La era de los “ordenadores con ruedas” está siendo elogiada por los fanáticos de la tecnología como algo extremadamente positivo. Después de todo, las actualizaciones inalámbricas (OTA) permitirán que un vehículo se perfeccione constantemente, obteniendo nuevas características en un abrir y cerrar de ojos. El futuro es digital, dicen. Sin embargo, ¿cada cuanto compras un nuevo móvil u ordenador por quedarse obsoleto?
Es decir, ese momento en el que tu hardware ya no es compatible con el último software. Por ejemplo: la mayoría no prestamos atención cuando el hardwareMCUv1 de Tesla comenzó a fallar en los Model S y el Model X. Si no has seguido esta historia, lo que sucedió fue que Tesla colocó una tarjeta de memoria flash eMMC de 8 GB en estas primeras computadoras. Después de unos cuatro años, estas tarjetas fallaron, lo que requirió que se reemplazara todo el MCUv1 porque Tesla no había pensado en reparar estos componentes.
Aunque eso era posible, era más barato (para Tesla) deshacerse de todo. Varios propietarios de estos modelos tuvieron que reemplazar más de un ordenador hasta que la Administración Nacional de Seguridad del Tráfico en las Carreteras (NHTSA) dijo que esa falla era un problema de seguridad, y que Tesla tuvo que reemplazarlos en un retiro. Al Prescott, el vicepresidente de asuntos legales de la marca en ese entonces, trató de enmarcar el MCUv1 como una pieza de desgaste, haciéndola tan fácil de reemplazar como los limpiaparabrisas.
La NHTSA no creyó esa historia y afirmó que el cerebro informático debería durar tanto como el coche completo. Se produjo la llamada a revisión. Cuando Tesla estuvo oficialmente a cargo de pagar para reparar sus sistemas defectuosos, encontró una manera de sustituir solo la placa secundaria del Visual Compute Module (VCM) donde está instalada la tarjeta de memoria flash eMMC. Antes de llegar ese momento, la firma californiana cobraba hasta 4.000 dólares por el compendio del hardware de los coches que estaban fuera de garantía.
Piensa en todos los fabricantes que quieren que sus coches sean digitales, y sigue lo que Tesla propuso antes que ellos. Hyundai mencionó recientemente que quiere que todos sus vehículos estén definidos por software (SDV). Volkswagen creó CARIAD para ofrecer actualizaciones OTA y suscripciones digitales. Y todos los demás que se pasan al lado eléctrico hablan de servicios similares como una nueva fuente de ingresos. Ahora, recuerda lo que dijo la NHTSA sobre el MCUv1: el hardware del sistema tiene que durar tanto como el vehículo.
Teniendo en cuenta lo rápido que evoluciona la informática, eso es casi imposible. Todo lo que los fabricantes pongan dentro de sus vehículos quedará obsoleto en cuestión de cinco años, si no menos. El software se vuelve cada vez más sofisticado y más complejo, lo que puede hacer que estos coches, pronto, necesiten más espacio en sus memorias integradas. Y para empeorar las cosas, quieren realizar regularmente actualizaciones OTA, ofrecer nuevas funciones… Pero, ¿qué pasa con el hardware? ¿Hasta qué punto podría lidiar con ellas?
Solo podemos ver tres resultados posibles. La primera es que las compañías automotrices les dan a sus coches ordenadores bastante potentes desde el principio, y rezan para que la tecnología se congele durante años. También pueden concebir sus productos de manera que actualizarlos sea fácil y asequible. Finalmente, los cerebros informáticos pueden dictar la vida útil del coche en función de cuánto pueden soportar sus componentes principales (los motores y paquete de baterías). Es obvio que la mayoría preferiríamos la primera alternativa.
La pregunta es si eso es posible. El mayor peligro aquí es que los fabricantes decidan que sus “ordenadores con ruedas” deberían durar tanto como lo hace normalmente un ordenador. Los coches eléctricos ya plantean preocupaciones sobre cuánto tiempo pueden durar sus baterías. Si este caro componente fallan cuando el vehículo ya no está en garantía, no vale la pena reemplazarlo. Todo se convierte en material de depósito de chatarra, listo para la papelera de reciclaje. Y dependiendo del estado de los ordenadores, ¿valdrá la pena reemplazarlos?
Al final, el concepto de “ordenadores con ruedas” parece tener fallas crónicas. Una cosa es comprar un nuevo móvil de vez en cuando. Sin embargo, un coche es un producto mucho más caro. Solo puedes revenderlo porque todavía es lo suficientemente bueno para hacer su tarea principal: transportar personas y carga. Si los fabricantes no son conscientes de este peligro, deberían serlo lo antes posible. Si lo saben, pero esperarán a ver cómo reaccionan los clientes ante esta nueva realidad, los clientes deberían tener eso en mente de inmediato.