Incluso si solo te gustan los coches un poco, lo suficiente para tener una conversación sobre ellos en líneas generales, creo que conocerás algunos de los extraños e interesantes detalles de la legendaria nave espacial de Citroën de mediados del siglo pasado, el DS “Tiburón”. Cosas como la forma en la que puede ajustar su altura o el extraño volante de un solo radio. Pero no todas las razones por las que el coche es así se deben a la tozudez gala; hay razones reales allí, y son inteligentes.
Centrémonos en ese volante. El volante de la DS no se parecía a ningún otro: tenía únicamente un radio, y ese radio parecía ser la propia columna de dirección, inclinada y agarrando el aro del volante en un punto. Si esto no fuera lo suficientemente peculiar, pues más modelos de la firma del doble chevrón equipaban esta configuración en ese entonces, la posición centrada de esa rueda colocó el tallo solitario no a las 12 o seis en punto, sino en un ángulo: entre las siete y las ocho (en modelos con volante a la izquierda) o entre las cuatro y cinco (a la derecha).
Bien, entonces, ¿por qué lo hicieron de esta manera? Porque la posición del radio al conducir en línea recta era una característica de seguridad. A diferencia de la mayoría de los volantes de la época (con columnas de dirección pre-plegables, sin airbags ni cualquier cosa para ayudarte a terminar menos muerto) que usaban una columna de acero rígida posicionada de la manera óptima para atravesarte el esternón, la columna inclinada y doblada de Citroën fue diseñada para guiar a la susodicha fuera de esa dirección, idealmente, hacia el centro del coche.
Si golpeabas el volante involuntariamente con el cuerpo, en teoría sería mucho menos doloroso debido a ese único punto de montaje. Si impactas contra el radio, no golpearás el eje de la dirección de frente, con toda la fuerza enfocada en su centro: está extendido y suavemente curvado, lo que con suerte desviará y distribuirá la fuerza sobre un área más grande. Recuerda, este automóvil fue diseñado en la década de 1950, cuando la mayoría de los volantes de los turismos comunes y corrientes contaban con dos o tres prominentes radios, más simétricos y peligrosos.
¿A cuál preferirías golpear tu pecho a 60 km/h? ¿Al tubo doblado o la punta de lanza de cromo de tres radios? El diseño básico del volante de un radio del Citroën DS también fue una ayuda en el aspecto técnico. Usar configuración de un motor longitudinal en un vehículo de tracción delantera significaba colocar la caja de cambios por delante del bloque, lo que permitió que la llanta de repuesto pasara por encima y que todo eso estuviera por delante de la cremallera de dirección, optimizando el espacio y mejorando la seguridad en un choque frontal.
Eso significa que, en caso de sufrir una colisión por delante, hay una gran cantidad de zonas de deformación y materiales que atravesar antes de que siquiera toque la columna de dirección. Luego está la razón de la visibilidad del cuadro de instrumentos, ya que un radio relativamente estrecho significa que hay una más que generosa cantidad de espacio abierto dentro de ese volante. Esto derivaba en que el DS “Tiburón” lograba una buena vista sin obstrucciones de los indicadores del salpicadero, lo cual siempre es un aspecto positivo a tener en cuenta.
Como tal, ese volante de un solo radio siempre nos ha parecido tan futurista como elegante, y resulta impresionante ver el por qué se concibió de esa manera. Todo es inteligente y muestra un pensamiento genuinamente limpio sobre la seguridad a bordo del coche, incluso en esa era tan insegura como eran los 50. Así que sí, es una rareza francesa, pero una “inteligente” rareza francesa.
Fuente: Citroënvie