Ser el vehículo oficial para el presidente de un país es todo un honor y un reto para cualquier fabricante. Tiene que ser un vehículo con porte, que aporte seriedad y estatus con su imagen y tecnología, además de ser increíblemente seguro. Si bien existen algunos ilustres bien conocidos como el Cadillac de Donald Trump (Estados Unidos), alias “The Beast”, el Aurus de Vladimir Putin (Rusia) o el Mercedes-Benz de Kim Yong-un (Corea del Sur), esta entrada hará un memorándum a los coches presidenciales dePeugeot en su tierra natal.
El parque móvil del garaje parisino del Palacio del Elíseo es, desde 1913, un claro reflejo de lo que la ingeniería, el diseño y la distinción francesa puede hacer. En 1920, Peugeot entraba en la élite de los vehículos de representación estatal con el Type 156, tan sólo siete años después de desterrar a los carruajes como medio de transporte de los jefes de estado galos. Y no solo era visualmente elegante, también relativamente rápido gracias a un motor de seis cilindros en línea derivado del Type 183/12 Six; alcanzaba una velocidad máxima de 90 km/h.
Disponible en cinco carrocerías (Limusina, Berlina, Torpedo, Cabriolet y Coupé) y en versiones listas para acomodar de cuatro a seis pasajeros, el Type 156 fue el elegido por el entonces nuevo presidente Alexandre Millerand, quien lo mantuvo en su haber durante cuatro años. Además, el modelo contaba con el primer motor de la casa con válvulas de camisa, y fue uno de los primeros automóviles en los que la marca probó mecánicas diésel, mucho antes de que Mercedes-Benz la comercializase en cantidades significativas a partir de 1936 con el 260 D.
Citroën tomó el relevo durante unos cuanto años más. Concretamente hasta 1975, cuando el entonces Jefe de Estado Valery Giscard d’Estaing, llegado al Palacio del Elíseo, convirtió al 604 en su vehículo fetiche durante todo su mandato, hasta 1981. No dudaba en llevarlo a sus viajes oficiales y utilizarlo fuera de Francia. De hecho, también se convirtió en el vehículo oficial de un gran número de altos funcionarios de la administración gala, aunque no era de extrañar, pues era el modelo mejor diseñado y dotado de la compañía hasta la fecha.
Esta berlina fabricada en la región de Sochaux destacaba por las sencillas y elegantes líneas de Pininfarina y un interior diseñado por Paul Bracq, creador de algunos éxitos de Mercedes-Benz y BMW entre las décadas de los 50 y 70, y que posteriormente también gestaría el interior del Peugeot 505. El 604 destacó por contar con elementos poco frecuentes en la época, como los elevalunas eléctricos, el aire acondicionado, un techo practicable y la dirección asistida, con los que conseguía un comportamiento en carretera y un confort referente.
Las cualidades del 604 le hicieron cruzar fronteras: se vendió tanto en Estados Unidos como en Corea del Sur. Y originalmente equipado con un motor de gasolina de seis cilindros, fue también el primero en su estirpe con un propulsor turbodiésel comercializado en Europa (1978). Pero en forma de infortunio, el 604 fue un fracaso comercial. Muchos lo atribuyeron a una variedad de motivos, como un diseño sin ambición, la carencia de innovaciones a nivel de chasis, problemas de oxidación de la carrocería o una calidad de construcción “incompleta”.
Después de un paréntesis de 14 años en los que el socialista François Mitterrand accedió a la presidencia de Francia, Jacques Chirac (1995-2007) y Nicolas Sarkozy (2007-2012) rescataron a Peugeot como coche oficial. Ambos, además de pertenecer al partido de centroderecha Unión por un Movimiento Popular, coincidieron al elegir el vehículo de representación oficial: un 607. Bajo un diseño conservador, incorporaba equipamientos avanzados para la época, como la suspensión variable, ocho airbags, ABS o detector de presión de neumáticos.
Pero mención aparte merece el Peugeot 607 Paladine, designado por Nicolas Sarkozy para su investidura. En primer lugar, jamás debería haber tocado el asfalto: era un prototipo presentado el Salón del Automóvil de Ginebra del 2000. Considerado como el vehículo de representación del futuro, presentaba todos los elementos para causar sensación como coche presidencial, siendo in duda el más llamativo el techo dividido en dos partes, dejando descubierta la parte trasera para que el presidente pudiera saludar a la multitud alzando el brazo.
Con una carrocería alargada desarrollada en colaboración con Heuliez, contaba con espacio para cinco ocupantes, todas ellas tapizadas en cuero por Hermès: dos delante y dos detrás, y una plegable frente a la plaza trasera derecha. Respecto al techo, la primera de las partes se ocultaba eléctricamente en el maletero, como lo hacían en su día modelos como el 206 CC y el 307 CC. Por lo demás, este 607 contaba con todas las comodidades, como un minibar refrigerado, un centro de comunicaciones con pantalla de plasma o climatizador.
Y aunque la elección era muy acertada, seleccionar este prototipo supuso un pequeño problema para la marca: el 607 se había sometido a un lavado de cara en 2004, por lo que se adaptó el frontal de esta carrocería Paladine para adecuarlo a la nueva estética. Todo para un vehículo que regresó al Museo de la Aventura Peugeot de Sochaux con sólo 50 kilómetros registrados en su odómetro. Bajo la carrocería se escondía un motor de gasolina V6 con más de 200 CV asociado a una transmisión automática de cuatro relaciones y tracción delantera.
Este modelo también fue utilizado por altas personalidades políticas en España entre 2001 y 2006, cuando José María Aznar y José Luis Rodríguez Zapatero fueron presidentes del Gobierno. Pero Macron fue elegido representante del país galo en 2017 y el Peugeot 5008 se estrenó en la fiesta nacional francesa del 14 de Julio. Ese mismo día, estuvo acompañado por su homólogo de Estados Unidos, Donald Trump, invitado de honor para conmemorar el centenario de la entrada del país norteamericano en la Primera Guerra Mundial (1914-1918).
Fuente: Peugeot
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