El escándalo del Dieselgate ha sido uno de los más polémicos en los últimos años. Se descubrió que el Grupo Volkswagen había estado instalando funciones de software en motores diésel que detectaba que se estaba pasando una prueba de homologación y reducía las emisiones. Esta acción ilegal fue llevada a cabo en más de 10 millones de vehículos fabricados entre 2007 y 2015. Las consecuencias para la marca alemana han sido bastante considerables.
Tres años más tarde, el tema sigue dando de que hablar. Lo último es que Volkswagen ha aceptado pagar una multa de 1.000 millones de euros impuesta por Alemania. La Fiscalía de Braunschweig ha llegado a la conclusión de que «violaron sus deberes de supervisión» y por lo tanto impone una de las sanciones más altas a nivel nacional. Gana importancia debido a que es la primera multa por el Dieselgate que recibe la marca en Europa.
Aunque los 1.000 millones puedan parecer una cantidad muy alta, no es nada en comparación con lo que ha tenido que pagar Volkswagen en Estados Unidos. Allí las sanciones se acumulan para superar la cifra de 26.000 millones de dólares, pues sus leyes son mucho más estrictas en ese ámbito. Además, todavía hay varias decenas de procesos judiciales abiertos en distintos países, por lo que las multas podrían ir aumentando en un futuro.
Volviendo a la sanción impuesta por Alemania, la marca ha decidido aceptarla y admitir la responsabilidad. Aunque tendrían la opción de recurrirla, no lo harán con el objetivo de limpiar un poco su imagen. Los expertos afirman que eso podría ayudar y tendrá un efecto positivo en otros procesos legales abiertos, sin embargo, parece que no resolverá las demandas de los accionistas. Ellos se quejan de que se informó muy tarde a otros mercados acerca de la investigación. Veremos como se sigue desarrollando este tema del Dieselgate.
Fuente: Automotive News