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Compañías eléctricas
Asier Nuñez-Martinez

Las compañías eléctricas apuestan por los coches eléctricos

Año tras año las cifras van subiendo. Esta tendencia es un reflejo del futuro que le depara al sector automovilístico. A largo plazo, los coches eléctricos serán el día a día de la movilidad. Sin embargo, los coches eléctricos todavía no abarcan un porcentaje considerable en un parque móvil de un país como por ejemplo España.

Este tipo de coche sigue evolucionando poco a poco, pasando de los primeros híbridos convencionales, y más tarde enchufables, hasta el proceso final que sería el coche 100% eléctrico. Los propietarios de estos modelos tiene varios retos que superar: el coste del coche, la escasa autonomía, el tiempo de recarga y la ausencia de una amplia red de puntos donde cargarlo.

Ante esta situación, las compañías eléctricas públicas han estudiado la posibilidad de invertir en la infraestructura de la red de carga para los coches eléctricos y de esta manera diversificar la inversión entre los contribuyentes. El estado de Washington (EE. UU.) aprobó recientemente un proyecto de ley que daba la posibilidad a las empresas energéticas de invertir en la red de carga de coches eléctricos. El objetivo de este proyecto de ley es ayudar al mercado de los coches eléctricos con el gran coste que supone establecer las estaciones de carga para un volumen todavía insuficiente.

Al mismo tiempo, esta situación de pocos coches eléctricos, la dificultad y no rentabilidad de construir una de red carga, provoca que muchos compradores potenciales no terminen adquiriendo una versión eléctrica.

Con este proyecto de facilitar el camino a las compañías eléctricas para que construyan una red de carga, se quiere impulsar la compra de coches eléctricos sin que los conductores tengan que gastar dinero de su bolsillo en construir una estación de carga en sus domicilios. La idea está centrada para las personas que viven en áreas urbanas y utilizan el coche para ir de casa al trabajo.

Hasta ahora, empresas privadas habían intentado construir una red de carga pero no ha llegado a convertirse en un modelo de negocio viable. El único que ha logrado resultados aceptables ha sido la empresa Tesla con sus coches eléctricos de alta gama. La empresa ha instalado estaciones de carga gratuitas en diferentes lugares pero solo funcionan para aquellos que tengan un modelo Tesla.

Es por ello que falta establecer una red de carga para coches eléctricos que no dependa de ninguna empresa privada o de ninguna marca de coches. Para ello, la mejor opción son las empresas eléctricas de titularidad pública que ya poseen amplias redes eléctricas y tienen recursos suficientes para construir infraestructuras que den beneficio a largo plazo.

Según las autoridades estadounidenses, existen más de 20.000 estaciones de carga pública por todo el país gracias a varios estados que si han promovido esta iniciativa. No obstante, la cifra es insuficiente para responder al creciente número de coches eléctricos. El estado de California cuenta con el parque móvil eléctrico más grande del mundo. El año pasado los legisladores californianos tumbaron la prohibición de la participación de las eléctricas en la construcción de una red de carga.

La respuesta de las empresas energéticas ha sido un plan de infraestructura que contaría con más de 60.000 estaciones de carga por el valor de casi 1.000 millones de euros. Este plan convertiría a la red de carga para coches eléctricos en el principal proveedor de combustible por delante de las gasolineras tradicionales.

Mientras que el consumo energético en los domicilios está siendo cada vez más autónomo gracias a placas solares y otros recursos, si las eléctricas planifican bien la ejecución de estas infraestructuras, el mercado de abastecimiento de carga para los coches eléctricos puede convertirse en una fuente de ingresos considerable.

Para ello se precisa una correcta planificación que permita distribuir los costes fijos de la inversión entre los consumidores, se fije un sistema de precios coherente y transmita fiabilidad.

El siguiente paso sería promover el uso de los vehículos V2G (vehicle-to-grid) que servirían como dispositivos móviles de almacenamiento de carga eléctrica. Con esta función, se podría cargar el coche en horas de poco uso y así transmitir esa energía de vuelta a la red cuando se necesite, beneficiando a todos los contribuyentes y no solo a aquellos que vayan a cargar la batería de sus coches eléctricos.

Fuente: MIT

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