Volkswagen Golf 2.0 TDI 150 CV, a prueba: ¿merece la pena el pre-restyling en diésel?

El Volkswagen Golf es una eminencia en el mundo del motor. Todos han tenido o se han planteado tener alguna de sus ocho generaciones y es difícil decir cuál ha sido mejor debido a la tremenda evolución que ha tenido desde su lanzamiento en 1974. Después de 35 millones de unidades queda claro que es una apuesta bastante segura. De la octava generación acabamos de ver un lavado de cara que está llegando al mercado. Sin embargo, creemos que podría ser el momento para adquirir un Golf pre-restyling. Más aún con una mecánica poco normativa.

Ponemos a prueba el Volkswagen Golf 2.0 TDI 150 CV para demostrar que el diésel todavía sigue siendo una opción viable para muchos usuarios y porque la actualización puede que no sea demasiado notable. Hay cambios ligeros en 2024, pero éste ejemplar podría tener la ventaja competitiva del precio, con un mayor número de unidades de KM0 e incluso de segunda mano. Para comprobarlo basta con entrar a coches.com, donde tenemos las mejores ofertas del mundo del motor, además de financiación o renting.

Exterior

El Volkswagen Golf siempre se ha caracterizado por una imagen muy reconocible y que no sufre grandes cambios entre actualizaciones. En este caso, la octava generación presumía de unas líneas marcadas en un frontal que estrenaba iluminación. Los faros LED más afilados quedaban unidos por el centro mediante un listón horizontal iluminado que le daba aún más protagonismo al logotipo. El paragolpes es bastante abultado y gana deportividad con una rejilla inferior. En el que está por llegar la verdad es que no hay modificaciones notables más allá de la firma lumínica.

Seguimos hablando de unas llamativas llantas de hasta 19 pulgadas y algunos detalles en negro como las taloneras en un perfil de cinco puertas bastante normativo. La forma del pilar C poligonal es bastante característica, al igual que una zaga que cuenta con un spoiler de techo. Aunque el protagonismo recae en la zona intermedia del portón, que tiene unos pilotos LED y las credenciales del modelo en el centro. La parte inferior queda reservada para una especie de difusor simulado a través de una moldura plateada que también hace pensar en las salidas de escape (la real va escondida).

Históricamente, el Golf siempre ha sido un compacto del segmento C y lo muestra con unas medidas que, ha crecido con el paso del tiempo, pero que están en la media. Son 4,28 metros de largo, con una anchura de 1,79 metros y una altura de 1,45 metros. Mientras tanto, la batalla se extiende hasta los 2,63 metros. Otros datos que puede aportar son la superficie frontal reducida hasta los 2,21 m² o el coeficiente aerodinámica de 0,275 Cx.

Interior

El habitáculo del Volkswagen Golf estrenaba un rediseño ejemplar en la octava generación. Hay puntos que seguimos sin entender como la forma de la consola central o el pequeño selector de marchas que está en esta zona. Eso también se nota con una simplificación máxima que ha llevado a quitar prácticamente todos los botones. Incluso los del volante multifunción son táctiles, algo que tiene seguidores y detractores. El nuevo modelo ha cambiado ese aspecto, pues retoma los botones físicos en el volante. No es gran cosa y lo demás sigue prácticamente igual.

Eso significa que el sistema multimedia es el último de la marca y que se controla a través de una pantalla táctil de 10 pulgadas, que de serie sería de 8,25 pulgadas. De dicha pantalla hay que decir que tiene un tacto preciso y una respuesta rápida, aunque requiere de cierto aprendizaje para moverse con soltura entre menús. Además, los controles de la climatización están integrados en la pantalla y eso siempre nos parece un punto negativo por la atención que resta de la conducción.

Como no podía ser de otra forma, la conectividad es muy completa en el Golf, pues tiene Android Auto y Apple CarPlay, además de los servicios We Connect de la marca Por otro lado, sí que hay una instrumentación digital de 10,25 pulgadas de serie que ayuda a visualizar la información de manera clara en cualquier momento. E incluso, opcionalmente, se puede montar el Head-Up Display a color que proyecta sobre el parabrisas lo más relevante.

La calidad es correcta para tratarse de un modelo generalista, pero lo cierto es que esperábamos más del Golf. El conjunto queda empañado por el uso extensivo del Piano Black en la consola central y alrededor de las pantallas, siendo un material que parece un imán para la suciedad. Por otro lado, hay detalles que convencen como los acolchados de la parte superior del salpicadero o como la tapicería mixta que encontramos en acabados superiores como el deportivo R-Line que portaba la unidad de pruebas.

El espacio interior del Volkswagen Golf es correcto. Sin hacer alardes, tiene una segunda fila de asientos que es apta para cuatro adultos gracias a un espacio para la cabeza y para las piernas que es suficiente. No será muy desahogado para los más altos, pero tampoco es el más pequeño del segmento. Peca de tener esa plaza central más estrecha y carente de forma, además de tenerla surcada por el túnel de transmisión. Hay salidas de aire acondicionado para estos asientos y también tomas USB.

Maletero

El maletero del Volkswagen Golf es uno de los puntos que no cambia ni un ápice y eso se traduce en 380 litros de capacidad para estar algo por debajo de la media. También se beneficie de unas formas aprovechables o de tener iluminación y ganchos en esta superficie, aunque la boca de carga se queda en una posición algo elevada. Por suerte, siempre se podrán abatir los asientos traseros en dos partes (60:40) para desbloquear todo el espacio disponible.

Motor

La gama mecánica del Volkswagen Golf siempre ha sido uno de sus puntos fuertes por la cantidad de opciones que da. Aunque ha habido algunos cambios con el lavado de cara, en este modelo hemos podido versiones de gasolina convencionales, de gasolina con microhibridación, híbridas enchufables, diésel e incluso de GNC. A continuación hacemos el desglose de todos los que estaban a la venta, aunque nos vamos a centrar en uno de los grandes olvidados: el diésel.

1.0 TSI tres cilindros | 90 CV | Cambio manual
1.0 TSI tres cilindros | 110 CV | Cambio manual
1.5 TSI cuatro cilindros | 130 CV | Cambio manual
1.5 TSI cuatro cilindros | 150 CV | Cambio manual
1.0 eTSI tres cilindros | 110 CV | Cambio DSG
1.5 eTSI cuatro cilindros | 130 CV | Cambio DSG
1.5 TeSI cuatro cilindros | 150 CV | Cambio DSG
2.0 TDI cuatro cilindros | 115 CV | Cambio manual o DSG
2.0 TDI cuatro cilindros | 150 CV | Cambio manual o DSG
eHybrid híbrido enchufable | 205 CV | Cambio DSG
GTE híbrido enchufable | 245 CV | Cambio DSG

Si volvemos como decíamos al diésel, vemos bajo el capó el archiconocido motor 2.0 TDI de cuatro cilindros con las últimas modificaciones para adaptarse a la normativa. Está disponible en dos niveles de potencia, aunque probablemente el más interesante sea el de 150 CV por la soltura que ofrece. También es una ventaja que se pueda escoger entre una caja de cambios manual de seis velocidades y una transmisión automática DSG de doble embrague con siete relaciones. La unidad de pruebas montaba la segunda.

Comportamiento

Como decíamos, nos ponemos al volante de una de las versiones que menos se venderán, pero que más apreciarán aquellos que requieran sus servicios. El 2.0 TDI de 150 CV es un bloque que sigue siendo recomendable, a pesar de ser diésel, para todos aquellos usuarios que pasen largas jornadas en la carretera y que acostumbren a hacer kilometradas importantes año tras año. Es la forma de amortizar este combustible venido a menos por las normativas de emisiones y de comprobar sus grandes bondades.

La primera es esa sensación inigualable de ver cifras de autonomía cercanas a los 1.000 kilómetros cuando lo repostamos. Es un vehículo que va a destacar por eficiencia y consumos. En una semana con él hemos conseguido una media de 5,2 litros, al alcance de pocos ejemplares. Incluso vemos cómo es fácil bajar de los 4 litros en algunos trayectos que sean favorables, una sensación que, como decía se está perdiendo. Y eso que vamos con la transmisión automática DSG que teóricamente le hace gastar un poco más que la versión manual.

Del cambio decir que le sienta muy bien al conjunto. Es rápido y suave, además de permitir cierta adaptación gracias a las levas tras el volante y también con los modos de conducción. En este modelo se puede elegir entre ECO, Normal, Sport e Individual; aunque no podemos esperar grandes modificaciones entre unos y otros. Eso sí, en el más deportivo es cuando se consigue dar rienda suelta a los 150 CV y 360 Nm de par para que el Golf acelere de 0 a 100 km/h en 8,4 segundos y pueda seguir hasta los 224 km/h de velocidad máxima.

A nivel de chasis es un Golf y eso siempre es una buena noticia. Tiene una puesta a punto muy equilibrada y que le permite ser competente en cualquier ámbito. Hemos remarcado que destaca para bien en viajes largo y eso no sólo es por el motor. Ahí presenta un aplomo envidiable en carretera y un refinamiento en marcha envidiable debido a un gran trabajo de insonorización. En carreteras secundarias, no será el más rápido en curvas y en ciudad tampoco será el que mejor maniobre, pero este compacto no defrauda en ningún terreno.

Opinión coches.com

El Volkswagen Golf no necesita presentación, todos lo conocen y la mayoría lo aceptaría como coche de diario. El compacto sigue siendo, tras ocho generaciones, uno de los vehículos más equilibrados del mercado y esa es su baza principal. Sirve para todo tipo de usos, siempre con garantías y con buen hacer. Personalidad en el diseño, tecnología evolucionada y esa completa gama de motores hacen que sea una opción predilecta para muchos usuarios.

El Volkswagen Golf recién actualizado tiene un precio de partida de 27.845 euros gracias a una buena oferta de lanzamiento. Sin embargo, teniendo en cuenta que los cambios han sido comedidos, todavía puede ser buen momento para adquirir una unidad del pre-restyling, que son aquellas vendidas entre 2020 y 2024, en el mercado de segunda mano o en KM0.

Volkswagen Golf 2.0 TDI 150 CV

7.6Nota

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