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Luis Ramos Penabad

Fiat 131 Abarth, el rey de los rallyes

Hace un tiempo tuvimos la suerte de probar el Abarth 124 Spider. Se trata de la versión más deportiva del Fiat 124 Spider 2016, un coche que trata de recordar al 124 Spider de 1956 con la que la firma italiana llegó a competir en rallys (también lo hará la generación actual, con el espectacular 124 rally). Pero volvamos atrás en el tiempo para conocer al portagonista de esta historia, el Fiat Abarth 131 Group 4.

Tanto el 124 Spider como el Lancia Stratos eran modelos pensados para competir desde su inicio. Pero en aquella época, el resto de rivales habían comenzado con otra estrategia: tomar un coche de su gama, de los más populares y hacer versiones de competición. De ese modo, las ventas del modelo se verían ayudadas por la promoción de las carreras. Así podían verse en los tramos a Ford Escort, Opel Kaddet…

De este modo, se abortaron dos ideas: desarrollar una especie de Stratos sobre la base del afilado X 1/9 o crear un nuevo monocasco con motor central (el prototipo Fiat Abarth 030, que acabó siendo la base del Lancia Beta Montecarlo y germen del Lancia 037). Era mejor trabajar sobre un modelo reconocible por el público y el elegido fue el Fiat 131, que en aquel entonces suponía la mitad de las ventas de la marca.

La labor de transformar un coche de claro enfoque familiar en un arma de carreras corrió a cargo de Abarth, ya integrada totalmente por entonces en el departamento de competición de Fiat. La carrocería de dos puertas fue modificada por Bertone, que añadió diversos apéndices aerodinámicos en las rectas líneas del coche: aletines, faldón delantero, spoilers trasero y de techo… y se redujo el peso del coche a los 980 kg en su versión Stradale, gracias al empleo de aluminio y fibra de vidrio.

Estas variantes para la calle (había que fabricar al menos 400), eran obligatorias para poder homologar el modelo en el Grupo 4 y que pudiese competir. Su precio era altísimo para la época, 8.000.000 de liras, unos 55.000 euros actuales si tenemos en cuenta la inflación. Y, pese a ellos, se vendió toda la serie en tres días.

Los del escorpión aplicaron todos sus conocimientos mecánicos y de puesta a punto. Bajo el capó se encontraba un motor de 1.995 cc con una culata de cuatro válulas por cilindros y doble árbol de levas, idéntica fórmula que la empleada con el 124 Spider sobre el motor creado en 1959 por el ingeniero Aurelio Lampredi. El 131 Stradale estaba alimentado por un carburador Weber simple y acoplado a una caja de cambios manual de cinco velocidades. Rendía entre 140 y 147 CV.

Además de la mecánica, se cambió la tracción trasera, que pasó de un «inocente» eje rígido a un conjunto independiente compuesto por largos triángulos guiados por columnas McPherson verticales. Delante, destacaban los trapecios forjados y la estabilizadora independiente. Ideal para no sufrir balanceos y montar ruedas de gran tamaño (de hasta 235/40/15 en rallyes de asfalto), que ocultaban frenos de disco a las cuatro ruedas y servofreno en la versión Stradale. Se llevó el Mundial de Rallys en 1977, 1978 y 1980 (y el de pilotos los dos últimos años).

El interior seguía siendo bastante similar al modelo base, lo que demuestra que en esa época importaban más otras cosas… y no «fuegos de artificio» para venderlo. Se trataba de crear un coche para homologar la versión de carreras y eso era.

Esta unidad que ilustra el artículo, un Fiat 131 Abarth Grupo 4 de 1977, ha sido subastada en la increible subasta Duemila Ruote. Pedían por ella entre 45.000 y 55.000 euros, pero alcanzó nada menos que 112.000 euros en la subasta. Esto nos demuestra cómo, 40 años después, un «coche viejo» puede no perder valor. Aunque claro, debe ser especial…

Fuente: RM Sotheby´s
Galería de fotos (por Tom Wood, cortesía de RM Sotheby’s):

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