Te lo contábamos hace un tiempo. Durante la última década han ido llegando una serie de herramientas tecnolócicas que ayudan a conducir de forma más simple y automatizada. Poco a poco, estas tecnologías han ido llegando a los coches de producción, más allá de marcas más lujosas. No es difícil encontrar coches con sistemas anticolisión, alerta de cambio de carril…
Pero un nuevo estudio, titulado Coches autónomos: la próxima revolución, sugiere que el siguiente paso, llevar esas tecnologías hacia vehículos totalmente autónomos, podrían llegar antes de lo que todos pensamos. Este estudio fue realizado por KPMG, en colaboración con el Centro de Investigación Automotriz, que rastrea las tendencias en la industria automotriz. Entrevistaron a más de 25 líderes en el campo de la automoción, incluyendo desarrolladores de tecnología, reguladores, académicos y otros.
Sus conclusión principal es que el ritmo de cambio se está acelerando y puede conducir a una verdadera revolución en la forma en que pensamos y utilizar los coches. Este párrafo está traducido de la introducción a su informe:
«Durante los últimos cien años, la innovación en el sector de la automoción ha traído grandes avances tecnológicos, lo que ha traído vehículos más seguros, más limpios, y más asequible. Pero en su mayor parte, desde que Henry Ford introdujo la línea de ensamblaje en movimiento, los cambios y la evolución han sido graduales. Ahora, en las primeras décadas del siglo XXI, la industria parece estar en la cúspide del cambio revolucionario con un potencial para remodelar radicalmente no sólo el panorama competitivo, sino también la forma en que interactuamos con los vehículos y, también, el diseño del futuro de nuestra las carreteras y ciudades».
Sí, la verdad es que suena todo un poco dramático. Pero no hay más que echar un vistazo al mundo para ver que los coches autónomos de Google ya han recorrido medio millón de km sin problemas. Incluso este tipo de vehículos ya son legales en el Estado de Nevada. Vemos que, al menos el primer paso, que es el más costoso, ya está dado. ¿Por qué ahora se aceleraría el despliegue de la tecnología autónoma? Estas son las cuatro razones que señalan en el informe:
- La dinámica del mercado: Como ya hemos señalado muchas veces antes, el mercado de automóviles está cambiando. Los conductores jóvenes pasan del coche en todo el mundo. Están más interesados en enviar mensajes de texto y mantenerse conectados con sus amigos que en conducir. A medida que estos consumidores ganen cuota de mercado, estarán llevando la carga hacia la automatización.Por otra parte, cosas como el coste de propiedad de automóviles, la necesidad de infraestructuras y la creciente congestión urbana está cambiando la manera en que pensamos sobre el transporte. A la larga, los encuestados sugieren que estos factores tendrán un impacto importante en la forma en que se diseñan las ciudades y en la forma de moverse en ellas.
- Convergencias: Todos estos mencionados ocurren justo en el momento en que la tecnología autónoma está empezando a entrar en su cuenta. Desde la ayuda al aparcamiento al control de crucero adaptativo, cada vez más coches vienen cargados de tecnología útil para los conductores.Pero ese tipo de tecnología se basa en sensores en un solo vehículo. Para ser todavía más útil, los vehículos deberían conectarse unos a otros en red. Este sistema ya está en pruebas en Estados Unidos y también hay varias experiencias en Europa. El éxito en la tecnología V2V (vehículo a vehículo) acelerará la implementación de coches autónomos.
- Adopción: La mayoría de los entrevistados en el estudio están de acuerdo en que no habrá un 100% de adopción de vehículos autónomos, al menos no en un futuro cercano. Dependerá de una serie de factores, como el precio, la comercialización, la legislación, y la disponibilidad.En el estudio establecen un supuesto (no demasiado conservadores ni agresivo) en que los vehículos autónomos serían tratados como vehículos de alta ocupación, por lo que circularían por su propio carril. En muchas ciudades ya se han dedicado carriles especiales, esto no requeriría una inversión masiva en la parte frontal de la infraestructura. Los vehículos autónomos pueden moverse en trenes de carretera, como los que recientemente ha probado Volvo en España. Con el tiempo, más carriles se podría dedicar a vehículos autónomos, gobiernos municipales, sin romper el banco para mantenerse al día.
- Implicaciones para la inversión: En última instancia, los vehículos autónomos ofrecerán un transporte más eficiente, con lo que eso supone de beneficio a consumidores, gobiernos y empresas. Un menor número de accidentes significará una menor demanda de servicios de emergencia. Menos atascos de tráfico significará mayor productividad. También habrá problemas. Menos accidentes significará menos demanda de acero, por ejemplo. Y el uso compartido de automóviles podría ser más común, lo que significa una menor demanda de propiedad de automóviles (algo que a los fabricantes, probablemente no le va a gustar).
En pocas palabras: al igual que cuando surgió la economía de Internet, la evolución del coche autónomo provocará grandes cambios en nuestra forma de vivir y hacer negocios. ¿Suena razonable?
Más información: Estudio de KMPG en pdf (30 páginas, una lectura muy interesante).