La planta de Martorell de SEAT es una de las más importantes de la industria a nivel nacional. Precisamente este año la fábrica está celebrando su 25 aniversario y pasa por un gran momento, contratando a más trabajadores y al 95 % de su capacidad máxima. La marca está muy orgullosa de esta instalación y no duda en mostrar de vez en cuando alguno de sus secretos. En esta ocasión le ha tocado el turno a los 2.000 robots del taller de chapistería.
En lo que se ha bautizado como la Industria 4.0, los trabajadores humanos se mezclan con las máquinas y la tecnología para conseguir una máxima eficiencia productiva. En el taller de chapisteria hay 1.700 operarios que se coordinan con los 2.000 robots anteriormente citados. Se trata de grandes brazos mecánicos articulados que son capaces de trabajar de forma ininterrumpida y manipular hasta 2.300 piezas al día. Sus tareas son las de soldar algunas partes de la carrocería, ensamblar las puertas o comprobar la geometía de la carrocería.
En la planta de Martorell hay distintos tipos de robot, los más pequeños miden poco más de un metro y los más grandes pueden llegar hasta los seis metros. Quedan catalogados por color y todos destacan por ser ligeros y versátiles, pudiendo cargar hasta 700 kg de peso. La mayoría consta de seis ejes, permitiendo mucha libertad de movimiento y llegando a hacer giros de hasta 720º. De esta forma pueden llegar a los 16.000 puntos de soldadura por día.
El uso de robots hace que mejore la precisión de algunos trabajos, pues son capaces de soldar, atornillar, aplicar adhesivos o medir con sus sensores desviaciones de hasta 2 décimas de milímetro. Aunque liberan a sus compañeros de carne y hueso de algunos trabajos pesados, los humanos tienen que estar para asegurar el óptimo funcionamiento de los robots. Hay un equipo de 390 personas dedicadas a ello a través de una sala de control. Personas y robots se coordinan para fabricar una carrocería de un coche cada 68 segundos.
Fuente: SEAT
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