La fuente de la eterna juventud es un símbolo de la inmortalidad, un legendario manantial que supuestamente curaba y devolvía la lozanía a quienquiera que bebiera de sus aguas o se bañara en ellas.
Lo que está claro es que los probadores de «la casa de la estrella» han pasado muchas veces con los Clase G de test por encima de esas míticas aguas al atravesar torrentes o ríos. De otra forma no se explica la perpetuación en el tiempo del modelo más duro de Mercedes-Benz.
Fue presentado por vez primera en 1979 y, aunque concebido originalmente como un vehículo destinado a ser utilizado principalmente en un uso off-road (de ahí el nombre con el que es conocido, Geländewagen, o vehículo todoterreno, en el idioma de los germanos), el Mercedes-Benz Clase G ha experimentado un proceso de evolución sorprendente. No es para menos, si tenemos en cuenta lo “espartano” de esas primeras versiones comparado con el nivel de “sofisticación” actual.
Año tras año se han ido incorporando pequeñas pero “contundentes” modificaciones y mejoras, mucho más apreciables en el interior y en los órganos mecánicos, que en el exterior, casi invariado en sus 33 años de vida.
En esta ¿ultima actualización?, entre otros, se han agregado nuevos propulsores, más equipamiento y un interior que casi podríamos calificar de “suntuoso”. En cambio, en línea con lo anteriormente mencionado, en el exterior las transformaciones apenas afectan a su clásica imagen.
Más específicamente, en este último apartado, se incluyen las nuevas luces diurnas (formadas por LED) y los remozados espejos retrovisores. Solamente en las variantes firmadas por AMG se presenta una nueva parrilla del radiador específica y paragolpes rediseñados con mayores aberturas de refrigeración. También podríamos incluir aquí unas nuevas llantas de “20 pulgadas” de diámetro.
En cambio, si accedemos al interior, la impresión cambia totalmente, hasta el punto de que nos preguntemos si nos hemos “teletransportado” a alguna de las grandes berlinas de la marca de la estrella.
Todo ello contrasta con otros accesorios que delatan dónde nos encontramos, como un asidero en el salpicadero, frente al acompañante (muy util en conducción off-road), o los mandos de los tres bloqueos de diferencial situados entre los aireadores de la consola central.
Mercedes Clase G 2012. Motores
En cuanto a las motorizaciones respecta, la marca de Stuttgart ha echado la casa por la ventana, ofreciendo cuatro posibles elecciones:
Por un lado tenemos en la variante de acceso, que “se conforma” con un V6 diesel de 2.987 c.c. que proporciona 211 CV a 3.400 rpm, con un par motor de 540 Nm entre 1.600 y 2.400 rpm, con un consumo medio de 11,2 litros cada 100 km y unas emisiones de CO2 de 295 g/km. Este propulsor se monta en el G 350 BlueTEC.
A continuación nos adentramos ya en los propulsores de gasolina con un V8 de 5.461 c.c. que entrega 388 CV de potencia a 6.000 rpm y un par motor máximo de 530 Nm entre 2.800 y 4.800 rpm, con un consumo medio ponderado de 14,9 litros a los 100 km y 348 g/km de CO2. Esta motorización se emplea en los G 500 y G 500 Cabriolet.
En el siguiente escalón se incorpora un V8 biturbo de 5.461 c.c. que nos ofrece nada menos que 544 CV a 5.500 rpm con un par motor “de locomotora” de 760 Nm entre 2.000 y 5.000 rpm. Sorprendentemente el consumo medio es de tan solo 13,8 litros cada 100 km (¿cuánto consumirá en conducción todoterreno, atravesando cordones de dunas?), con unas emisiones de CO2 de 322 g/km. Este propulsor es el que utiliza el Clase G 63 AMG.
Por último y como ejemplo de la “desmesura” que solo puede soportar algún jeque árabe tenemos el propulsor “estrella” (nunca mejor dicho) de la gama. Las cifras por sí mismas son absolutamente descriptivas, ahorrándonos cualquier tipo de comentario adicional: V12 biturbo, 5.980 c.c., 612 CV de potencia entre 4.300 y 5.600 rpm, par motor máximo de 1.000 Nm entre 2.300 y 4.300 rpm, consumo medio de 17 litros cada 100 km y por último unas emisiones de CO2 de 397 g/km. Esta es la motorización empleada en el Clase G 65 AMG.
Visto lo visto a casi nadie le importará que estemos ante uno de los mejores vehículos en uso off-road que existen actualmente en el mercado, capaz de desenvolverse a las mil maravillas en los más inaccesibles parajes. No en vano en numerosas competiciones de todoterreno extremo muchos participantes utilizan generaciones anteriores del modelo germano, para con mínimas modificaciones, salir airosos de las “trialeras” más complicadas.
Mercedes Clase G 2012. Equipamiento
El panel de instrumentos se ha renovado completamente con la inclusión de un display en color, al igual que la consola central, donde se agrupan la mayoría de los controles, con un fastuoso equipo de Infotainment, capaz de lograr que los ocupantes disfruten de los últimos adelantos tecnológicos (aunque sea en medio del desierto del Sahara) como, por ejemplo, acceso a Internet, conexión Bluetooth, un sistema de navegación específico para vehículos todoterreno, o el sistema de mando fónico LINGUATRONIC.
Por supuesto esto no es nada más que la punta del iceberg, puesto que la lista de equipamiento adicional es absolutamente abrumadora, solamente limitada por el poderío de nuestra cuenta corriente.
Pero mucho nos tememos que no será el caso de la mayoría de nuestros lectores (ni de nosotros mismos), puesto que sólo con mirar las tarifas de precios (en Alemania) ya nos echamos a temblar:
- G 350 BlueTEC: 85.311 €
- G 500: 99.948 €
- G 500 Cabriolet: 100.900 €
- G 63 AMG : 137.504 €
- G 65 AMG: 264.180 €
Fuente: Mercedes
Galería de fotos:
[NOTA: Artículo actualizado con las novedades introducidas en la gama en junio de 2012]