Todos nos creemos los mejores pero, en cuestión de eficiencia, los conductores no son buenos. Pisamos el freno demasiadas veces y aceleramos demasiado rápido. Hasta el punto de que llegamos a desperdiciar un tercio de la gasolina en un trayecto típico.
La mala conducción también crea atascos. En EE.UU. los conductores malgastan cada año en torno a 7.500 millones de litros en embotellamientos, según un estudio realizado por el Instituto de Transporte de Texas. Basta pensar en la gasolina quemada en aquel atasco de tráfico de 2010 en China, que duró nueve días.
Hasta hace poco, la idea de prescindir de los conductores sonaba a ciencia ficción. Los ingenieros en Detroit imaginaron hace años un sistema complejo, con todos los vehículos controlados por un ordenador central. La infraestructura necesaria sería muy costosa y el sistema no funcionará hasta que todos los vehículos estuvieran equipados con la tecnología necesaria, cuenta al MIT Lawrence Burns, jefe de investigación y desarrollo en General Motors, ahora retirado.
Pero las tecnologías desarrolladas inicialmente por varias empresas están haciendo que este campo avance muchísimo más rápido. Los procesadores cada vez son más rápidos y los sensores cada vez más baratos. Y hablamos hace un tiempo de la democratización de la conducción autómata. Muchos fabricantes ya ofrecen coches equipados con sistema de regulación automática de distancias, que utiliza radares para detectar vehículos en el carril delantero y cambiar la velocidad del coche para evitar accidentes.
Por otro lado, los Prius automatizados experimentales de Google demostraron que los coches pueden autoconducirse por completo en vías públicas, rodeados por vehículos convencionales… e incluso con un ciego al volante En 2013, BMW comenzará a vender una versión de producción de su prototipo i3, que podrá autoconducirse a velocidades de hasta 40 km/h. Es un paso más dentro del avance de la conducción autónoma en Europa.
¿Pero ahorraría esto combustible? Las simulaciones sugieren que sería suficiente instalar la tecnología en un pequeño número de coches para lograr un impacto significativo. Si entre el 1 y el 5 por % de los automóviles es capaz de enviar datos en tiempo real acerca de su velocidad a un sistema central, los atascos se pueden anticipar dentro de un rango de cinco minutos, y aquellos vehículos equipados con sistemas GPS pueden recibir rutas alternativas para evitarlos.
El sistema de regulación automática de distancias también podría evitar que muchos atascos de tráfico se lleguen a formar. Ya conocemos las causas de los atascos: Los conductores tienden a cambiar de velocidad en las cuestas o cuando se acercan a un túnel, lo que provoca que el tráfico se acumule. También suelen frenan demasiado en respuesta a los vehículos que van delante de ellos. Basta que unos cuantos conductores en un carril hagan esto para que el tráfico llegue a detenerse. Los coches con sistema de regulación automática de distancias mantienen una velocidad constante en las cuestas y frenan de manera más gradual si los coches reducen su velocidad.
Werner Huber, director de desarrollo de sistemas de asistencia al conductor en BMW, estima que si uno de cada cinco coches tuviera este sistema, el tráfico se suavizaría porque se interrumpiría la reacción en cadena que hace que se llegue a un punto muerto. Si todos los coches lo tuvieran, podría aumentar la capacidad de las carreteras en un 20% y disminuir el consumo de combustible en un 83% en zonas congestionadas, según un estudio realizado por investigadores en Japón.
Pero el impacto total de la automatización del vehículo en el consumo de combustible es difícil de predecir. Sin un tráfico congestionado y atascos, puede que más personas decidan viajar en coche o vivir más lejos del trabajo, según apuntan desde el Instituto de Transporte de Texas… Y no les falta razón
Además, los fabricantes de automóviles creen haber descubrierto que la tecnología es la única manera de hacer que la conducción siga siendo satisfactoria. En el reciente Congreso Mundial de Telefonía Móvil celebrado en Barcelona (España), Bill Ford, presidente de Ford, advirtió de una inminente catástrofe a media que las ciudades acaben estando más congestionadas: la automatización de los vehículos será clave para que los coches sigan en movimiento, sobre todo porque los estudios apuntasn a que el número de automóviles en carretera aumentará: «Cuando hacemos los cálculos, y cuando nos fijamos en la población mundial de vehículos, existe un motivo de preocupación real si no hacemos nada. Se plantea la posibilidad de un estancamiento global. Una interminable embotellamiento que haga perder tiempo, energía y recursos«.
Vía: MIT
Más información:Instituto de Transporte de Texas