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M. Pardo

Road Movies: Güeros

Güero, según el Diccionario de modismos mexicanos, se dice de aquella persona que tiene los cabellos rubios. Pero no sólo eso, güerito o güerita, es para los mexicanos aquel de piel blanca, que no parece mexicano. Y los mexicanos están muy orgullosos de serlo, de ahí que en una secuencia de esta película Santos (Leonardo Ortizgris) se encare con un agente de seguridad no por expulsarle a él y a sus amigos de una piscina, sino por dirigirse a ellos por güeritos. Pues de güeros va hoy la road movie.

Lo habitual es que una road movie sea un viaje hacia otro lugar, ya sea para escapar, como hacen  Thelma & Louise o Kit y Holly en Malas Tierras, para volver a ver esa persona por última última vez, como hace Alvin Straight en Una historia verdadera, o simplemente para que el destino sólo sea la excusa, como en Easy Rider.  Pero en Güeros lo que tenemos es una road movie urbana, una historia a bordo de un coche, sí, pero que deambula por los rincones de Ciudad de México, el DF, una de las telarañas humanas más grandes del mundo.

FICHA TÉCNICA

Estreno2015
Duración107 minutos
DirectoresAlonso Ruizpalacios
GuiónAlonso Ruizpalacios y Gibrán Portela
PaísMéxico
RepartoTenoch Huerta, Ilse Salas, Sebastián Aguirre, Leonardo Ortizgris
Más información: IMDB

La madre de Tomás (Sebastián Aguirre) no puede más con su hijo preadolescente. Así que decide mandarlo de Veracruz, donde viven, al DF, donde está el hermano mayor, Federico (Tenoch Huerta), al que todos llaman Sombra, estudiante de la UNAM.

Allí comparte un piso con otro compañero, Santos (Leonardo Ortizgris), pero ya ni tienen luz eléctrica por no pagar la renta. Ambos amigos se pasan el día en casa jugando a las cartas o escuchando la radio del coche cuando Ana (Ilse Salas), novia de Sombra, da las informaciones de la Asamblea de estudiantes de la UNAM, en huelga casi 10 meses.

Sin clases, aburridos, parados y sin nada que hacer, Tomás desesperado le pide a su hermano que le lleve al hospital a ver a Epigmenio Cruz, una antigua estrella del rock mexicana que está a punto de morir. Epigmenio Cruz, les contaron de pequeños, hizo llorar una vez a Bob Dylan y es el más íntimo recuerdo que les queda a Tomás y Santos de su difunto padre. Junto a Santos y Ana emprenden un variopinto viaje por las calles del DF en busca del último autógrafo de este hombre, que al final es lo de menos.

La mejor película mexicana del 2014

O al menos la más premiada. La chilanga, como se llama a los del DF, de Alonso Ruizpalacios triunfó en el circuito de festivales del año pasado. En el Festival de San Sebastián se llevó el premio Horizontes Latinos, mejor película latinoamericana, y conectó, gracias al humor y estilo que derrocha la cinta, con el Jurado de la Juventud,  que le entregó su premio. No extraña, los jóvenes méxicanos de finales del siglo XX que muestra esta película no distan mucho de los universitarios españoles de hoy. En la Berlinale se rindieron al director, que se llevó el galardón por su fantástica ópera prima. Y los reconocimientos siguen sin parar, a la foto en Festival de Tribeca, en Jerusalén y otros festivales latinoamericanos.

Rodada en 4/3, como la televisión de nuestra infancia, y en blanco y negro porque, dice Ruizpalacios, «te hace detenerte a ver, son nuevos ojos para la ciudad». Una ciudad que luce tan linda en esa fotografía que evoca a 1999 pero que puede ser la de hoy, con sus realidades opuestas. Y unos jóvenes en blanco y negro que nos recuerda también a esa juventud de la Nouvelle Vague, la de cualquier país en un momento clave porque, como gritan los carteles de la UNAM, ser joven y no ser revolucionario es una contradicción.

Y aún así, jóvenes que no quieren (terminar de) darse cuenta que el momento también va con ellos. Por eso, a fuerza de repetir «estamos en LA Ciudad de México» y a fuerza de correteársela, se casi salir apaleados, de ser expulsados, de ser apedreados, pero sin abandonarla nunca, terminan por verse en ella.

El coche

La ciudad, pero también el coche es el otro protagonista de esta película. Ese Wolkswagen Atlantic blanco que los cuatro personajes apenas abandonan en la segunda parte de la película y que es la segunda casa de Santos y Sombra. Para el rodaje, se utilizaron dos Atlantic blancos, uno para las tomas externas y otro modificado, alargado para poder rodar las secuencias del interior.

La película se estrenó el 8 de mayo de España y aún se puede ver algunos cines. No te pierdas el tráiler.

  • cine
  • road movies
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