Hace ahora dos años que se lanzó el actual Toyota Corolla. La marca no sólo recuperaba una denominación histórica tras el parentesis Auris con una imagen exterior más atractiva. También presentaba su estrategia híbrida dual: dos variantes híbridas entre las que elegir: la básica de 125 CV y otra más ptente de 180 CV.
Lo interesante de este motor (que luego llegó al C-HR que probamos) es que no sólo se presenta más capaz, sino que «camufla» mejor las peculiariedades del sistema híbrido y de su transmisión, sin consumir mucho más. ¿Pero es deportivo? Lo intentamos descubrir en nuestra prueba del Toyota Corolla GR-Sport.
Este acabado le da un toque más deportivo al conjunto estéticamente, por dentro y por fuera. Sin que suponga en ningún momento que estás ante un coche radical, como los GR Supra o el GR Yaris.
Más allá del envoltorio, no creas que cambia dinámicamente demasiado respecto a la variante básica. Obviamente comparten la plataforma TNGA, un «molde» que va muy bien dinámicamente, con mucho aplomo y mucha rigidez, ya de serie. Suman unos modos de conducción más reactivos y un extra interesante, la suspensión adaptativa. Interesante no porque sume firmeza, de la que hace ya gala el Corolla, sino porque aporta confort cuando superas firmes más rotos y seguridad.
Lo malo es que este acabado no se ofrezca todavía con el Corolla Touring Sports, la carrocería familiar, que aporta ese extra de espacio detrás y de maletero, ámbitos donde no destaca el cinco puertas. Entenderíamos que no existiese un familiar GR (por más que nos gustaría), pero sí podría haber mercado para uno con imagen deportiva. ¿No crees?
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