Los coches compactos ya no son lo que eran. Son mejores. Siguen manteniendo su idiosincrasia, ser el coche perfecto para quien debe moverse a diario, con unas dimensiones comedidas, pero con buen aplomo a la hora de viajar en autovía o carreteras secundarias. Y pese a ello, el auge de los SUV los han ido arrinconando en ventas. A pesar de que sean buenos, como el Kia Ceed. Y más baratos que un SUV equivalente.
Este 2022 se puso al día la cuarta generación del Ceed. Las mejoras fueron notables respecto a su predecesor. Tanto en lo obvio y que toda marca realiza en una actualización: retoques estéticos, mejora de materiales interiores y tecnología… y además con un motor de gasolina intermedio, el 1.5 MHEV de 160 CV que no solo aporta más prestaciones, sino también menos gasto, como vimos en nuestra prueba a fondo:
¿Nuestras opiniones sobre el Kia Ceed? Pues que los diseñadores han acertado en esta actualización estética, sobre todo en la variante GT-Line que condujimos. Está también muy bien rematado y ofrece un espacio interior bastante amplio para su tamaño.
No se trata de un coche en marcha con una conducción tan directa como un Seat León o un Mazda 3, pero su puesta a punto es realmente equilibrada. Resulta agradable de conducir en cualquier lugar y la motorización es ideal si buscas una mesura entre prestaciones y consumos. Lo único achacable en este aspecto es el cambio automático, algo brusco en maniobras.
Que no es perfecto, que aún hay mucho negro piano en el interior (a ver si empieza a haber más semiconductores y se agota este material), y las versiones microhíbridas como estas pierden bastante maletero. Además, en cuanto llegue el Xceed la gente lo preferirá… aunque gaste más y sea más caro. Cosas del primer mundo.
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