Si hay un propósito que deberíamos marcarnos cada año es el de cuidar más el coche. Esto va más allá de ser un apasionado o no del motor, ya que los cuidados supondrán, indudablemente, un ahorro. Se trata de detectar los problemas antes de que aparezcan y se conviertan en averías graves que supongan un buen desembolso de dinero.
No está de más revisar cada cierto tiempo algunos de los elementos del coche. En nuestra guía de mantenimiento de coche ya te explicábamos las diez claves para tener el coche a punto. En este sentido es tan importante el mantenimiento preventivo (antes de que muestre síntomas) como el mantenimiento correctivo (cuando algo comienza a fallar en el coche). Es peor aún, si cabe, no hacer caso de las señales que nos envía nuestro coche. Se trata de una máquina y no habla, pero sí podemos detectar fallos con nuestros cinco sentidos.
No hace demasiado realizábamos también un exhaustivo repaso a los averías más comunes en los coches. Y créenos cuando te decimos que muchas de ellas pueden solucionarse a tiempo, si sabemos detectarlas.
El coche se ilumina: indicadores de advertencia
Comencemos por lo más obvio. Los coches se comunican con sus conductores por medio del cuadro de instrumentos. Todo propietario de un vehículo debería saber entender ese lenguaje… que se explica claramente en el manual de instrucciones del vehículo.
Si una luz aparece y no te acuerdas, échale un ojo de nuevo, al menos para saber qué significa. No importa que el coche siga funcionando, aparentemente, con normalidad. Más vale acudir al taller cuando aparece una señal luminosa en el panel, pues nos indica que algo ha comenzado a fallar. Y ojo, que, al igual que el semáforo de nuestro logo, tras una luz naranja o amarilla de advertencia suele aparecer una roja… y en ocasiones eso supone que una grúa tenga que llevar el coche al taller.
Cada coche es un mundo (de ahí que recomendemos leer siempre el manual de instrucciones), pero lostestigos de alarma, representados en el cuadro en color rojo son bastante generícos. Cuando uno de ellos se enciende, normalmente se aconseja detener inmediatamente la marcha o, si no nos hemos arrancado, no comenzarla. Presta especial atención a estos:
- Testigo de fallo de batería: la batería o el sistema eléctrico presenta un fallo.
- Testigo de fallo de la dirección asistida: la dirección no presenta asistencia, necesario acudir al taller.
- Presión o nivel de aceite: el nivel de aceite es bajo o la presión de aceite no es la suficiente. Revisar el nivel ya que podemos romper el motor.
Los testigos de aviso (en color amarillo) muestran normalmente fallos en el vehículo que permitirán mantener la marcha, para acercarnos hasta el taller con alguna de las funciones limitadas. Conduce con precaución si aparecen estos símbolos
- Testigo de control de tracción/estabilidad: si está encendido, el control de tracción/estabilidad esta desconectado pero si parpadea, es que está funcionando ya que detecta una pérdida de tracción.
- Testigo precalentamiento diésel: encendido indica que está funcionando el sistema de precalentamiento del combustible diésel. Hay que esperar a que se apague para poner en marcha el motor. Si parpadea, fallo en el sistema de inyección o encendido.
- Testigo de pastillas de freno desgastadas.
- Testigo de fallo del ABS: Acude al taller con premura.
- Testigo de dirección asistida: la asistencia está limitada. Tu mecánico te indicará como
- Testigo de alumbrado: una de las lámparas exteriores se ha fundido.
- Fallo de motor: necesario ir al taller.
- Aceite o presión de aceite bajo: Es necesario comprobar el nivel de eceite.
- Testigo líquido limpiaparabrisas: es necesario rellenarlo.
- Testigo de presión de inflado de ruedas: Ya es obligatorio en los coches nuevos. Si se enciende, una de las ruedas presenta una presión insuficiente o bien existe un fallo en el sistema.
El coche cojea: neumáticos
Pues sí, las ruedas hablan… con un lenguaje un tanto especial. Echa un ojo a los neumáticos. Verás que se desgastan de forma irregular (auque no le pase nada al coche). Suele gastarse más el neumático delantero izquierdo y los neumáticos del eje motriz se suelen desgastar antes que los neumáticos del eje libre. Es por eso que se recomienda siempre rotar los neumáticos (de un eje a otro y de derecha a izquierda, siempre que no lo desaconseje el fabricante y que el tamaño de las gomas lo permita), cada 15.000 km.
No obstante, conviene que mires los neumaticos para ver si se produce otro tipo de desgaste, que indica problema a la vista:
Desgaste en un lado
Si un neumático se gasta por el interior o el exterior de la banda de rodadura significa que la dirección está desalineada. Toca pasar por el taller y alinearla. Ahorrarás en neumáticos, que no son precisamente baratos.
Desgaste mayor por el exterior
Cuando las ruedas se gasta más, en un plano inclinado suave de la banda de rodadura, sin que esté la dirección desalineada, lo que ocurre es que se suele pasar a velocidad altas por las curvas. El coche apoya más hacia fuera en la curva… así que hay que procurar tomar las rotondas y curvas más despacio.
Desgaste en diagonal a 45 grados)
Aparece (no es muy habitual) en las ruedas izquierdas, sobre todo en coches de tracción delantera. Suele ocurrir cuando se pasa a menudo por carreteras con demasiada pendiente para evacuar el agua (el coche no pisa en horizontal). Toca visitar el taller, pero si lo detectas a tiempo, una rotación de gomas será suficiente.
Desgaste en bandas transversales de la banda de rodadura
Lo más habitiual es que la rueda está mal equilibrada. En un taller la volverán a equilibrar de nuevo.
Desgaste irregular
Si aparecen manchas en la banda de rodadura, sin orden aparente, suele indicar amortiguadores en muy mal estado. Puedes detectar problemas en los amortiguadores, que también hablan de otras formas.
Desgaste plano y localizado
La expresión «hacer un plano”, se genera cuando se da un frenazo muy brusco, en el que se bloquean las ruedas y deslizan sobre el asfalto. Si no es muy grave no tiene porqué hacerse nada, pero podría notarse cierta vibración en la dirección… ante lo que deberás cambiar el neumático por uno nuevo. Otro motivo puede ser que haya algún problema en los frenos. No está de más pasar por el taller para descartarlo.
Desgaste en dientes de sierra
Es muy habitual y no supone un gran problema. Se generan sobre todo al hacer viajes largos por vías rápidas, con pocas curvas y a velocidad constante. Si el escalonado es muy grande (algo muy extraño), debería investigar un mecánico qué sucede.
Un desgaste irregular también puede ser debido a una presión inadecuada del neumático, Sin una presión adecuada los neumáticos, uno de los componentes del triángulo de seguridad, pierde toda su eficacia. Se recomienda revisar la presión una vez al mes (sobre todo cuando cambian las temperaturas). Si entre revisiones observas que existe una pérdida constante de presión, es posible que haya algún objeto clavado en la banda de rodadura o que pierda presión por la válvula. Ya de paso, comprueba también el desgaste de neumáticos. Además de por seguridad, te pueden multar por circular con nuemáticos con menos de 1,6 mm de dibujo. Existen testigos a lo largo de toda la banda de rodadura que indican el límite de desgaste.
El coche se tuerce: amortiguadores
Ya habíamos hablado de detectar problemas de los amortiguadores, pero son un elemento de seguridad tan importante que te contamos las tres formas principales en que nos hablan para indicarnos que algo falla en este elemento, uno de los vértices del triángulo de seguridad del coche:
- Si percibes que se producen oscilaciones al conducir, o si observas manchas de aceite al mirar detrás de las ruedas.
- Si, al frenar en seco, el vehículo se hunde más hacia la parte frontal, se desvía hacia los lados o es difícil de dominar.
- Si al conducir el volante vibra, aunque el pavimento esté en buen estado… acude a tu taller y ahorrate un susto.
- Si oyes un martilleo inconstante, suele significar que hay algún problema con la suspensión o un rodamiento.
El coche chilla: correas y frenos
Si tu vehículo no está en buenas condiciones, probablemente suene de un modo diferente. Es su forma de quejarse. Cuando el sonido es agudo (a veces llega a ser insoportable), suele provenir de fallos en las correas. Son una serie de traillas de caucho negro, que se encargan de que funcione la mayoría de los elementos del vehículo que no son eléctricos (la bomba de la dirección o el alternador).
La rotura de estas correas de servicio no suele suponer un gran problema… a no ser que hablemos de la correa de distribución (algunos vehículos cuentan con distribución por cadena, prácticamente irrompible). Esta última debe ser revisada cuando lleves el coche al taller, así como sustituirla cuando recomiendde el fabricante. El resto, puedes echar un vistazo en busca de grietas y, si no ves nada y el sonido persiste, trata de fïjarte si suena cuando se activa el aire acondicionado, al girar la dirección, o cuando arranca el ventilador del radiador.
Los chirríos suelen provenir de los frenos. Sobre todo del conjunto del freno de disco y por eso lo oyes al frenar. Se soluciona limpiando los frenos y recargando el líquido de frenos. Son operaciones de mantenimiento sencillas… no aptas para principiantes. Esos “chillidos” tan molestos vienen de las ranuras en las caras del rotor de los frenos de disco. Un rotor deformado puede ser el problema que buscas. Si es así, tendrás que cambiarlo.
Con los frenos hay un problema grave. Aunque resultan claves en la conducción, más del 86% de los conductores no sabe detectar si tienen problemas con ellos. Te puede interesar este artículo con diez consejos para mantener los frenos en buen estado.
El coche gotea: aceites y líquidos
Dicen que cuando un niño se orina en la cama a ciertas edades es síntoma de un problema. Los coches no orinan, pero a veces dejan rastros de líquidos que indican que requieren de nuestra atención. Una mancha pequeña y puntual puede no ser necesariamente importante (si bien es indicio de fuga). Cuando el problema persiste, es cuando hay que empezar a preocuparse.
Cuando las manchas son negruzcas, posiblemente sea una junta en mal estado y la mancha será bastante grande. Hace apenas un mes te contábamos todos los mitos sobre lubricantes del coche, así como las claves para cambiar el aceite al coche tú mismo con todas las garantías. Uno de los mejores hábitos para la salud del coche comprobar a menudo el nivel de aceite del cárter. Si es bajo, además de rellenar con un aceite de similares características (ver los mejores aceites para el motor de tu coche), habrá que comprobar qué ocurre. También puede ocurrir que queme aceite… y claro, entonces aparecerá un humo azul. En este artículo te enseñamos a detectar problemas en función del color del humo del escape.
Si la mancha es de color azul claro, verde/amarillo o naranja, se trata del anticongelante. Puede que el motor de tu coche haya sufrido un sobrecalenetamiento o que existe una fuga (en el radiador o en la bomba de agua). Comprobar el nivel es muy sencillo (si está bajo, se encenderá un testigo) Basta con mirar, en frío, que el nivel de líquido refrigerante (un depósito blanco translúcido, visible) se encuentre entre las marcas señaladas.
Cuando la salpicadura es de líquido aceitoso rojizo, la fuga pertenece al sistema de dirección asistida o la transmisión. Cuenta con una varilla para medir su nivel, similar al del aceite. Se trata de un líquido de color rojizo translucido. Si al verificar el nivel tiende a negro e incluso notamos cierto olor a quemado, es síntoma de que los discos de embrague patinan, generando una fricción excesiva que llega a quemar el aceite. Puede ser más claro de lo normal. Eso significa, habitualmente, que se mezcla con líquido refrigerante, que puede dañar las juntas de goma. Toca localizar la fuga.
Si el charco es de agua, tranquilo. Suele ser el agua producida por la condensación del aire acondicionado, o procedente de desagüe.