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Mario Nogales

Lo que hay que saber sobre el mantenimiento de un coche eléctrico

Todo apunta a que el coche eléctrico será la norma en los próximos años. Aunque a día de hoy sus ventas todavía sean testimoniales en nuestro país, las normativas anticontaminación prácticamente obligan a que toda la industria vaya hacia la electrificación. Cada vez vemos que van saliendo más vehículos de este tipo y probablemente en la próxima década serán los absolutos protagonistas. Por eso vamos a analizar y mencionar todo lo que hay que saber sobre el mantenimiento de los eléctricos.

Para los usuarios que se planteen comprar un coche de este tipo no solo es importante conocer las ayudas a la compra que hay o los tipos de carga disponibles, también es clave saber todos los detalles sobre el mantenimiento del coche. Ya de primeras está bastante claro que es muy diferente al de un gasolina o al de un diésel a nivel técnico, ¿pero cómo es exactamente?, ¿sale más caro o más barato? Vamos a ir paso a paso respondiendo a estas y a otras cuestiones.

Cómo es el mantenimiento de un coche eléctrico

Motor y transmisión

Los motores de combustión tienen una enorme complejidad en su construcción. Son miles de piezas moviéndose de forma sincronizada, muchas de ellas estando expuestas a cambios de temperatura y a altos niveles de fricción. Eso hace que con el paso del tiempo y los kilómetros aparezca cierto desgaste que se traducen en costes de mantenimiento. Los motores eléctricos son mucho más simples, teniendo alrededor de un 60 % menos de componentes, prescindiendo precisamente de los que más hay que sustituir en los coches de combustión.

Ya de primeras, un eléctrico no tiene correa de distribución, ni hay que hacerle cambio de aceite o de los filtros de aire y de combustible. De hecho, tampoco tienen una caja de cambios al uso, así que nos olvidamos del embrague entre otras cosas y se ahorran muchos costes a nivel mecánico. En los coches eléctricos habrá que hacer mantenimiento periódico del motor síncrono de imanes permanentes (la mayoría son así) que es más sencillo que en los de combustión y apenas requiere una inspección visual.

La clave en estos coches eléctricos suele ser el revisar el aislamiento eléctrico de todos los cables y componentes, para que no haya ningún tipo de problema. Se suelen hacer con aparatos de diagnosis especiales y con protecciones adicionales para los trabajadores. Esto es cierto que requiere una inversión elevada por parte del servicio de postventa para hacerse con los aparatos y formar a los trabajadores. Aunque se suele amortizar al poco tiempo y no suele repercutir demasiado en la factura del cliente.

El elemento más importante que encontramos en los eléctricos probablemente sea la batería. No por su nivel de complejidad, sino por su precio, que suele sobrepasar los 6.000 euros. La mayoría de fabricantes ya ofrecen una garantía de la batería por prácticamente toda la vida útil del coche, aunque es conveniente cuidarla y no abusar de las cargas rápidas para que las celdas no sufran. Lo bueno es que con una simple diagnosis se puede saber su salud con un porcentaje exacto, como si fuera la de un móvil. La batería convencional de 12V hay que cambiarla igual que en el resto de vehículos.

Líquidos y filtros

Como ya decíamos anteriormente, un coche eléctrico no necesita el típico cambio de aceite porque no tiene tantas piezas que necesiten lubricación. Sin embargo, sí que hay que tener en cuenta que hay otros líquidos que tienen que ser revisados y sustituidos. El líquido refrigerante se mantiene, pues está presente en el motor y en la batería en algunos casos, teniendo un tiempo de sustitución de aproximadamente diez años. Sobra decir que el líquido del limpiaparabrisas también hay que reponerlo cada vez que proceda.

Lo mismo pasa con los filtros, no contamos con el del aire ni con el de combustible, pero sí que hay que sustituir el filtro del habitáculo. Este elemento es el limpia de partículas el aire que viene del exterior y su uso es exactamente igual que en un coche de combustión. Sigue siendo recomendable sustituirlo una vez al año para que mantenga intactas sus propiedades.

Neumáticos y amortiguación

El desgaste de los neumáticos es algo muy relativo y que depende de la temperatura, del tipo de asfalto e incluso de cómo se conduzca. Sin embargo, es cierto que en los eléctricos suele ser más acusado por la forma que tienen de entregar de entregar todo el par de forma inmediata. En un coche de combustión la entrega es más lineal y ejerce un menor desgaste, así que habrá que cambiar neumáticos antes con un eléctrico a igualdad de uso.

También hay un mayor desgaste de los amortiguadores en un coche eléctrico debido a su sobrepeso respecto a un vehículo de combustión tradicional. El tren de rodaje suele sufrir más en este aspecto, así que habrá que revisar los componentes de la amortiguación cada 20.000 kilómetros aproximadamente para comprobar que todo vaya de forma correcta.

Frenos

Por el contrario, los frenos sufren menos desgaste en un coche eléctrico. Eso se debe a que estos vehículos cuentan con la frenada regenerativa y su mayor nivel de retención hace que no haya que recurrir tanto al pedal del freno. De hecho, muchos de estos modelos cuentan con la conducción de un pedal, con una retención aumentada cada vez que levantamos el pie del acelerador, lo que hace que no haya que usarlo tanto.

De media se podría decir que en un eléctrico, las pastillas y los discos de freno tienen menos desgaste, aunque eso también dependerá mucho del tipo de conducción que ejerza cada usuario. Lo que no cambia es la sustitución del líquido de frenos, que hay que hacerlo en un periodo similar a los coches térmicos, aproximadamente cada dos años.

Cuánto cuesta el mantenimiento de un coche eléctrico

Con el repaso anterior queda claro que el mantenimiento del coche eléctrico es más simple que el de los vehículos de combustión. Eso se traduce en que también significativamente más barato. Es difícil calcular exactamente lo que costará mantener un eléctrico, pues depende de la marca, del tipo de modelo o incluso del taller donde se realice. Haciendo un cálculo rápido, podríamos hablar de entre 100 y 150 euros anuales para modelos generalistas de tamaño compacto.

Eso es prácticamente la mitad de lo que se gasta en los coches de combustión, suponiendo un ahorro importante a la larga. En esa tarifa no estaría incluidos los algunos componentes como neumáticos, limpiaparabrisas o amortiguadores; que habría que sumar aparte y que depende mucho del tipo de conducción. Ya hemos visto que sería un gasto superior en el eléctrico, pero seguiría saliendo a cuenta. Todavía hay pocos coches en nuestras carreteras y son relativamente nuevos, en la próxima década sabremos muchos más datos sobre su mantenimiento y fiabilidad.

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  • mantenimiento
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