Atención, fabricantes de SUV premium. Si el Tesla Model S (ver prueba) ha sido capaz de robar buena parte de las ventas a las tradicionales berlinas de representación, ahora este SUV 100% eléctrico pretende hacerse con buena parte del pastel con una apuesta única en el mercado, que apuesta por batir a la competencia en diseño, prestaciones, ecología y seguridad.
El primer punto diferenciador es el diseño. Ante los agresivos y musculados modelos de la competencia, el Tesla Model X tiene pinta de buen chico (a algunos les parecerá que le falta garra). Es prácticamente idéntico al concept presentado en 2012, pues apenas cambia el frontal, ahora más aerodinámico y con una calandra cerrada. Hay guiños al mundo de los todoterreno, como los pasos de rueda protegidos por plástico oscuro, sobre las llantas de 19 pulgadas. En la zaga cuenta con un difusor y un alerón que se despliega automáticamente a medida que gana velocidad.
Pero, sin duda, la principal característica del diseño del Tesla Model X son sus puertas traseras tipo «alas de gaviota». Harán muy incómodo aparcar en una plaza estrecha (precisan de 30 cm libres para poder abrirse), pero con ellas el coche luce espectacular. La marca nos cuenta que su apertura es eléctrica (detecta cuándo te aproximas al coche para abrirse) y que cuentan con un detector de obstáculos y se detienen para evitar golpear algún objeto o persona que se interponga en su camino.
Antes de llegar a ellas, visto de frente, se encuentra el parabrisas más grande en un coche de producción, que se extiende hasta casi los respaldos de los asientos de la primera fila. Eso sin duda ayudará a inundar de luz el habitáculo.
El interior cuenta con capacidad para siete ocupantes, en disposición 2+3+2 (los pasajeros de la última fila van ahora sentados en sentido de la marcha). No falta la espectacular tableta, como en el Model S, desde la que controlar múltiples aspectos del coche, que ocupa prácticamente toda la consola central
Tesla Model X 2016. Motores
Pero este SUV eléctrico destaca por su sistema de propulsión y las baterías que lo alimentan, que van situadas bajo el piso para lograr tener el centro de gravedad más bajo del segmento. Al inicio de su comercialización, inminente, contará con dos versiones:
- Tesla Model X 90D: 524 CV. 413 km de autonomía.
- Tesla Model X P90D: 762 CV (con modo Ludicrous para mejorar la aceleración). 400 km de autonomía.
Las cifras de prestaciones, para un coche que pesa 2.470 kg son espectaculares. Acelera desde parado hasta 100 km/h en 3,2 segundos y alcanza una velocidad punta de 250 km/h. Prestaciones a la altura del nuevo Bentley Bentayga, Range Rover Sport SVR o el Porsche Cayenne Turbo S (le vencen en velocidad punta y probablemente, en comportamiento).
Todos estos datos están pendientes de homologación, así como la certificación de seguridad, si bien Elon Musk afirma que «obtendrá la mejor puntuación posible en todas las pruebas de choque a las que sea sometido». Cuida tanto de sus ocupantes que hasta evita que respiren agentes contaminantes. El sistema de climatización incluye un filtro de alta tecnologíaque atrapa la contaminación, incluso si se produjese «un ataque con armas bioquímicas» combinado con su gran aislamiento. Si alguna vez podemos probar el coche, nos saltaremos esta comprobación.
Su precio arranca en 132.000 dólares para el Tesla Model X P90D y el tope de gama supera los 142.000 dólares. Precio muy elevado, a la altura de los grandes referentes del lujo… que no ofrecen un sistema de propulsión similar.
No cuenta por ahora con rival directo en el mercado. Sí encontramos a la venta SUV híbridos enchufables, como el BMW X5 xDrive40e (306 CV), el Porsche Cayenne S E-Hybrid (416 CV) y al Volvo XC90 T8 Twin Engine (400 CV) y en primavera de 2016, llegará el Audi Q7 e-tron (373 CV con motor diésel). Más alejado se queda el Mitsubishi Outlander PHEV (203 CV).
Fuente: Tesla
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