  • Tacto del cambio automático
  • Sin mecánicas electrificadas
Diseño7
Habitabilidad8.5
Acabados7.5
Maletero8
Equipamiento7.5
Motor7.5
Comportamiento8
Calidad Precio7.5

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