El Opel Mokka se ha sometido a un enorme cambio generacional. El nuevo modelo, además de sacudirse la X del nombre, también tomaba un punto de vista muy distinto. Al asentarse sobre la plataforma CMP del Grupo PSA, abandonaba las versiones de tracción total y adoptaba variantes electrificadas. Pero es que además de eso, también ha introducido mejoras aerodinámicas notables que le hacen auparse como uno de los mejores del segmento en este ámbito.
El nuevo Mokka presenta un coeficiente aerodinámico de sólo 0,32 Cx, un valor bastante bueno para tratarse de un crossover. Es cierto que no llega a los 0,25 Cx del Insignia o a los 0,26 Cx del Astra; pero tampoco se puede hacer milagros con este tipo de carrocería. El objetivo de mejorar la aerodinámica es que de esta forma consiguen rebajar consumos y emisiones, necesitando menos energía para moverse. Eso cobra aún más sentido en la versión eléctrica, Opel Mokka-e.
El Mokka, como el resto de modelos de la marca, ha sido optimizado en el túnel de viento de la Universidad de Stuttgart. En este ejemplar destaca una superficie frontal de apenas 2,27 m2, que ya es provechosa. Pero los expertos de Opel también utilizaron la la dinámica de fluidos computacional (CFD) para ir afinando algunos aspectos. El Opel Vizor del frontal que ya vimos en directo, las formas de los pilares A y los espejos retrovisores están optimizados, mientras que los bajos tienen un revestimiento y el alerón reduce la resistencia y mejora la estabilidad..
Para lograr esos 0,32 Cx se utilizan varias tecnologías novedosas en el segmento. Aparecen unas cortinas de aire, que son conductos integrados en el frontal que sirven para canalizar el aire a través de la llanta y neumático delanteros. Tampoco puede faltar la parrilla activa, capaz de abrirse o cerrarse en función de temperatura del refrigerante del motor y de la velocidad.
Por ejemplo, la parrilla se abriría subiendo un puerto de montaña cuando necesita una mayor refrigeración y sus persianas se cerrarían en carretera a velocidades de crucero. De esta forma, el flujo del aire no atraviesa el compartimento del motor y gana eficiencia. Gracias a todas estas mejoras, el Opel Mokka ha conseguido que se reduzca su resistencia al avance a velocidades de autopista en un 16 % y que pueda rebajar hasta 9 g/km de CO2 sus emisiones (de media).
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