Los coches eléctricos son ampliamente aceptados como el camino más nuevo y ecológico de la automoción. A veces, se presentan como una solución al cambio climático que todos podemos comprar en un concesionario. Pero aún hay un grupo de irreductibles entusiastas que no han renunciado a los motores convencionales. ¿El problema? Siempre es el mismo: usar un coche que quema zumo de dinosaurio contamina más, y no por culpa de su motor. ¿Alternativas?
Bueno, Porsche es quizá el mejor ejemplo. La casa con sede en Stuttgart ha estado explorando los combustibles sintéticos, que no emiten emisiones de carbono durante un tiempo, y poder hacer funcionar nuestro 911 con combustible ecológico nos parece una situación beneficiosa para todos. Pero parece que otra compañía podría haber descubierto cómo hacerlo mejor al afirmar que puede producir un combustible que no solo no genera emisiones contaminantes, sino que también limpia el aire que nos rodea.
Suena como una panacea mágica para las emisiones de los coches, pero la tecnología es sólida. El nombre de la empresa, por cierto, es Carbon Engineering. La compañía con sede en Canadá ha estado trabajando en esto desde 2015, y dice que actualmente está estableciendo plantas que capturarán el dióxido de carbono (CO2) necesario para este proceso a razón de un millón de toneladas por año. Eso luego se usará para producir metanol, uno de los pocos candidatos para ser empleado como un combustible alternativo.
Lo más importante, y no muy diferente al combustible sintético de Porsche, es que en Carbon Engineering manifiestan que el enfoque es un “reemplazo directo” con nuestra infraestructura existente. Eso significa que necesitaríamos muy poco esfuerzo para adaptar tanto los vehículos como las redes de distribución para usar este combustible sustancialmente más ecológico con el medioambiente. Pero, ¿cómo funciona en verdad?
Después de que una de las plantas de captura directa de aire de la compañía extrae el CO2 del aire, se usa electricidad limpia para electrolizar el agua, que la divide en hidrógeno y oxígeno. Luego, el CO2 y el hidrógeno reaccionan, produciendo hidrocarburos que se pueden convertir en gasolina, diésel y, lo que es más importante, combustible para aviones. Este último es muy importante: los viajes aéreos no son limpios, y esto, obviamente, contribuiría en gran medida a limpiar las emisiones de la cadena de suministro.
Pero volvamos a los coches. En 2008, Lotus construyó un Exige que, prácticamente, funcionaba con cualquier combustible que se te ocurra, desde gasolina tradicional hasta etanol o metanol. Como tal, el alcohol tiene un efecto refrescante único que en realidad aumenta el rendimiento del motor; en el Exige pasaba de 240 a 270 CV. Por tanto, estos combustibles no solo podrían ser más limpios, sino que también podrían producir ganancias de rendimiento muy deseables. Sin duda, ayudará con las reticencias hacia los combustibles ecológicos.
Fuente: Autodaily