Imaginaos la situación: Vais tranquilamente de viaje de fin de semana con vuestra familia. El destino es esa bucólica casa rural que llevas varias semanas buscando a través de Internet. El ambiente dentro de vuestro vehículo es relajado y tranquilo porque pensáis abandonar por unas horas el trajín de la ciudad y pasar un par de días de relax, en contacto con la naturaleza. La primera parte del viaje transcurre sin mayores incidencias en la conducción, aparte del consabido atasco de salida, con un tráfico que a medida que trascurren los kilómetros se va tornando más fluido.
Ha llegado el momento de abandonar la autovía y tomar un desvío que, mediante una carretera nacional, nos llevará finalmente a nuestro destino. El cielo se ha ido encapotando y comienza a llover levemente, pero piensas que es algo pasajero y no por ello te vas a amargar… ¿al fin y al cabo no venías de relax? La carretera cada vez va adoptando formas más sinuosas y a pesar de que, excepcionalmente (dado el nulo mantenimiento), el estado del asfalto es bueno, te tomas las cosas con calma, no sobrepasando en ningún momento los límites de velocidad. Los niños atrás ríen viendo la última película de Disney en el DVD portátil…
Repentinamente, tras un cambio de rasante, ves, con estupor que los vehículos que te precedían se encuentran totalmente detenidos, ha sucedido un pequeño accidente por alcance instantes antes y aún no ha dado tiempo a señalizarlo adecuadamente advirtiendo a los que vienen por detrás. A pesar de cumplir todas las normas de tráfico te encuentras en una situación extrema, circulando a 90 km/h, con el piso mojado y algunos vehículos ocupando, varios metros más adelante, el carril por el que circulas. Aunque aprietes a fondo el pedal del freno no hay tiempo (y sobre todo espacio) para detener el coche sin impactar con ellos. Tienes un vehículo moderno, con gran número de ayudas a la conducción y diversos dispositivos que contribuyen a mejorar la seguridad activa y pasiva. Pero ¿qué es lo que deberías hacer en una situación como esta?
Desafortunadamente escenarios parecidos se producen más a menudo de lo que creemos y por muy inteligentes que sean nuestros vehículos hay situaciones que no se pueden salvar a no ser que en los primeros instantes la reacción del conductor sea la correcta. La única forma de conseguir esto es con práctica, viviendo estas situaciones que disparan nuestra adrenalina en un entorno controlado y sin peligro alguno para repetirlas cuantas veces sea necesario hasta que se conviertan en un acto reflejo automático.
Lo lógico sería que nadie pudiese aprobar el carnet de conducir sin haber superado, aunque sea una sola vez, este tipo de situaciones, pero la Administración española no está por la labor de modificar la ley en este sentido y prefieren seguir invirtiendo en “máquinas de recaudar” para cazarte cuando hayas superado mínimamente los 50 km/h en una vía de circunvalación de tres carriles y sin tráfico, con el único fin de seguir engordando sus vacías arcas.
Por lo tanto la única forma de entrenar estas situaciones es realizando uno de los muchos cursos de conducción segura que diversos organismos privados como escuelas de conducción, circuitos, aseguradoras o, sobre todo, algunas marcas de automóviles, realizan a lo largo del año. En ellos, unas veces por invitación, y en otros casos pagando cantidades muy reducidas, nos pondremos a los mandos de los últimos modelos de cada firma, nos explicarán claramente el funcionamiento de los vehículos, nos mostrarán los dispositivos que nos “ayudarán” a evitar o minimizar los daños y, sobre todo, enseñarán a nuestro cerebro a interpretar correctamente todas las “señales” que nos permitirán, en un momento dado, incluso, salvar nuestras vidas y las de nuestros pasajeros. ¿No os parece suficiente?
Nosotros ya os contamos el año pasado nuestra experiencia en uno de estos cursos de conducción, y de cara a la presente campaña veraniega hemos decidido repetir la experiencia con otra marca, pues “nunca se termina de aprender”. Para la ocasión respondimos a la invitación que Mercedes-Benz nos había cursado y acudimos en una soleada mañana de sábado al madrileño Circuito del Jarama donde, bajo la supervisión de los monitores de la prestigiosa Escuela de Conducción del RACE, íbamos a pasar una “atareada” jornada.
No os creáis que íbamos a estar de paseo, el planning, perfectamente organizado, comenzaba a las 08:30 con la bienvenida a los asistentes, un frugal pero variado desayuno (no conviene pasarse en este sentido, para poder dar el 100% en la pista), y la charla inicial por parte del Director de la Escuela, Ernesto Nava, que nos presentó a los monitores que nos iban a acompañar, las diversas actividades que realizaríamos y la formación de los grupos de 4 personas en que nos distribuiríamos por las diferentes zonas de las instalaciones permanentes que en el Circuito del Jarama tienen preparadas al efecto.
En el grupo en el que estábamos incluidos nos tocó en suerte comenzar por el ejercicio de la FRENADA ASIMÉTRICA. Lo realizamos a bordo de uno de los nuevos Mercedes-Benz Clase E Coupé. En esta prueba se circula por una superficie que tiene diferente adherencia en las ruedas de un lado con respecto a las del otro, siempre con piso mojado, teniendo que realizar una frenada de emergencia en una mínima distancia, pues sino nos chocaremos con un camión simulado que se encuentra al final. En tales circunstancias viviremos las reacciones extremas que producen en el vehículo. Comprenderemos el funcionamiento tanto del ABS, del BAS, como del ESP. Aprenderemos a frenar con precisión y a evaluar correctamente tanto la velocidad como la distancia. Las velocidades son medidas mediante células fotoeléctricas y el ejercicio final consiste en pasar a la máxima velocidad posible, para a continuación frenar, apurando al máximo, pero sin llegar a tocar el camión simulado. Cualquier error nos penalizaría para la clasificación final, que tendría un “premio” muy especial.
Una vez concluimos este primer ejercicio nos encaminamos, sin solución de continuidad al siguiente. Se trataba de la FRENADA CON ESQUIVA, donde se simula una frenada de emergencia con un vehículo en cuya trayectoria se interpone un obstáculo ¿os suena de algo?, de forma que para salvarlo tendremos que buscar rápidamente una escapatoria, indicada aleatoriamente por unos semáforos colocados al fondo. Aquí entrenaremos nuestra capacidad de reacción, la forma de sujetar el volante y la manera más adecuada de frenar. Veremos cómo actúan el ABS, el BAS y la dirección electromecánica. En esta ocasión el modelo empleado fue el Mercedes-Benz CLS Shooting Brake. También se miden las velocidades máximas mediante células fotoeléctricas, computando para el resultado final.
El tercer ejercicio, era sumamente divertido, pero a la vez sumamente exigente, el conocido como CIRCUITO MICKY MOUSE, en el que a bordo de un Mercedes-Benz Clase A se cubre un recorrido plagado de conos, estrecho, con curvas de todo tipo en el que hemos de estar plenamente concentrados, aguzando todos los sentidos, especialmente la vista, y donde deberemos estar particularmente hábiles con el volante, coordinándolo simultáneamente con el freno y el acelerador, para tratar de realizar la totalidad del recorrido en el menor tiempo posible, eso sí, sin tirar ningún cono so pena de una importante penalización en tiempo. Aquí pondremos en serios aprietos el ESP.
La siguiente prueba resultaba sumamente espectacular, por desarrollarse con un Mercedes-Benz SL Roadster sobre un círculo de adherencia, es lo que conocemos como CONTROL DE SUBVIRAJE Y SOBREVIRAJE. Con este potente tracción trasera, con gran parte de las ayudas “inhibidas”, se convierte en una estimulante máquina de derrapaje controlado. Hay que “jugar” con las inercias y ser muy sensible tanto con el volante como con el acelerador. Posteriormente se repite la prueba con todas las ayudas conectadas (ASR y ESP). Sin duda resulta muy efectivo, pero mucho menos divertido.
La última de las pruebas estándar se llevaba a cabo con un más sencillo Mercedes-Benz Clase B idéntico al que hace poco tuvimos oportunidad de probar para todos vosotros, pero no por ello resultaba menos estimulante. En ella se pone a prueba nuestro CONTROL DE LA ESTABILIDAD, es decir sobre un circuito de baja adherencia con las ayudas desconectadas primero, y conectadas después, intentaremos realizar el recorrido jugando con las inercias, la aplicación de la potencia y optimizando la trazada para no perder tiempo e intentar ser los más rápidos, a la vez que comprendemos los límites de adherencia y probamos a fondo el sistema ESP.
La jornada llegaba casi a su fin con una interesante charla, por parte de Ernesto Nava, sobre un elemento que se descuida muy a menudo, pero que resulta fundamental a la hora de disfrutar de una conducción segura, nos referimos evidentemente al neumático, pues se trata del punto de contacto final entre nuestro vehículo y el pavimento, y de su estado dependerá el que el resto de ayudas electrónicas funcionen correctamente es su labor de salvarnos de la “catástrofe”.
Por último llegaba la “sorpresa” antes comentada. Se trataba de realizar una mezcla de todos los ejercicios anteriormente descritos, pero divididos todos los participantes en dos grupos. Los que habían conseguido mejores puntuaciones lo harían a los mandos de un espectacular Mercedes-Benz C63 AMG (de nada menos que 457 CV y un sonido de escapes embriagador), mientras que el resto lo llevarían a cabo tras el volante de un Mercedes-Benz SLK 55 AMG (de 421 CV), lo cual tampoco estaba nada mal.
Había llegado el momento de poner a prueba todo lo aprendido a los mandos de modelos mucho más potentes que los utilizados en el resto de las pruebas y sobre todo de los que conducimos habitualmente (salvo honrosas excepciones…). Los monitores de la Escuela de Conducción del RACE sacaron a relucir todo su buen hacer e hicieron una demostración previa… Y la verdad es que fue todo un espectáculo que tardaremos en olvidar. Luego quien más quien menos trató de emularles, eso sí, sin desconectar las ayudas electrónicas, con resultados muy diferentes…
Una distendida “recopilación final” de todo lo aprendido, la lógica batería de preguntas para aclarar las últimas dudas y la entrega de diplomas sirvieron para despedir esta interesante experiencia.
En fin, y como conclusión final, decirte que si nunca has vivido situaciones comprometidas de este tipo (e incluso más peligrosas) en carretera abierta, nos alegramos por ti, pero entonces es probable que estés más cerca de sufrirlas, por pura cuestión estadística (entre los que andamos en moto decimos que hay dos tipos de motero: el que ha tenido un accidente y el que lo va a tener…). Si ya lo has sufrido, entonces sabrás de lo que estamos hablando… Si de verdad quieres a un familiar, a un amigo, a tu cónyuge, o a tu hijo, que acaba de sacar la carrera con excelentes notas, y que se pasa media vida en la carretera, ¿se te ocurre algo mejor para regalarle en su cumpleaños, aniversario, o sin ningún motivo especial? Seguramente serán los 250 € mejor invertidos en mucho tiempo. No te lo pienses tanto, seguro que encuentras uno próximo a tu domicilio.
Los cursos Mercedes-Benz se celebran en el Circuito del Jarama (Madrid) del 14 de mayo al 18 de junio, en el Circuito de Catalunya (Barcelona) del 24 de junio al 10 de julio, en el Circuito de Cheste (Valencia) del 8 al 12 de septiembre y en el Circuito de Jerez del 23 al 27 de septiembre.
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