Hemos hablado en numerosas ocasiones sobre el coche sin conductor de Google. El verano pasado anunciaba que su coche ya había recorrido medio millón de kilómetros sin un solo incidente. Por ahora solamente pueden circular en el estado de Nevada, de modo legal, pero el experimento va en serio. No se trata de aparecer en los medios como si fuese ciencia ficción (tambén hay parte de eso, como no, como el ciego que «conduce» para hacer sus recados).
Hay muchos datos que demuestran que el coche autónomo no es un capricho de unos jóvenes multimillonarios como son Larry Page y Sergey Brin. Es la mayor de sus estrategias a lago plazo. El coche sin conductor tendrá numerosas implicaciones para la sociedad y para la economía. Tantas, que creará oportunidades que empequeñecen el gigantesco negocio de Google basado en su famoso motor de búsqueda. Imagínate. En el futuro Google no sólo podría ayudarte a buscar un servicio, sino que te podría llevar hasta él. ¿Cuál es el cine más cercano en el que ponen Fast & Furious 6? ¿Quieres que te acerque y además reserve un restaurante después… al que también puede llevarte y luego traerte de nuevo a casa sano y salvo?
Son solamente un par de ejemplos básicos, porque las posibilidades (y el dinero) que puede generar es incalculable. La gente siempre subestima las consecuencias que implica un cambio en la tecnología y hay numerosos ejemplos de empresas que lo han vivido en sus propias carnes (Kodak, Blockbuster…). Aquí viene como anillo al dedo una mítica frase de Henry Ford: «Si le hubiese preguntado a la gente qué quería, me habría respondido que un coche más rápido».
Si los coches pudiesen conducir solos implicaría un cambio radical en fabricantes de automóviles, compañías de seguros, empresas de energía, talleres…. Ya repasamos hace tiempo 15 cosas que cambiarán en los coches tal y como los conocemos cuando conduzcan solos. Pero no serán únicamente cambios en el producto final que nos mueve de un lado a otro. Hay muchos más:
Un mundo sin accidentes
La tecnología de los automóviles sin conductor tiene la posibilidad real de salvar millones de muertos y heridos y eliminar cientos de miles de millones de dólares.. La Organización Mundial de la Salud estima que más de 1,2 millones de personas mueren en las carreteras del mundo cada año, y hasta 50 millones más resultan heridas. Y la OMS prevé que se conviertan en la quinta causa de muerte en el mundo en 2030, un 3,6% del total, pasando de la novena causa principal en 2004, cuando representó el 2,2% del total mundial.
Sebastian Thrun, desarrollador principal del coche de Google adegura que pueden reducir los accidentes de tráfico en un 90%. ¿Qué supondría algo así? Solamente en Estados Unidos (tomamos datos de allí porque tiene todas las papeletas de ser el germen de esta tecnología), se producen en torno a 5,5 millones de accidentes cada año, con 9,5 millones de vehículos implicados. En 2009 murieron en estos accidentes 33.808 personas y 2,2 millones resultaron heridas (240.000 de ellas tuvieron que ser hospitalizadas).
Es complicado saber el costo mundial total de los accidentes (incluidos los gastos médicos, daños a la propiedad, pérdida de productividad, costos legales, los retrasos de viaje y el dolor y la pérdida de calidad de vida). Sin embargo, la American Automobile Association se atrave a dar una cifra, tras estudiar los datos de accidentes en las 99 mayores áreas urbanas de Estados Unidos. Estima que el total de los costes son de 2.995 mil millones de dólares. Y en todo Estados Unidos, 450.000 millones. Si tomamos como ciertos las previsiones de Google, hablaríamos de 30.000 vidas al año salvadas y 400.000 millones de dólares de ahorro. Solamente en EE.UU., ojo.
Se perderá menos tiempo y energía
Además, el coche sin conductor podría reducir la pérdida de tiempo y energía un 90%, según Google. Los coches podrían operar en red para ir más rápido y elegir rutas más eficaces (si bien hay dudas de que realmente acabarán ahorrando combustible). Sí está más claro que reducirían embotellamientos. Los atascos generan miles de millones de euros en pérdida de productividad y costos adicionales de combustible. Solamente en España se han hecho cálculos de que los atascos cuestan58,77 euros por 1.000 viajeros/ kilómetro.
El coche sin conductor también puede ayudar a los países en desarrollo, que podrán crecer sin crear la infraestructura pensada en los coches que ha surgido en los países occidentales. Este «atajo» ha ocurrido con los sistemas telefónicos: Los países en desarrollo que carecían de tierra de la línea telefónica y la conectividad de banda ancha, como la India, han dado salto directamente a la red móviles en lugar de construir sus infraestructuras de líneas fijas.
Sólo China invierte casi 800.000 millones de dólares para construir carreteras y autopistas entre 2011 y 2015. Y quizás esta inversión masiva no podrá mantenerse, debido al aumento de los accidentes y la congestión del tráfico que vive el país. Además, la acumulación masiva de coches crea unos gravísimos problemas de contaminación.
Un mundo con muchos menos coches
Un coche suele ser el segundo mayor gasto de capital de una persona, tras la vivienda. Y está parado el 95% del tiempo. Pero un parque móvil basado en coches sin conductor favorecería el intercambio eficiente de vehículos. y un vehículo sin conductor en teoría podría ser compartido por varias personas, para optimizar los desplazamientos.
Si los coches estuvieran en uso casi continuamente y pudiesen acudir cuando se les llama, la necesidad de aparcamiento casi desaparece. Un estudio del MIT reclamaciones que, en algunas ciudades de Estados Unidos, estacionamientos cubren más de un tercio de la superficie terrestre. Gran parte de este espacio valioso podría ser recuperado para propósitos más beneficiosos sociales y económicos. Al mismo tiempo, los valores de propiedad, especialmente en ciudades, disminuiría como fuente complementaria.
Google asegura que podría reducir el número de coches un 90%. Algo que seguramente no gustará a fabricantes de automóviles, proveedores, concesionarios, aseguradoras, financieras, abogados, compañías de gasolineras, empresas de construcción de carreteras e incluso a los gobiernos, ya que el coche es un enorme recaudador de impuestos. Pero, al mismo tiempo generará nuevas oportunidades de negocio para atender las nuevas necesidades de los clientes. Y Google lo ha visto. Por eso ya ha movido ficha.
Fuente: Forbes