Audi siempre se ha caracterizado por ser una marca inconformista, que siempre está buscando nuevas metas y objetivos. El más ambicioso del último año parece ser su primer eléctrico, el Audi e-tron. Sin embargo, no podemos dejar de lago al que se ha convertido en el buque insignia de su gama SUV. El Audi Q8 acaba de llegar para abrir las puertas a la marca a un nuevo segmento en el que anteriormente no tenía presencia.
Aunque muchas veces nos echamos las manos a la cabeza cuando hablamos del término ‘SUV coupé’, lo cierto es que cada vez más fabricantes están investigando este tipo de carrocerías elevadas y de corte dinámico. En el caso del Q8 están muy claros sus rivales. El precursor en este particular segmento, que no es otro que el BMW X6, y la apuesta de la marca de la estrella, el Mercedes GLE Coupé. Con ellos se tendrá que repartir el pastel y por ello hemos querido analizar al recién llegado.
El Audi Q8 quiere aportar savia nueva a la familia Q de la marca de los cuatro aros. De hecho, es el más arriesgado de todos, el que tiene un aspecto más diferenciado respecto al resto. Pero no se trata solamente de una cara bonita, también quiere ofrecer las soluciones tecnológicas del Audi A8 y una versatilidad cercana a la del Audi Q7. Toda esta receta aderezada con una buena dosis de sensaciones al volante. Veremos si lo consigue.
Exterior
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Si empezamos por el exterior del Audi Q8 hay que destacar su llamativo diseño. Prácticamente un prototipo, mantiene la mayoría de líneas vistas en los Q8 Concept y Q8 Sport Concept. De ahí que estrene la parrilla Singleframe octogonal (un elemento que se irá extendiendo por toda la familia Q, de hecho ya está en el Audi Q3), remarcada por una llamativa máscara que le da un toque diferencial y que puede cambiar de color al gusto del usuario.
En el frontal destacan también los estrechos faros y las enormes tomas de aire, que por desgracia no son plenamente funcionales. La parte inferior queda rematada por un protector y la superior por un capó marcado con dos nervaduras. En este vehículo destacan los voladizos cortos, algo que se aprecia tanto delante como detrás. Aunque si algo se lleva las miradas en la vista lateral son las superlativas llantas de 22 pulgadas, excesivas y atractivas a partes iguales.
El perfil del Audi Q8 queda muy marcado por la caída del techo, esa pincelada que dota de carácter y que busca esa silueta coupé tan citada. Otro detalle destacado del modelo son las ventanillas sin marco, que le dan un toque más distinguido. Y cuando llegamos a la zaga se aprecia el spoiler sobre el techo y una luneta de pequeñas dimensiones. También los nuevos pilotos traseros que van unidos por el medio, enmarcados en una moldura de color negro y que dejan una firma lumínica bien reconocible. El detalle que menos nos ha gustado está en el paragolpes, esas salidas falsas del escape que tan de moda están no le hacen ningún bien.
Y además de las líneas dinámicas y musculosas, el Audi Q8 destaca por unas dimensiones casi mastodónticas, acrecentadas por la pintura Naranja Dragón de nuestra unidad (exclusiva de este modelo). Mide 4.986 mm de largo, 1.995 mm de ancho y 1.705 mm de alto. Estas medidas lo dejan ligeramente por debajo del Q7, superando su anchura a la vez que reduce su longitud y altura. Lo que decíamos de los voladizos cortos también viene dado por su destacada distancia entre ejes de 2.994 mm, que se verá reflejado en un interior amplio y habitable.
Interior
Y si el exterior del Audi Q8 sorprendía gratamente, lo cierto es que en el interior se ha decidido no arriesgar. La fórmula se estrenó en el Audi A8, pasó al A7 Sportback, luego a la familia A6 y ahora volvemos a verla en el SUV coupé. Y como ya hemos repasado en estos modelos, lo que más llama la atención es el sistema MMI touch response que combina las dos pantallas de gran tamaño integradas en una moldura conocida como Black Panel (similar al popular Piano Black).
La atmósfera minimalista se consigue con una pantalla superior de 10,1 pulgadas que cumple con las funciones del infoentretenimiento y con una inferior de 8,6 pulgadas que sirve para los controles de la climatización, entre otras. Ambas son de alta resolución y hápticas, lo que significa que dan al usuario una respuesta cada vez que sus dedos dan una comanda, de forma que se evita tener que quitar tanto la vista de la carretera. Del sistema en general hay que decir que es rápido y preciso, pero que requiere de cierto tiempo de aprendizaje y que puede desviar mucho la atención.
Y no son las únicas pantallas que encontraremos en este habitáculo. Se completa con la tercera, la que vemos a través del volante, la conocida como Audi Virtual Cockpit. Esta instrumentación digital de 12,3 pulgadas consigue que olvidemos los relojes analógicos gracias a su funcionalidad y capacidad de personalización. Se controla desde el volante multifunción, que en nuestro caso tiene la parte inferior achatada al corresponder al paquete S line.
Eso también hace que los asientos tengan una tapicería de cuero gris de lo más agradable, con costuras en contraste y un entramado de diamante bastante llamativo. Porque si de algo va sobrado el Audi Q8 es de calidad en sus acabados. Ya hemos mencionado el cuero, pero es que además nuestra unidad de pruebas lleva Alcántara en las puertas y cubriendo el techo. Por no hablar de la moldura de aluminio cepillado que surca el salpicadero. Lo único que no termina de convencer es el Black Panel, un imán de huellas, o el plástico de las puertas.
Si el Audi Q7 tiene la posibilidad de ser un siete plazas, el Audi Q8 solo tiene la opción de llevar a cinco pasajeros. Lo hará con bastantes garantías gracias a unas plazas delanteras amplias y con mucho espacio en cualquiera de sus cotas. Las traseras son también cómodas en cuanto a altura libre para la cabeza y espacio para las piernas. Destaca por su banqueta desplazable longitudinalmente y la capacidad de abatir los tres asientos de forma individual. La plaza central es más estrecha, elevada y queda perjudicada por el túnel de transmisión.
Maletero
Al ser un cinco plazas estricto contamos con un maletero que está a la altura de las circunstancias. Bajo el portón con apertura eléctrica encontramos una capacidad mínima de 605 litros cuando la segunda fila está aprovechando todo el espacio posible. Si la movemos hacia delante y la reclinamos, logramos aumentar esa capacidad hasta los 680 litros. Si hace falta más espacio siempre se puede abatir por completo (40:20:40) para llegar al máximo de 1.755 litros de capacidad. Cifras algo justas comparadas con vehículos de sus dimensiones.
Pero ya no solamente son las cifras, sino la forma en que las consigue. El maletero del Audi Q8 destaca por sus líneas rectas y aprovechables, además de por la posibilidad de contar con ayudas como las redes o los ganchos para distribuir la carga. Aunque la boca de carga puede quedar bastante alta, lo cierto es que si ponemos la suspensión neumática en su posición más baja nos facilitará el subir objetos pesados y voluminosos. Además contamos con un botón que nos permite hacerlo directamente desde el maletero como ya vimos en el Q7.
Equipamiento
A la llegada del Q8 a nuestro país no habrá distintos niveles de equipamiento como tal. Solo habrá una configuración inicial disponible y luego una extensa lista de opcionales y algunos paquetes. De serie, el SUV coupé ya incorpora algunos elementos como llantas de 19 pulgadas, MMI Navegación plus, el Virtual Cockpit, faros LED, climatizador bizona o iluminación ambiental.
Las ayudas a la conducción ocupan un lugar importante en este modelo y se pueden incluir hasta 39 sistemas repartidos en varios paquetes. En el paquete Tour se montan el control de crucero adaptativo con funciones como el traffic jam assist o active lane assist. En el paquete City se suman otros como el asistente de cruce, el Audi pre sense 360º o la alerta al trafico cruzado trasero. También se puede optar por el Parking plus assist, con asistente de maniobras y aparcamiento retomo.
Aunque no haya niveles de equipamientos al uso, se permiten algunos paquetes como el Tech (centrado en la tecnología), el Black (aspecto exterior con detalles en negro) o el S line (aspecto más deportivo). Nuestra unidad de pruebas iba cargada de equipamiento opcional y destacaban algunos elementos como las llantas de 22 pulgadas, los faros Audi Matrix LED, la tapicería en cuero Valcona en gris, el revestimiento del techo en Alcántara, el Head-Up Display, el climatizador automático de cuatro zonas o el sistema de sonido Bang & Olusen Premium.
Motor
Para 2019 estará disponible la gama mecánica del Audi Q8 al completo. Eso significa que se podrá elegir entre las versiones 45 TDI de 231 CV y 50 TDI de 286 CV para los que busquen un diésel y en la variante 55 TFSI de 340 CV para los que quieran gasolina. En todos los casos, las mecánicas V6 de 3.0 litros van ligadas a la transmisión automática tiptronic, que es un convertidor de par con ocho relaciones. También viene por defecto la tracción integral quattro.
Pero de momento la única mecánica en el mercado es la diésel más potente. Probamos el Audi Q8 50 TDI con su V6 turboalimentado de 3.0 litros que desarrolla una potencia de 286 CV y 600 Nm de par. De esta guisa, el SUV coupé es capaz de acelerar de 0 a 100 km/h en 6,3 segundos y de alcanzar una velocidad máxima de 245 km/h. Y eso sin que se disparen los consumos y emisiones de CO2 homologados (6,8 l/100km en ciclo mixto y 178 g/km en nuestra unidad).
Todos los motores del Audi Q8 cuentan con la tecnología Mild Hybrid (MHEV). Se trata del mismo sistemas que vimos en el A8 y que cuenta con un sistema eléctrico de 48 voltios y un alternador BAS. Durante la frenada es capaz de recuperar hasta 12 kW de energía que se almacena en la batería. También consigue moverse moverse por inercia con el motor desactivado e incluso hace que el start-stop funcione a 22 km/h. Por no hablar de la gran ventaja de llevar la pegatina ECO de la DGT, algo clave en algunas grandes ciudades.
Comportamiento
Lo primero que piensas de un mastodonte que roza los cinco metros y supera las dos toneladas (2.145 kg en vacío) es que no va a estar a la altura dinámicamente. Para comprobarlo tenemos una ruta muy completa que incluye tramos de autovía, carreteras secundarias con muchas curvas e incluso salidas fuera del asfalto. Empezamos con el conocido bloque diésel, que puede ser una de las opciones más interesantes en este vehículo.
No es tan refinado como su homónimo de gasolina, pero tampoco se percibe demasiado desde el interior. El aislamiento en el Audi Q8 es bueno, aunque sus formas y altura harán que aparezcan algunos ruidos aerodinámicos por encima de los 100 km/h. Lo que más destaca del bloque V6 es su forma de empujar. A pesar de su elevado peso cuenta con una aceleración contundente gracias a la entrega de esos 600 Nm de par desde bien abajo.
Podemos considerar sus 286 CV como la potencia ideal, probablemente el de 231 CV que llegará en un futuro se quede algo justo en viajes largos y con mucha carga. La encargada de gestionar esa potencia es la caja automática tiptronic de ocho marchas que nos deja un sabor agridulce. Agrio porque a veces tenemos la sensación de que no se coordina con las intenciones del conductor y se muestra poco preciso (probablemente debido a su búsqueda de bajos consumos). La parte dulce es la suavidad que tiene la transición entre marchas, inigualable.
Para los tramos de curvas preferimos el modo más deportivo o las pequeñas levas plásticas tras el volante. Porque el Audi Q8 incluye el Drive Select con hasta siete modos de conducción (Allroad, Offroad, Eco, Comfort, Auto, Dynamic e Individual). Consiguen transformar el comportamiento de elementos como el motor, la suspensión o la dirección y consigue aumentar su versatilidad para que se adapte a cualquier tipo de situación.
Lo cierto es que nos ha sorprendido gratamente su chasis. Contábamos con el aplomo y la estabilidad que ofrece en vías rápidas, pero nos asombró la agilidad en los tramos de montaña. Vale que no sea un Audi TT, pero teniendo en cuenta su peso y dimensiones es un coche que cumple con nota. Parece que el elemento clave para conseguir esta sensación es el eje trasero direccional, que gira esas ruedas 5º al sentido contrario de las delanteras a menos de 60 km/h y en el mismo sentido a altas velocidades.
Por no hablar de la suspensión neumática, clave en el comportamiento del Audi Q8. De serie ya tiene una adaptativa bastante conseguida, aunque opcionalmente puede montar la neumática con dos configuraciones (normal y sport). Nuestra unidad cuenta con la más deportiva y consigue que tener una altura libre al suelo de entre 16,5 centímetros (en Dynamic o a partir de 160 km/h) y 25,4 centímetros (hassta 30 km/h en modo Offroad).
Lo comprobamos en un tramo de pista sin asfaltar, haciendo algo que seguramente no vaya a hacer casi ningún propietario de Q8. Las llantas de 22 pulgadas no son unas buenas aliadas para un camino con bastantes piedras sueltas, pero terminamos sin percances y comprobando el buen hacer tanto de la suspensión como de la tracción integral quattro. A lo que no terminamos de pillar el punto (ni en este terreno ni en ninguno) es al tacto de la suspensión, demasiado asistido y artificial para un coche que quiere vender cierta deportividad. No podemos hablar de consumos reales tras esta toma de contacto, tendremos que esperar a una prueba más a fondo.
Opinión coches.com
Audi se ha tirado a la piscina con este Q8. Se aventura en un segmento desconocido para ellos con un vehículo con una estética arriesgada y que llama la atención allá por donde va. El diseño es uno de sus aspectos más destacados, pero también resalta por ser un escaparate tecnológico con las últimas novedades de la marca. La calidad viene intrínseca en los interiores de la marca y en este ejemplar solamente podemos alabarla. Solo tiene opción a cinco plazas cómodas, aunque el maletero sea algo justo.
Probamos el Q8 50 TDI, probablemente el motor que más se venda. El V6 diésel destaca por su empuje en bajas y va ligado al cambio automático tiptronic obligatoriamente. El chasis y la suspensión adaptativa hacen que sea un vehículo ágil (para su peso) y cumplidor en cualquier tipo de vía o terreno. ¿La parte negativa? Tiene un precio de partida de 84.480 euros en nuestro país, una cifra que fácilmente se encarecerá con el equipamiento opcional. Un ejemplo es el Audi Q8 First Edition que tendrá una dotación bastante completa y rondará los 105.000 euros.
- Estética atractiva y diferenciada
- Tecnología y acabados interiores
- Comportamiento dinámico
- Maletero pequeño para sus dimensiones
- Gama de motores algo justa
- Precio elevado (comparado con Q7)
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