Se suele decir que «los caminos del Señor son inescrutables» haciendo referencia a la imposibilidad de prever el futuro de algunos aspectos de la vida. Lo mismo nos pasa en el sector de la automoción con ciertos coches. Un ejemplo perfecto sería el Subaru Impreza ecoHybrid que hemos puesto a prueba recientemente. El origen del Impreza está en los años 90, cuando fue mejorando hasta convertirse en un auténtico referente por comportamiento y deportividad. Por eso sorprende que después fuera decayendo hasta prácticamente desaparecer.
En Europa fue sustituido por el Subaru XV, un todocamino que perdía esa esencia de competición que siempre había tenido. En 2018 se decide devolver a la vida al Impreza de cinco puertas, pero de una forma muy descafeinada que no convencería del todo al público. Lo cierto es que la estricta normativa de emisiones también aprieta en la marca japonesa y eso les obliga a adoptar la electrificación en su gama. Y así llega el Impreza ecoHybrid con un sistema de propulsión híbrido que va a solventar la mayoría de sus carencias anteriores.
Así que tenemos un Subaru Impreza con etiqueta ECO de la DGT por primera vez en casi treinta años de historia y con un enfoque muy distinto a lo anterior. Después de haber vendido más de tres millones de unidades a nivel mundial (260.000 en Europa), parece que es momento de olvidar la deportividad de antaño y subirse al carro de la eficiencia. Es la única forma de mantener vivo al icónico modelo y de mejorar lo presente de forma inteligente.
Exterior
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El Subaru Impreza ecoHybrid no dista demasiado del modelo que vio la luz en 2018 a nivel estético. Mantiene ese mismo lenguaje de diseño «Sporty&Advance» en la carrocería de cinco puertas y tamaño compacto. De hecho, se mantienen sus dimensiones exteriores, con una longitud de 4.475 mm, una anchura de 1.775 mm y una altura de 1.515 mm. Con una distancia entre ejes de 2.670 mm queda claro que se encuadra de lleno en el segmento C.
Como decíamos, visualmente es prácticamente igual, manteniendo ese estilo tan característico. En el frontal llama la atención la parrilla haxagonal que va surcada por un listón cromado y tiene el logotipo de Subaru en el centro. A ambos lados quedan unos faros que son LED de serie y que mantienen la firma lumínica en forma de C. En la parte baja, el paragolpes se rediseña y pasa a tener una toma de aire más alargada que se remata con unas molduras cromadas en ambas esquinas, pegadas a los antiniebla.
El lateral es la vista que menos cambia en el Impreza, pudiendo distinguirse únicamente por las llantas de 17 pulgadas en color gris antracita, que son la única opción. Por suerte, también se puede personalizar su carrocería con hasta siete colores, destacando dos nuevos tonos. La silueta es bien reconocible y el techo cuenta con una antena tipo aleta de tiburón que le da un toque deportivo.
Termina con una zaga en la que cambian ligeramente los pilotos traseros LED, que cuentan con una firma lumínica más personal, manteniendo la forma de C. También se podrá distinguir por los logotipos situados en la zona del portón. Por lo demás, un pequeño spoiler de techo, un paragolpes bastante voluptuoso y una especie de difusor en contraste que integra una única salida de escape.
Interior
Lo mismo ocurre en el habitáculo del Subaru Impreza ecoHybrid, que se mantiene como hasta el momento, con sus pros y sus contras. Desde la posición del conductor queda a mano un volante multifunción con bastantes botones para el control del crucero y la instrumentación. Tras él, hay un cuadro mixto, con dos grandes esferas a los laterales para la velocidad y las revoluciones, además de una pantalla de 4,2 pulgadas que hace las veces de ordenador de a bordo.
Se queda lejos de las instrumentaciones digitales tan extendidas y avanzadas que hay en otros rivales, pero tiene algo que el resto no tiene. Hablamos de la pantalla LCD a color de 6,3 pulgadas que está en la parte central del salpicadero y que es como otra especie de instrumentación con datos muy relevantes como el flujo de energía. Por debajo está la pantalla táctil principal de 8 pulgadas y con conectividad con Apple CarPlay y Android Auto.
Es más que suficiente para un coche de estas características aunque su tacto y sus gráficos están un poco por debajo de la media. Los controles de la climatización que quedan por debajo son analógicos, una buena noticia por su facilidad de uso. Otro aspecto que mejora en el Impreza ecoHybrid es la calidad percibida gracias a sus buenos acabados y materiales agradables como la tapicería de tela, el cuero del volante y la palanca de cambios o el plástico símil de carbono en múltiples zonas. No termina de convencer el acabado negro brillante de algunos puntos de la consola central.
En general, la sensación es de que estamos en un habitáculo muy espacioso para tratarse de un coche del segmento C. En las plazas delanteras va sobrado en todas las cotas y destaca la comodidad de los asientos, que además son calefactados de serie. También tiene un buen número de huevos portaobjetos de varios tamaños para facilitar la vida a los pasajeros.
Y las plazas traseras son de lo más destacado en este Impreza ecoHybrid. Están por encima de la media en cuando a espacio para las piernas y para la cabeza, de hecho, usuarios de hasta 1,90 metros podrían viajar sin mayor problema. La única pega sería la anchura y que la plaza central es insuficiente. Carece de forma y tiene un túnel de transmisión muy prominente, así que será mejor que viajen cuatro adultos en esta segunda fila.
Maletero
El maletero es uno de los grandes perjudicados en esta nueva variante híbrida del compacto. Se queda en 340 litros de capacidad, una cifra que está 45 litros por debajo de lo que tenía el de gasolina convencional hasta el momento (y lo mismo que el Impreza de GLP). Está algo por debajo de la media del segmento, pero lo intenta solventar con unas formas muy regulares y aprovechables, además de una boca de carga ancha y que no queda a una altura demasiado elevada.
Bajo el piso de este maletero no hay espacio para una rueda de repuesto, pero sí que hay un hueco bastante aprovechable para objetos pequeños y el kit antipinchazos. Destacar un detalle que nos ha gustado, que es la alfombrilla plástica del maletero, muy útil para no ensuciar ni destrozar esta superficie. Si necesitamos más espacio basta con abatir los asientos traseros en dos partes (60:40) y nos queda una superficie con hasta 919 litros de capacidad.
Equipamiento
Una de las principales novedades del Subaru Impreza ecoHybrid llega en su gama de equipamiento. Se reduce a su mínima expresión y se queda en un único acabado disponible en nuestro país. Se trata de uno con una dotación muy completa, el Urban, que ya cuenta con elementos exteriores como las llantas de 17 pulgadas, faros delanteros y traseros LED (delanteros adaptativos con lavafaros tipo pop-up), retrovisores eléctricos plegables con intermitentes integrados, cristales tintados o antena tipo aleta de tiburón.
En el interior sorprende aún más gracias a los asientos delanteros calefactables, pedales de aluminio, volante y palanca de cambios forrados en cuero, climatizador dual automático con filtro antipolvo, sistema multimedia con pantalla táctil de 8 pulgadas y conectividad con Apple CarPlay y Android Auto, Subaru Starlink, display multifunción altas prestaciones, levas de cambio en el volante, cámara de visión trasera o llave de acceso inteligente con botón de arranque.
Además de todo eso, también lleva de serie la tecnología EyeSight de la marca y que su nivel de seguridad será sobresaliente. Gracias a dos cámaras estereoscópicas con sensores CMOS montadas a ambos lados del espejo retrovisor se monitorizan las condiciones del tráficos y detecta otros vehículos, peatones y ciclistas. De este modo cuenta con ayudas a la conducción como la frenada pre-colisión, control de crucero adaptativo, aviso de salida de carril (y permanencia en él), función de control del acelerador y aviso de avance del coche delantero.
Motor
Aunque la principal novedad de este modelo se esconde bajo el capó. Donde antes había un motor 1.6 bóxer atmosférico de 117 CV, ahora hay otro bloque más grande, más potente y más eficiente. El Impreza ecoHybrid cuenta con un motor bóxer atmosférico de cuatro cilindros y 2.0 litros que llega hasta los 150 CV y 194 Nm de par. Se mantiene la transmisión Lineartronic, de tipo CVT, que además ahora integra un motor eléctrico de 12,3 kW de potencia (16,7 CV). Es el que le hacer ser híbrido y se alimenta a través de una batería de iones de litio de 0,6 kWh (118,4 V).
Como no podía ser de otra forma, el Subaru Impreza mantiene la tracción total permanente simétrica, la famosa Symmetrical All Wheel Drive que tantas alegrías ha dado a la marca japonesa en su historia. Se trata de los pocos compactos en mantener este tipo de tracción y lo hace de serie, siendo la única opción (como todo lo demás). De esta guisa, el Impreza ecoHybrid acelera de 0 a 100 km/h en 10 segundos y tiene una velocidad máxima de 197 km/h. Por otro lado, el consumo homologado es de 7,7 l/100km y las emisiones de CO2 de 174 g/km.
Comportamiento
Cuando nos ponemos al volante del Subaru Impreza ecoHybrid lo primero que llama la atención es su refinamiento. Ya era bueno en este aspecto gracias a la mecánica bóxer atmosférica, pero ahora que gana cilindrada este aspecto sale a relucir aún más. La insonorización del habitáculo es buena, un hecho que consigue que las transiciones entre el uso de ambas mecánicas sea casi imperceptible.
A este respecto hay que decir que este ejemplar se puede mover en modo eléctrico a velocidades por debajo de los 40 km/h y hasta 1,6 kilómetros de distancia, siempre que tenga carga en la batería. En cuanto se haga una demanda superior de potencia entra en juego el motor de gasolina. La gestión del sistema híbrido es muy inteligente y va distribuyendo la energía en función de las necesidades. Incluso llega a recargar la batería con la mecánica de combustión (además de con la frenada y con la inercia) para tener carga disponible.
En este tipo de motor siempre habíamos criticado la baja cifra de par, que hacía que al coche le faltara reactividad. En el Impreza ecoHybrid se solventa parcialmente el problema y da la sensación de tener mayor contundencia. La confianza para maniobras como adelantamientos o incorporaciones crece exponencialmente. Respecto al anterior Impreza no híbrido, se nota mucho más lleno a bajo y medio régimen, gracias también al apoyo adicional del sistema eléctrico.
Otro punto característico de los Subaru es la transmisión Lineartronic, de tipo CVT. En este caso tiene siete marchas prefijadas, por lo que ayuda a tener una sensación más natural. Incluso incorpora por primera vez levas en el volante que permite ir saltando entre esas marchas hipotéticas. Su refinamiento es ejemplar, es un cambio para quien no tenga pretensiones y quiera comodidad. Sin embargo, sigue teniendo las mismas pegas de siempre, pues no involucra al conductor tanto como una caja de doble embrague o de convertidor de par.
Tiene dos modos de conducción bien diferenciados gracias al sistema SI-Dirve. Con el Intelligent se busca una respuesta suave y confortable para contribuir a un consumo bajo. En el Sport se busca un comportamiento más contundente, sacando todo el potencial del modelo. No hay una diferencia abismal entre ellos, pero ayuda a cambiar un poco el carácter del coche. En cualquiera de los dos casos, hay que decir que el sistema eléctrico no apoya tanto como en otros híbridos debido a la tracción total.
Eso también hace que el consumo homologado sea superior a otros modelos con las mismas características. Aunque no pueda servir de precedente por la duración de la prueba, durante nuestra toma de contacto rondamos los 8,5 litros. La conducción fue mayormente por carreteras secundarias, si hubiésemos tenido más ciudad o autopista seguro que esa cifra bajaría algunas décimas.
A nivel de chasis, el Subaru Impreza ecoHybrid está muy bien resuelto. Destaca por su aplomo y equilibrio, siendo apto para la mayoría de situaciones. Invita más a una conducción tranquila que a una deportiva, pero cumple de forma notable gracias, en parte, a la Subaru Global Platform sobre la que se asienta. El esquema de suspensiones tiene un tarado muy acertado, aunque la dirección mantiene un nivel de asistencia bastante elevado.
Otro sistema que no pasa desapercibido en el Subaru Impreza ecoHybrid es el Active Torque Vectoring (ATV). Lo que hace básicamente es, durante una curva, aplicar una pequeña frenada en las ruedas interiores y un incremento de par a las exteriores. De esta forma elimina el subviraje y consigue un paso por curva más rápido y preciso. En todo caso, no tiene el carácter deportivo que estuvo presente en las anteriores generaciones.
Opinión coches.com
Muchas veces nos quejamos de la electrificación porque está inundando todo el sector. Para sobrevivir, los coches tienen que adoptarla y eso hace que se reduzcan las opciones y que vayan desapareciendo las versiones de combustión más tradicionales. Aunque en algunos vehículos sea un cambio a peor, el Subaru Impreza ecoHybrid nos demuestra que es justo lo que necesitaba y que ahora es mejor que su antecesor en prácticamente todos los sentidos.
No en el estético, ni en el tecnológico, ni en la habitabilidad; puntos que se mantienen como hasta ahora, sino en el comportamiento dinámico. Con el nuevo sistema de propulsión híbrido, además de beneficiarse de la etiqueta ECO de la DGT, presume de unas mejores prestaciones y consumos. Ligado a un chasis con una buena puesta a punto y a esa característica tracción total, se queda una opción muy interesante en el segmento. Parte de 31.250 euros incluyendo descuentos y ese único nivel de equipamiento tan completo.
- Interior espacioso
- Equipamiento completo de serie
- Tracción total simétrica
- Pierde maletero
- Solamente una opción mecánica
- Precio algo elevado
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