Con el cambio de nombres de Infiniti, allá por 2014 llegó a Europa el Q50. Se trata de la berlina media que pretende hacerse un hueco en el complicado segmento premium de este tipo de vehículos que en nuestro continente dominan con mano de hierro los fabricantes alemanes.
Sin ser un bombazo en matriculaciones, las ventas del Infiniti Q50 han ido aumentando con el paso del tiempo. De las apenas 280 unidades en 2014 a las 457 en 2017. No son muchas, pero su evolución demuestra que en el mercado de lujo mucha gente apuesta por lo conocido y no busca más allá… y en cuanto el producto empieza a conocerse mínimamente el cliente puede acabar de convercerse de que está hecho a medida para él.
El lanzamiento del Q50 supuso también que el díesel se acabase de imponer en e tipo de mecánicas que vendía la marca. El 2.2 diésel de origen Mercedes (ver prueba) era sin duda la mecánica favorita para esta berlina pensada para viajar confortablemente.
La demonización del diésel hará que las previsiones de ventas de la marcha den un giro de 180 grados. SI bien el diésel continuará siendo el favorito para empresas y flotas, los particulares apostarán (de hecho, ya apuestan) principalmente por coches de gasolina e híbridos como este Infiniti Q50 híbrido. Su llegada ha venido acompañada de otras novedades. Acompáñanos a descubrirlas
Exterior
La marca ha aprovechado la llegada de esta mecánica para realizar una ligera renovación estética, con el Infiniti Q50 2018. Ahora todas las versiones cuentan con la nueva parrilla de doble arco, con más detalles en la superficie de la malla curvada y del marco cromado. En el frontal también se han renovado las ópticas delanteras que pretenden asemejarse a un ojo humano.
Las entradas de aire del frontal son también más grandes en los niveles de acabado más deportivos y hay un pequeño alerón inferior que tiene un aspecto más amenazante.
El Infititi Q50 híbrido conserva las medidas del modelo anterior. En un sedán medio bastante grande, de 4.810 mm de longitud, por 1.820 mm de anchura. Los 1.430 mm de altura y sus líneas fluidas ayudan a que sea muy aerodinámico, con un coeficiente de 0,27 Cx. El techo arqueado se extiende hasta los pilares C, con su forma características de media luna.
En la zaga han cambiado los faros LED traseros, que ahora se inspiran en los de su “hermano canalla”, el Infiniti Q60 y le dan un aire mucho más deportivo. Se fusionan con la carrocería y las formas del maletero, también de doble arco.
Con los acabados Sport y Sport Tech hay una doble salida de escape y un difusor trasero bicolor, mientras que la carrocería se combina con un acabado metálico oscuro alrededor de la base del paragolpes trasero. La gama de colores también aumenta y ahora son diez colores los disponibles. Entre ellos, este tono Mocha Almond, un marrón novedad en la gama que cambia mucho el aspecto en función de si le da (o no) el sol directamente.
Interior
El aspecto del interior del Infiniti Q50 híbrido es realmente bueno. La marca destaca por sus ciudados habitáculos, al nivel de los mejores en todo lo referente a materiales y ajustes. El anterior modelo era sobresaliente en ese aspecto y ahora la marca asegura haber mejorado las técnicas artesanales de
Encontramos un panel de instrumentos revestido de cuero, terminados con doble costura. Son nuevos también los revestimientos de aluminio que verás en salpicadero y puertas.
Aunque la disposición de los elementos es casi idéntica al del anterior Q50, hereda también algunas mejoras vistas en el Q60. Una de ellas, el volante, ahora más ergonómico y que consigue que sea más fácil accionar las levas del cambio que integra tras él.
En el salpicadero se repite el esquema que tanto llamaba la atención cuando salió a la venta hace cuatro años. Se trata de dos pantallas táctiles en color, de 8 pulgadas la superior, capacitativa y que muestra las funciones más utilizadas, como el navegador, y una inferior de 7 pulgadas, desde la que se controla el climatizador y otros ajustes del coche (como la dureza de la dirección).
El “problema” es cuatro años en el siglo XXI es una eternidad. El sistema InTouch te dejaba con la boca abierta, pero ahora es común encontrarse con pantallas similares en modelos de lujo, salpicaderos digitales… y mejores gráficos. Esta toma de contacto fue bastante breve, pero nos hicimos rápidamente con sus singularidades. Su manejo resulta intuitivo y responde a las órdenes con premura.
El espacio en las plazas delanteras es muy bueno y el acceso a las mismas es sencillo de realizar, ya que las puertas son amplias. Los 2.850 mm de distancia entre ejes no se traducen en unas plazas traseras soberbias. El espacio para los pasajeros que se ubiquen ahí no destaca y precisamente por eso la marca ha rediseñado la trasera de los asientos delanteros para dejar más espacio para las rodillas.
Los respaldos traseros van ligeramente reclinados y eso facilita que se acomoden… dos personas. Y es que el pasajero central tendrá un hueco notablemente más estrecho y además, se ve obligado a lidiar con un túnel de transmisión muy prominente.
Algo que merece destacar es la comodidad de los asientos. La marca nos contaba que han sido diseñados para que la columna vertebral repose de manera uniforme y no sobrecarguen los músculos de la zona lumbar o más cercanos al cuello. Apenas pasé en ellos hora y media, pero realizar un viaje largo tiene pinta de ser coser y cantar.
Maletero
El modelo diésel destaca en este apartado con 500 litros de capacidad. La mecánica híbrida ha obligado a ubicar en el maletero las batería y resta espacio, por lo que se queda en 400 litros de capacidad.
El espacio que le “roba” es el más cercano a los asientos, con lo que también piuerde versatilidad, ya que imposibilita cargar elementos largos. ¿Una ventaja? Si del modelo diésel decíamos que sus formas eran bastante irregulares, el híbrido pierde justo la parte donde más difícil resultaba acomodar la impedimenta. Resulta más sencillo aprovechar cada rincón en el Q50 híbrido.
Equipamiento
El Infiniti Q50 S Hybrid puede elegirse con el nivel de acabado Sport (si lo eliges de propulsión, como la unidad que tenemos entre manos) o el Sport Tech (con tracción total).
Cuenta con muchísimos elementos de serie, como las llantas de aleación de 19 pulgadas, el sistema multimedia InTouch de Infiniti con dos pantallas táctiles, navegador, el sistema de acceso con llave inteligente I-Key, sensores de aparcamiento delanteros y traseros, climatizador bizona, asientos eléctricos calefactados, con memoria y con tapicería de cuero o el sistema de sonido de la serie Performance de Bose con 16 altavoces, con sonido envolvente.
Hay también muchas ayudas a la conducción, como el monitor de visión periférica Around View con sistema de detección de objetos en movimiento, el control de crucero inteligente (que funciona a cualquier velocidad), sistema de frenado de emergencia delantero con advertencia predictiva de colisión frontal, el sistema de asistencia de control de la distancia, la advertencia de ángulo muerto, el sistema de intervención en caso de ángulo muerto, intervención de seguridad en caso de colisión, advertencia y prevención de salida de carril, iluminación delantera inteligente con tecnología de asistencia de luces largas…
Y todo esto, por 48.750 euros si es con tracción trasera y 59.500 en el caso del AWD. El precio de acceso a la gama del Q50 empieza en 39.800 euros (con Q50 2.2D de 170 CV con cambio automático).
Estos son los precios recomendados por la marca, pero recuerda que puedes encontrar ofertas del Infiniti Q50 en nuestra sección de coches nuevos, donde los concesionarios oficiales de la marca las publican cada mes. Te aconsejamos también visitar nuestro comparador de seguros, donde podrás localizar rápidamente la póliza que mejor se ajuste a tus necesidades y presupuesto.
Motor
Llegamos por fin al gran protagonista del Infiniti Q50 2018: su mecánica híbrida. Llega a la gama para complementar al 2.2 litros de 170 CV ligado al cambio automático de siete relaciones, ambos elementos de origen Mercedes. Puede elegirse con propulsión trasera o total… exactamente igual que esta versión híbrida.
El sistema lo componen un motor gasolina V6 de 3,5 litros y 24 válvulas, de aleación de aluminio, que entrega 306 CV a 6.800 rpm y 350 Nm a 5.000 rpm. Va ligado a un motor eléctrico de 50 kW (68 CV) y un par de 270 Nm. La potencia total de este sistema es de 384 CV y unos espectaculares 546 NM de par.
Las prestaciones son notables, pues además de los 250 km/h de velocidad punta (lo habitual en estos coches), alcanza los 100 km/h desde parado en 5,1 segundos, un dato muy bueno si tenemos en cuenta que no se trata de un coche ligero: pesa 1.842 kg en vacío.
El coche puede ser propulsado durante pocos kilómetros de manera exclusiva por el sistema eléctrico, que recarga las batería de iones de litio de 1,4 kWH mientras se circula, en las fases de frenada y desaceleración. Eso ayuda a sus consumos homologados, de apenas 6,2 l/100 km y unas emisiones de 144 gramos de CO2.
Comportamiento
Nada más te sientas en el coche ves cómo está bastante enfocado al confort. Su mecánica es muy suave y agradable de conducir, mucho más refinado que el díesel, que además no destacaba demasiado en este aspecto. Ayuda a ello también el sistema de suspensión independiente en las cuatro ruedas. En el eje delantero se apuesta por un diseño de doble horquilla y en el trasero un multibrazo, ambos con barras estabilizadoras.
Existen diferentes modos de conducción, que se controlan desde un mando en el túnel de transmisión. El Eco es el que más mira por el consumo, haciendo la respuesta del acelerador más perezoso… pero reconozco que la mayor parte de esta toma de contacto la realicé en modo Sport. El acelerador parece despertar de su letargo y el cambio de marchas se vuelve más rápido y apura las marchas un poco más. Ojo, que no es agresivo en ningún momento, a pesar de que esté animando a un V6. Si deseas exprimir las marchas más, lo mejor es utilizar las levas.
El cambio cuenta con un sistema que la marca denomina control adaptativo. Gracias al sensor de aceleración lateral, se detectan los cambios en la calzada, como cuestas o curvas y actúa en consecuencia. Necesitaría más tiempo con el coche para ver si realmente se aprecian diferencias. De lo que no cabe duda es que el cambio de convertidor de par es capaz de ofrecer sensaciones deportivas acorde con su estética, está a años luz en este aspecto de la transmisión por variador conrtinuo que emplean Toyota o Lexus.
El motor da gusto por lo rápido que sube de vueltas. Se nota el par del motor eléctrico, que ayuda a ganar ese empuje. Menos me convence, al menos a mi, es su dirección adaptativa. Se trata de un sistema que traslada a las ruedas, de manera eléctrónica, los movimientos del volante. Es muy capaz (realzia más de 1.000 ajustes por segundo). En este modelo híbrido viene de serie y la marca indica que es el precursor de las direcciones que emplearán los coches autónomos.
Quizá ahí radique su «problema». Desde luego, es maravilloso porque al no exisitir conexión mecánica no hay vibraciones y se reduce la fatiga del conductor. Pero al mismo tiempo no transmite lo que ocurre en las ruedas (algo cada vez más habitual).
Puede que haya que acostumbrarse, ya que con una dirección así no es necesario realizar movimientos bruscos. Con la segunda generación que se estrena ahora se permite además un alto grado de personalización (más o menor dura y directa), pero no pude probarlo). Quizá en algún modo pueda entender mejor qué información transmite al volante, ya que el sistema es capaz de obtener información de la calzada y el chasis y la envía al volante.
No hubo tiempo y kilómetros suficientes para realizar mediciones de consumos. A un ritmo moderado, con fuertes pendientes de autovía y bastante recorrido urbano, el ordenador de a bordo marcaba 7,9 l/100 km. Cuando le exigimos un poco más alcanzó los 9,1 l/100 km. No son mediciones precisas, pero parece que no es demasiado sensible al tipo de uso. En todo caso, son cifras aceptables si tenemos en cuenta que hablamos de un coche con motor V6 y 364 CV de potencia.
Opinion coches.com
Desde luego, el Infinito Q50 híbrido tiene argumentos de peso para ser una opción a tener en cuenta para quien busque una berlina premium. Imagen prestigiosa y distinguida, con retoques muy acertados respecto al anterior modelo. El interior es de grandísima calidad, intachable. La peor habitabilidad en las plazas traseras y el maletero limitan bastante el público al que va dirigido, sin duda.
En cuanto a la mecánica híbrida, resulta muy agradable de conducir y ofrece una gran potencia en todo momento gracias a la ayuda del motor eléctrico. Y eso, sin renunciar a un comportamiento deportivo, apoyado por un buen cambio automático y acertados modos de conducción… pero penalizado en este sentido por una dirección comodísima pero a la que cuesta un poco acostumbrarse en carreteras con curvas cerradas.
- Diseño interior distinguido y diferenciado
- Motor silencioso, gran confort de marcha y
- Completísimo equipamiento de serie y precio razonable
- Habitabilidad en plazas traseras y maletero reducido
- Gráficos del sistema multimedia anticuados
- Tacto de la dirección al que hay que adaptarse
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