Poco a poco los coches autónomos están dejando de ser una quimera para convertirse en una realidad más cercana. No es una enajenación transitoria. Hace tiempo que analizamos por qué los coches autónomos serán el principal negocio de Google (la empresa ya ha patentado incluso un proyecto de taxis autónomos), aunque todavía deberán resolver algunos problemas.
Y es que los coches autónomos llegarán antes de lo que piensas. El pasado verano, un Mercedes Clase S ya viajó sin conductor en Alemania. También Audi explora la conducción autónoma, Volvo pretende poner en circulación cien coches autónomos entre el tráfico real en 2017 y el Nissan Leaf también hace sus pinitos sin conductor. El cambio es imparable.
Esto nos ha generado una duda más que razonable. Una vez que esta tecnología de conducción autónoma sea fiable, segura y legal y veamos a los coches yendo y viniendo solos, ¿cuántos coches harán falta? Y es que con los coches autónomos mucha gente no necesitará tener coche en propiedad. Si alguien necesita ir a algún sitio, solicita un coche, que tras cumplir su misión irá a atender a otra persona.
Esos coches sin conductor estarán continuamente pululando por la ciudad, sin descanso. Malas noticias para taxistas, empresas de reparto… Y ¿también para la industria del automóvil? Porque necesitaremos menos vehículos. Hoy, un vehículo privado se usa menos del 10% del tiempo. El resto, está aparcado en algún lugar. Con una flota común de vehículos autónomos se podría aumentar exponencialmente las horas de uso por día de cada coche (como ocurre con los aviones, por ejemplo).
Si el uso del coche fuese más o menos estable a lo largo de todo el día y los viajes más o menos similares, sería fácil averiguar exactamente cuántos coches íbamos a necesitar. Pero no es así como funcionan las ciudades. En las horas punta todo el mundo viaja a la vez y tienden a ir en direcciones similares. Por eso los sistemas de bicicletas compartidas tienen que «reequilibrar» sus flotas en diferentes puntos a lo largo del día.
Ahora, un equipo de investigadores del MIT, Stanford, y la Alianza Singapur se han puesto manos a la obra para calcular cuántos coches necesitará una ciudad del futuro con conducción autónoma. Y han determinado que sólo necesitaremos alrededor de un tercio del número de vehículos que tenemos ahora.
Los investigadores, dirigidos por el profesor Emilio Frazzoli, estiman que una flota de 300.000 vehículos compartidos autónomos podría atender a toda la población de Singapur (casi seis millones de personas). Así se garantizan tiempos de espera máximos de 15 minutos de espera durante las horas punta (en las horas valle llegarían con 200.000, pero eso conllevaría esperas de más de una hora. En 2011 había 800.000 coches particulares en propiedad en esta ciudad.
Se decidió estudiar Singapur porque es una urbe con muchos datos sobre conducción y que, por sus características, es difícil aliviar sus atascos a largo plazo con medidas convencionales. Pero, además de resolver embotellamientos, supondría un ahorro de 15.000 dólares al año si se tienen en cuenta los costes de propiedad, mantenimiento… y los tiempos de espera en aparcamiento y atascos.
¿Significa esto que las ciudades del futuro necesitarán apenas un tercio de los coches que tienen ahora? Como diría un gallego… depende. De la demografía de cada ciudad, su geografía, los hábitos de uso de transporte público, la cultura… pero sin duda habrá cambios.
Fuente: MIT
Vía: The Guardian