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Mazda MX-81 Imagenes de Archivo (7)
Luis Blázquez

El Mazda MX-81 Aria, una definición de la unión idílica entre Italia y Japón

Tres décadas después, el Mazda MX-5 no necesita presentación. Pero el primer modelo en usar la insignia “MX” es menos famoso, y una vez lo hayas visto, probablemente, jamás te olvides de él. Revelado en 1981, el Mazda MX-81 Aria fue un prototipo creado por la casa de diseño italiana Bertone, quien con el tren de rodaje de un Mazda 323 creó un deportivo futurista en forma de cuña.

Con su pintura dorada, una enorme cabina que parece un invernadero y luces emergentes, el prototipo destacó mucho en el Salón del Automóvil de Tokio. Sin embargo, con su volante cuadrado empotrado, una pantalla de televisión a bordo y los asientos delanteros que se balanceaban lateralmente, podría decirse que el interior era incluso más radical. Se trataba de un concepto único que, ciertamente, cumplía con el espíritu desafiante que se buscaba en los modelos futuros que se construirían bajo el sello “MX”.

Ya hemos visto que la estética es parte del ADN de Mazda desde tiempos inmemoriales. La compañía con sede en Hiroshima ha trabajado con importantes y reputados diseñadores y carroceros a lo largo del globo, unas asociaciones que han resultado en algunos modelos de calle que han simbolizado el crecimiento de Mazda como una marca de referencia dentro y fuera de las fronteras japonesas. Y todo comenzó en la década de los 60, cuando la empresa se puso en contacto con una joven promesa: Nuccio Bertone.

Tras varios modelos de producción y prototipos conjuntos desde el Familia, en 1981 Mazda le preguntó a Bertone si los italianos podían diseñar para ellos un producto atractivo para las próximas ferias del automóvil. El único requisito requerido era que usara la estructura de base del 323 coetáneo (actual Mazda3) y mantener la distancia entre ejes de 2,36 metros. El diseñador jefe en ese entonces, Marc Dechamps, se puso manos a la obra, y el resultado fue el que estamos tratando en estas líneas, el Mazda MX-81 Aria.

Se trataba de un coupé de dos puertas con cuatro asientos en forma de cuña, algo bastante típico de Bertone en aquel momento. Los más conocedores del mundo de las cuatro ruedas notarán que el MX-81 se asemeja ciertamente al Volvo Tundra Concept de 1979, también diseñado por Bertone, y del que luego surgió el Citroën BX. En el MX-81, las luces traseras se integraron en los pilares C, algo que se puso de moda mucho más tarde cuando el Focus de Ford llegó al mercado europeo como sustituto del Escort en 1998.

Las proporciones se formaron para tener en cuenta las dimensiones de la mecánica, que en aquel momento todavía era una forma completamente nueva de diseñar un concept car. El resultado fue un aspecto distinto pero sin adornos en el que cada elemento complementaba al siguiente en un diseño totalmente integrado. Combinaba lo refinado con lo minimalista, mientras que su gran cabina, que constituía prácticamente la mitad de la carrocería, ofrecía un interior acogedor y, sobre todo, extremadamente luminoso.

Notable fue el valor del coeficiente aerodinámico (Cd) del Mazda MX-81: 0,29, un verdadero logro hace casi 40 años. Sin embargo, fue el volante lo que se hizo con el verdadero centro del espectáculo. Estaba compuesto por un cinturón de plástico flexible que corría alrededor de una carcasa rectangular fija. Esta carcasa incluía los controles e interruptores de botón que podríamos encontrar en cualquier otro turismo, aunque estaban conjuntados con una pantalla de televisión CRT para mostrar la información pertinente.

En el MX-81, se eliminó el volante tradicional y se reemplazó por un mecanismo de correa circular que giraba alrededor de un marco rectangular con el objetivo de liberar más espacio en la cabina. Sin embargo, de igual forma que Volvo era una marca demasiado conservadora para atreverse a poner el Tundra en producción, Mazda también era demasiado precavida como para poner en las calles el MX-81. Solo se encontraron elementos del diseño frontal y los faros practicables en el 323 F vendido ocho años después.

Ahora, cuatro décadas más tarde, Mazda ha querido recrear las imágenes tomadas en Milán en 1981, concretamente en la Piazza Duomo. Y resulta que, aunque ha perecido en el olvido durante muchos años, el prototipo guardado en un almacén de Fuchizaki durante años ha sido completamente restaurado. Por fortuna, se ha mantenido en buenas condiciones, con tan solo algunos problemas ocasionados por la humedad. Días después, el coche se trasladó a la sede de Mazda, donde fue sometido a un chequeo completo.

Poniendo la máxima atención al detalle, el motor original de 1.5 litros y 130 CV fue puesto a punto de nuevo, desde el bloque, el radiador y la batería hasta la bomba de agua. Los frenos y la dirección también se revisaron, al igual que el compendio del sistema eléctrico. Una vez todo se había revisado tanto por dentro como por fuera, el coche ya estaba listo para hacer una serie de pruebas en circuito. El 3 de marzo de 2020, apenas dos semanas después de su descubrimiento en Japón, el prototipo fue trasladado a Bélgica.

Poco más tarde comenzaría la segunda fase de la restauración, la cual fue realizada en Turín, Italia, por el especialista SuperStile. El restaurador se centró principalmente en el trabajo de chapa y pintura para devolverle su estado y color original. También se trabajó en el interior, dando una nueva vida a la tapicería, y se instalaron nuevos faros funcionales. Finalmente, Mazda ha logrado recrear la fotografía realizada en Milán, aunque esta vez el MX-81 Aria ha posado junto con el último integrante de la saga MX, el MX-30.

Fuente: Mazda

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