Ferdinand Porsche era un hombre excéntrico. Una persona de muchísimos talentos, todos bajo el ámbito general de la ingeniería automotriz. Pero decir que la integridad de sus inventos y las máquinas que creó fueron construidos para el mejoramiento de la humanidad no es del todo exacto. Algunas de sus ideas fueron utilizadas como armas de guerra. Quizás ninguno de ellos ha sido más famoso que el prototipo de tanque Tiger VK 45.01 (P), sí, obra de Porsche.
Ha sido un tema de gran debate si el fundador de tan histórica marca de deportivos estaba al tanto o no del trabajo esclavo y de las pésimas condiciones de las fábricas que construyeron sus máquinas de guerra. Es un tema que la propia gente de Porsche ha investigado a finales de la década del 2000. Lo que sí que se entiende mejor es que el alto mando alemán vio uso para los talentos eclécticos de Ferdinand para construir armas de guerra, donde aspectos como la durabilidad y optimización en el desarrollo son claves.
Lo que el ejército y el gobierno valoraron mucho era la capacidad para diseñar unos medios de transporte sencillos y económicos para las masas. Su trabajo anterior con Austro-Daimler y el programa Mercedes-Benz SS/SSK fue una prueba de esto. Todo comenzó, por supuesto, con el Volkswagen Beetle original, construido tanto para los civiles como para los oficiales de las SS. Su trabajo en este proyecto le hizo ganarse el título del “Gran Ingeniero Alemán” por parte del Estado, incluso si nació en una sección éticamente checa.
Muchos en el gobierno de aquel entonces consideraban que los checos estaban por debajo de los alemanes. Aun así, la flagrante hipocresía no impidió que la Wermacht (fuerzas armadas de la Alemania nazi) le otorgara a Porsche un contrato para acarrear por los derechos de construir un nuevo tanque en mayo de 1941. Varios años antes de surgir rivales como Ferrari, Maserati e incluso el propio “nueveonce”, la mayor competencia de Porsche fue el equipo de Henschel & Son Company Kassel, en la región alemana de Hesse.
Ambas empresas recibieron contratos de diseño para lo que se convertiría en el tanque pesado Tiger I. Los parámetros de diseño eran sencillos, pero infinitamente complejos. Debería poder albergar una versión convertida del elogiado cañón antiaéreo de 88 milímetros reutilizado para el combate de tanque a tanque. También tenía que pesar 45 toneladas, aunque esta métrica pronto cambiaría para llegar a 60 toneladas. El diseño de Porsche daba cobijo a una tripulación de cinco personas, algo con lo que quedaron muy satisfechos.
El prototipo inicial se denominó VK 45.01P (la “P” es de “Porsche”). Este era accionado por un sistema de propulsión ecléctico que hace que el moderno Taycan parezca simple, incluso hasta mundano. Asistiéndolo había dos motores diésel Porsche Type 101 de 10 cilindros. Cada uno de estos motores alimentaría un generador independiente Siemens-Schuckert de 400 kW, que a su vez alimentaba a una pareja de generadores gemelos de 230 kW que alimentaban una serie de motores eléctricos para impulsar la banda de rodadura.
Eso sí, al ser un producto de Porsche hecho antes que el 911 de finales de los 90 (996), estos motores eran refrigerados por aire. Una tendencia de la que la compañía se negó a retroceder durante las décadas posteriores a la guerra. Ahora bien, ¿cómo se define este tanque? ¿Es un híbrido enchufable? Teniendo en cuenta que pasarían cinco décadas completas antes de que se entendieran por completo los entresijos de las transmisiones híbridas, ciertamente hubo muchos problemas iniciales para el diseño de Porsche.
Incluso se hablaba en ese entonces de que los tanques Tiger I de Porsche podrían interferir con las cadenas de suministro dedicadas al mantenimiento de la flota de submarinos germánicos diésel-eléctricos, siendo el cobre un recurso muy prioritario. Aun con esas, el Porsche-Tiger I tuvo una oportunidad justa en la competencia contra sus rivales en Henschel. La competencia de hecho, pretendía determinar todo el diseño en las categorías de velocidad, maniobrabilidad, fiabilidad, potencia de fuego e integridad estructural general.
Cualquier deficiencia en una de estas áreas podría hacer que un diseño tome una clara ventaja sobre el otro. Fue aquí donde el diseño del Porsche Tiger comenzó a mostrar algunos defectos desafortunados. El primero, sorprendentemente, vino del tren motriz. El sistema requería un mantenimiento constante para mantener la combinación de motores de combustión interna y motores eléctricos funcionando sin problemas. Además, los generadores eléctricos añadidos contribuyeron en gran medida al peso total, superando las 66 toneladas.
Mientras tanto, el Henschel VK 45.01 (H), con dos motores Maybach, resultó ser un adversario formidable. Era rápido y ágil para su tamaño e hizo un gran uso de la batería principal derivada del cañón antiaéreo. Al final, Porsche perdió el concurso de diseño ante Henschel, y todos los cascos de tanques Porsche Tiger restantes se convirtieron en el destructor de tanques pesados Ferdinand, más tarde conocido como “Elefant”. Por lo que los historiadores pueden decir, solo un prototipo de Porsche Tiger entró en combate en la Segunda Guerra Mundial.
Lo hizo en abril de 1944, y en julio de ese año, el tanque se perdió. Entonces, si no entendiste por qué Porsche duda tanto en reconocer su herencia militar en el pasado distante, con suerte ahora tiene todo el sentido del mundo. Porsche no solo no logró ganar el contrato del tanque Tiger, sino que los destructores Elefant construidos después no cambiaron las reglas del juego en la guerra. Al menos podemos estar felices con el hecho de que Ferdinand Porsche estaba mucho mejor capacitado para construir deportivos que máquinas de guerra.
Fuente: Tank Archives, Porsche Car History
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