La mayoría de fabricantes europeos ha apostado por híbridos enchufables como punto intermedio de cara a la adopción de coches eléctricos. Tiene sentido, pero por ahora el mercado español no los acepta como sí hace con los híbridos no enchufables. Y ojo, que como vimos en la prueba del Opel Astra Sports Tourer puede que sean productos interesantes en algunos casos.
El Astra Sports Tourer no ofrece esa imagen tan vanguardista como su primo el Peugeot 308 SW, pero sí un interior bastante amplio (sin las singularidades del puesto de conducción del francés), un maletero capaz y un tacto de conducción que en la prueba definíamos como «germano»: con estabilidad y suspensión firme, sin renunciar a un punto de agilidad a costa de perder algo de la reactividad del Peugeot:
Cuando analizábamos su precio lo veíamos algo más barato que el 308 SW con idéntica mecánica o el Seat León Sportstourer eHybrid. Un Kia Ceed Tourer PHEV sale más económico, pero está lejos en prestaciones. Su problema es cuando lo comparas con él mismo, asociado con el 1.2 T de 130 CV y cambio automático. Que pesa menos, ofrece 81 litros más de maletero y consumos incluso más bajos en viajes… por 10.000 euros menos.
Amortizar esa diferencia implica realizar muchos km en modo eléctrico pudiendo cargarlo en casa en horas valle. Y sumar otras ventajas de los híbridos enchufables, como el acceso a las ciudades en episodios de alta contaminación o el aparcamiento gratuito en superficie. Quien pueda además beneficiarse de las ayudas del Plan Moves puede mitigar esa diferencia en el momento de la compra.
Porque, en general, es un buen coche, agradable de llevar. Que no te deja patidifuso con los gráficos del sistema multimedia –para qué negarlo–, y que podría haber trabajado un poco más los acabados interiores. Y el precio, que es la principal barrera de entrada no ya del Opel Astra, sino de esta tecnología de propulsión en la gran mayoría de marcas.
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