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Christian Benjumea

10 coches más británicos que el té de las cinco

Hablar del legado británico en el automóvil, es utilizar palabras mayores. Y es que desde las islas británicas han salido algunos de los coches, y por extensión marcas, más icónicas de la historia. Al igual que los italianos, los británicos también tienen un marcado estilo a la hora de hacer la cosas. Y es ese estilo british el que han plasmado en estos coches que sin duda no dejaron indiferente a nadie. Incluso hasta hoy.

God Save The Cars!

Aston Martin DB5 (1965)

Sean Connery conduciendo un DB5 por los Alpes Suizos en Goldfinger (1964). ¿Quién no querría emular al James Bond «escocés»? Tomando como base el DB4, su sucesor tiene una serie de matices en su figura que unido a su motor de seis cilindros en línea, lo convertían en uno de los deportivos más espectaculares del momento. Un híbrido de pasión italiana y clase británica que acabó dando vida a un mito.

Mini (1959)

Con el propósito de crear un coche más versátil en cuanto consumo y tamaño, el diseñador de origen turco, Sir Alec Issigonis, acabó ideando el Mini. Un coche que a pesar de su reducido tamaño no resultaba incómodo y que cumplía con todos los requisitos técnicos encargados por la British Motor Company.
Todo un pequeño revolucionario que fue condecorado con el segundo puesto en el premio a coche más influyente del siglo XX.

Jaguar E-Type (1961)

Era obvio que tenía que aparecer en esta lista. Uno de los precursores de lo que se conocería como la época dorada de los deportivos británicos, el E-Type presentó un diseño incomparable con un morro que llegaba a intimidar. Si con el diseño ya ganaba credenciales para que el mismo Enzo Ferrari lo declarase «uno de los coches más bellos jamás fabricados», su mecánica no se quedaba precisamente atrás. Pues heredaba el motor directamente de su hermano mayor, el coche de carreras, D-Type.

Austin Healey 3000 MKIII (1965)

Ser un deportivo descapotable y convertirse en un éxito en ventas en un país donde llueve de media 133 días al año, es digno de admirar. Y es que conjuntamente con su potente motor (siendo el MKIII el más potente), su precio era bastante atractivo y por ello asequible para el británico medio. Una serie de factores que propiciaron que acabase saltando el charco con gran éxito en el mercado estadounidense.

Rolls Royce Phantom V (1959)

La sofisticación y lujo británico tiene su máximo exponente en Rolls Royce. Motivo por el cual sus coches siempre han sido los predilectos de millonarios y casas reales. Si hablamos del Phantom V, este formó filas varios años en Buckingham Palace como coche oficial de la reina Isabel II. Con una extensión de seis metros de ancho, la serie del Phantom V apenas significó la producción de 374 unidades. Siendo una de ellas propiedad de John Lennon, quien decidió cambiar el sobrio negro original, por un diseño más acorde a sus gustos psicodélicos.

Morgan F-Super (1947)

Este «juguete para adultos», es sin lugar a dudas uno de los mejores coches de tres ruedas de la historia. En este caso, fue el primer modelo que lanzó Morgan una vez había terminado la Segunda Guerra Mundial en 1945. Y justamente lo interesante del mismo, radica en la perfección de la artesanía británica en detalles como el tallado de la madera o sus cuidados paneles.
Toda una exquisitez inmune al paso del tiempo.

Land Rover Defender (1983)

Hacer un todoterreno cuyo diseño no caiga en el exceso no es fácil. Es por ello que la majestuosidad del Defender es que todo en él es simple y por tanto, inteligente. No hay elementos prescindibles, sino que todo está pensado para ayudarte a llegar hasta los lugares más inaccesibles que te puedas imaginar. Motivo por el cual, fue muy demandado por cuerpos de seguridad y granjeros que acabaron deleitados con su uso. Además, reconocemos que nuestro cariño también se debe a las raíces que dejó en nuestro país.

McLaren F1 (1992)

El superdeportivo de la marca de Woking, también ocuparía puesto en la lista de los coches más espectaculares de los 90. Su lanzamiento con motor V12 de 635CV le coronaba temporalmente como el coche de producción más rápido del mundo (velocidad máxima: 386 km/h). Un automóvil superlativo en todos sus aspectos (también de precio) que puso en el mapa internacional el talento del diseñador Gordon Murray.

Lotus Esprit Series 1 (1975)

Bastante adelantado a su tiempo, el Esprit, al igual que el DB5 le debe gran parte de su fama a la película de 007, La Espía Que Me Amó. Pero sería injusto quitarle méritos al coche en sí, porque los tiene de sobra. Y es que pese a tener un motor de relativa poca potencia (motor de cuatro cilindros en línea y 160 CV), al ser tan ligero de peso, era capaz de dispararse como si de un cohete se tratase.

Bentley Mark VI (1946)

Recién finalizada la guerra, el Bentley Mark VI surgió de las sinergias entre Bentley y Rolls Royce. Era por tanto evidente, que de aquello solo podría surgir algo interesante y lujoso. Y así fue. Aunque de primeras su aspecto podría definirse como conservador, lo cierto es que el Mark VI también tenía una personalidad deportiva sin sacrificar ningún ápice de clase y refinamiento británico. Motivo por el cual su relevancia no pasa de moda, y es que de manera anecdótica es uno de los coches clásicos más demandados para bodas.

Vía: BBC Auto 

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