Ya hemos indicado varias veces que Mazda quiere dar un paso adelante con el CX-60. Si la marca de Hiroshima llevaba ya tiempo por encima de las marcas generalistas en calidades interiores y tacto de conducción, ahora quiere ser considerada premium. Esta aventura comenzó a fraguarse, a nuestro modo de ver, con el MX-30, pero es ahora con este SUV grande cuando echan toda la carne en el asador.
Y es que este segmento es donde se libra la más dura batalla del mercado premium europeo, ahora que las berlinas van bajando ventas. Y ahí, a codearse con lo más granado de la automoción, llega el Mazda CX-60 PHEV, el primer híbrido enchufable de la marca, a dar guerra. En interiores y equipamiento tecnológico está claro que sí, aportando ese toque nipón que supone un soplo de frescura. Y en nuestra prueba vimos que logra un gran confort de marcha y eficiencia:
Ya indicábamos tras conducirlo dos veces que las plazas traseras son algo escasas para el tamaño del coche y, comparado con marcas premium europeas, no es posible configurar cada detalle del coche, algo que los compradores de este tipo de coches valoran, ya que les cuesta lo suyo. Y es que los 52.115 € de partida (60.000 del acabado Homura que condujimos) no lo hacen asequible para cualquiera… si bien resulta mucho más económico que otros SUV hibridos enchufables de alcurnia.
Ofrece buen rendimiento pero no consumos exageradamente bajos en carretera. Porque son los viajes donde más disfrutarás la comodidad de marcha y ahí el Mazda CX-60 diésel nos parece una opción más adecuada, si bien habrá de conformarse con la etiqueta ECO. ¿Mejorable? Pues le falta ese punto de agilidad en curva que sí tienen otros productos de la marca, como el veterano CX-5
Y sí, su precio puede parecer elevado, pero como ves en el cuadro superior, cuando lo comparas con modelos rivales esos resultan mucho más económicos que sus rivales, con más equipamiento de serie.
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